Vivimos en un mundo donde los paradigmas que antes nos definían están cambiando a un ritmo vertiginoso para crear –depende de cómo se encaren– tanto oportunidades como amenazas. Y la ganadería argentina y mundial no está al margen de estos rápidos cambios.
Esta semana, luego de liderar la comisión de Ganadería de CREA durante más de un lustro, José Lizzi brindó en la sede porteña de la institución su última charla como titular de esa posición para asumir nuevos desafíos, aunque seguirá estando en contacto con la red CREA.
“El paradigma que nos trajo hasta acá es el maltusiano y, si bien ya está obsoleto, sigue siendo una pesada mochila”, afirmó José en referencia a la teoría de Thomas Malthus que postulaba que la población humana crecería de manera exponencial, mientras que los recursos para alimentarla lo harían de manera lineal para promover el hambre.
La realidad es que el desarrollo logrado por la civilización permitió incrementar la cantidad de alimentos producidos para abastecer a la totalidad de la población mundial y que los problemas de desnutrición no son producto de la falta de oferta, sino de conflictos políticos y problemas económicos. Es decir, el problema no radica en la producción, sino en la distribución y el acceso.
¿Hacia dónde va la ganadería?
En ese sentido, el especialista indicó que el nuevo paradigma no debe estar enfocado en el aumento progresivo de la producción, sino en la generación de valor. Se trata de un concepto que, si bien no excluye lo productivo, incluye muchas otras dimensiones tanto fácticas como simbólicas. “Las empresas agropecuarias deben ser vistas como agentes creadores de valor”, afirmó.
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Cristian Feldkamp (izquierda), director ejecutivo de CREA, junto a José Lizzi.
“Estamos siendo bombardeados por un montón de amenazas discursivas y nuevas narrativas, producto de estrategias comunicacionales, que erosionan nuestra imagen; el relato mata el dato”, señaló José.
Para cambiar esta percepción, es esencial construir una narrativa que resalte la importancia y el impacto de la ganadería en la vida de las personas. “La historia y el propósito detrás de lo que hacemos es tan importante como los datos y las cifras”, argumentó
Uno de los aspectos fundamentales que José subrayó es el rol esencial de la ganadería en el cuidado de la soberanía nacional, dado que en la Argentina el sector pecuario es el que ocupa la mayor extensión territorial.
“Los ganaderos no sólo producimos alimentos y divisas, sino que también actuamos como custodios del paisaje y garantizamos la plena ocupación del territorio y de las fronteras del país, especialmente en áreas donde el Estado tiene presencia limitada”, resaltó.
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Un activo cultural
La ganadería es un activo cultural que no sólo define nuestras costumbres y rituales sociales, sino que además es reconocido como tal por gran parte de las personas que habitan en el resto del mundo. La carne y el fútbol argentino son marcas globales que, si hubiese que crearlas desde cero, serían imposibles de financiar por su elevado costo.
El sector agropecuario y cárnico también tiene un rol fundamental en la generación de empleo, con más de 430.000 personas trabajando en la actividad en todas las provincias del país. Ese valor, sin embargo, no siempre es reconocido ni suficientemente promovido en el discurso público.
“Debemos valorar y potenciar el trabajo que el sector genera, mostrando que la ganadería no sólo es una fuente de riqueza económica, sino también de desarrollo social para muchísima gente”, remarcó.
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Otro aspecto clave para que la actividad sea sostenible, explicó el experto, es salir del juego de suma cero para generar valor de manera constante –tanto en el mercado interno como externo– y así promover un mayor ingreso en todos los eslabones de la cadena.
Al respecto, resulta clave mejorar la productividad y la eficiencia en el sector por medio de metodologías comprobadas con el propósito de reducir brechas productivas.
“El sector ganadero enfrenta hoy una barrera de entrada significativa. Para iniciar una actividad ganadera se requieren grandes inversiones, lo que dificulta que nuevos actores, especialmente los más jóvenes, se involucren en el negocio. Si el sector quiere asegurar su futuro, es fundamental crear mecanismos que faciliten la inversión”, comentó.
Innovación tecnológica: una clave
Tal como sucedió en la lechería con los tambos robotizados y los sistemas voluntarios de ordeñe, la innovación tecnológica y la avanzada digital pueden representar una oportunidad para impulsar interés de los jóvenes en la actividad ganadera.
“De todas maneras, si no somos capaces de construir una narrativa que haga atractivo el trabajo en el campo, corremos el riesgo de perder a la próxima generación de productores ganaderos”, manifestó.
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El avance digital puede ser una excelente forma de atraer a las nuevas generaciones hacia el sector agropecuario al ofrecerles herramientas modernas y un enfoque innovador de trabajo. Es necesario, por tanto, reforzar la capacitación y la educación en nuevas tecnologías para asegurar que el sector siga siendo competitivo y atractivo.
En ese sentido, el especialista dijo que la red CREA representa un ámbito propicio para hacer frente a los desafíos que la ganadería tiene por delante al trabajar de manera integrada para inspirar a personas, potenciar empresas e impulsar el desarrollo de comunidades.