18 de abril de 2025 en Buenos Aires

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Ganadería argentina: análisis de la campaña 2023/24

Un análisis exhaustivo del último ciclo ganadero, donde se abordaron aspectos clave como el manejo del forraje, la eficiencia reproductiva y la rentabilidad de la actividad.

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Por CREA Región Córdoba Norte | COR

La región Córdoba Norte de CREA realizó una jornada de actualización técnica en el campus norte de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) donde se presentaron los resultados de la última campaña ganadera (2023/24). El evento, que contó con la participación de más de 250 productores de la provincia de Córdoba, se destacó tanto por el innovador formato como por la diversidad de charlas técnicas ofrecidas. Los asistentes pudieron acceder a presentaciones sobre ganadería, tecnologías, inteligencia artificial, energías renovables y el uso de drones, temas clave para mejorar la gestión de la actividad.

La exposición del informe ganadero estuvo a cargo de Osvaldo Luna, asesor del CREA Ganaderos del Noroeste, quien destacó la importancia de medir y generar información. "Este enfoque es central en el marco de la estrategia de los grupos CREA, ya que los datos obtenidos mediante mediciones específicas permiten identificar áreas de mejora y planificar estrategias de gestión más efectivas", destacó. Además, durante su disertación dio a conocer indicadores clave para explicar el desempeño de la ganadería en la región durante la última campaña.

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Osvaldo Luna. Ganadería argentina: análisis de la campaña 2023/24

Osvaldo Luna. Ganadería argentina: análisis de la campaña 2023/24

Variabilidad y desafíos económicos

El análisis presentado por Luna incluyó datos de 24 empresas ganaderas que operan en la región Córdoba Norte y en el sur de Santiago del Estero. Estas empresas presentan una gran diversidad en sus sistemas de producción debido, en parte, a la variabilidad ambiental, con grandes diferencias en las precipitaciones que repercuten en el rendimiento forrajero y en la carga animal. El asesor explicó que “al analizar el contexto económico, podemos ver el impacto de diversas variables en el negocio ganadero”, subrayando la complejidad de gestionar empresas en un entorno volátil.

Durante el último año, variables económicas clave, como la inflación, el tipo de cambio y los precios de productos esenciales (como el capón, los granos y la leche) fluctuaron de manera significativa, lo que afectó directamente los costos y la rentabilidad del sector ganadero. Por su parte, la variabilidad climática fue otro factor determinante:mientras en el oeste de Córdoba Norte las precipitaciones alcanzaron apenas los 300-400 milímetros, en el este superaron los 800, lo que repercutió de manera notable en la disponibilidad de forraje y, por ende, en los resultados productivos.

El comportamiento de las pasturas fue otro de los aspectos abordados en la jornada. A través del tablero forrajero CREA, que impulsa la Comisión de Ganadería de la red CREA, se identificó el rendimiento de diferentes tipos de pasturas en función de las condiciones climáticas. Este análisis incluyó variedades como Gatton panic, Grama rhodes y alfalfa, cada una con un rendimiento específico y adaptaciones distintas a las variaciones climáticas de la región.

  • Gatton panic: Esta pastura mostró un rendimiento destacado en zonas con precipitaciones abundantes, superando el crecimiento promedio registrado en campañas anteriores. Gracias a su resistencia, logró ofrecer una disponibilidad constante de forraje, siendo clave para la alimentación en sistemas ganaderos intensivos.
  • Grama rhodes: Aunque adaptada a condiciones más severas, su rendimiento fue moderado en zonas de menor precipitación, cumpliendo con las expectativas en cuanto a la producción de forraje. En áreas con menos lluvias, el crecimiento fue limitado, pero se mantuvo en niveles adecuados para satisfacer las necesidades básicas de los sistemas ganaderos extensivos.
  • Alfalfa: Esta pastura sobresalió en áreas con mejores condiciones de humedad, con un rendimiento superior a la media histórica. La alfalfa permitió aumentar la calidad de la dieta del ganado en sistemas intensivos, al brindar un forraje de alta calidad que complementó eficientemente otros recursos forrajeros.

Durante la jornada también se presentaron los resultados de los ensayos de silaje de maíz y sorgo, que se realizan por tercer año consecutivo para evaluar su rendimiento y calidad como recurso forrajero en la región. En estos ensayos, el silaje de sorgo obtuvo un rendimiento mayor, mientras el maíz arrojó la mejor calidad nutricional, a pesar del ataque de Spiroplasma. “Como mensaje, recomendamos combinar materiales de sorgo y maíz, pensando en la flexibilidad y en diversificar riesgos para la campaña”, dijo Luna. Indicadores productivos

Uno de los indicadores clave que se presentaron durante la jornada fue el porcentaje de preñez y destete, fundamentales para evaluar la eficiencia reproductiva de los sistemas ganaderos. Este análisis se realizó con el aporte de datos de 18 empresas CREA, lo que permitió obtener una visión detallada del rendimiento en distintas explotaciones. Luna explicó que “este año logramos un promedio del 88% en preñez y del 77,5% en destete, valores estables en comparación con años anteriores”. Sin embargo, señaló que “hay una variabilidad significativa entre empresas”, lo cual indica que algunas de ellas enfrentaron mayores dificultades, posiblemente debido a la falta de recursos forrajeros o a problemas en la gestión reproductiva.

El análisis también incluyó datos detallados sobre el peso al destete, un factor crucial para medir el rendimiento productivo de cada sistema. En la última campaña, el promedio de peso al destete fue de 157 kilos, mientras que el aumento diario de peso vivo (ADPV) de los terneros al pie de la madre alcanzó los 0.74 kg/día. En comparación con la campaña anterior, en la que el peso promedio al destete fue de 169 kg/cab y el ADPV fue de 0.68 kg/día, estos valores representan una leve mejora. Sin embargo, se observaron diferencias significativas entre empresas: mientras algunas alcanzaron un ADPV superior a los 0.8 kg/día, otras quedaron por debajo de los 0.5 kg/día. Esta variabilidad resalta la importancia de ajustar prácticas de manejo y de nutrición según las características de cada empresa, buscando maximizar la ganancia de peso en los terneros. Estas mediciones permiten identificar oportunidades para implementar tecnologías y prácticas que optimicen el crecimiento y la eficiencia en los sistemas de cría ganadera.

El indicador de producción de carne por hectárea y carga ganadera es otro de los parámetros esenciales que CREA utiliza para medir la eficiencia de las empresas. En promedio, se alcanzó una producción de carne de 112 kilos por hectárea, con una carga promedio de 0,58 vacas/ha. Sin embargo, se observaron variaciones significativas entre las empresas y los diferentes sistemas productivos: algunas explotaciones intensivas alcanzaron hasta 500 kilos de carne por hectárea, mientras que otras, con sistemas extensivos o limitados por recursos forrajeros, produjeron menos (40 kg/ha). Comparado con el año anterior, en el cual la producción promedio fue de 200 kilos por hectárea y la carga fue de 1 cabeza por hectárea, estos datos reflejan una mejora general en los resultados.

Luna destacó que “existe una relación estrecha entre la carga y la producción de carne”, lo que implica que aumentar la densidad de animales puede elevar la producción, siempre y cuando se optimicen los recursos forrajeros disponibles. En la última campaña, el tacto realizado en las empresas CREA mostró una merma en el porcentaje de preñez, alcanzando un 84%, en contraste con el 88% registrado en la campaña previa. Esta disminución indica desafíos adicionales en la temporada, tales como limitaciones en recursos forrajeros y condiciones climáticas adversas en algunas zonas.

Además, se discutió la relación entre la cantidad de operarios y la productividad de carne. En promedio, la región reportó una producción de 49.000 kg de carne por operario, con variaciones significativas entre empresas: algunas lograron producir hasta 70.000 kg por operario, mientras que otras, debido a restricciones de recursos o eficiencia, registraron menos de 30.000 kg. Estos datos evidencian el impacto directo de la mano de obra en los resultados de cada establecimiento y permiten a las empresas identificar oportunidades para optimizar el uso de la mano de obra, un recurso fundamental en cualquier operación ganadera.

Recría

En el sistema de recría, los animales ingresan con un peso promedio de 173 kilos y egresan con aproximadamente 277 kilos, generando una producción de cerca de 100 kilos de carne por cabeza durante este ciclo. Existen excepciones en los sistemas de alto nivel de suplementación, donde los novillitos alcanzan un grado inicial de engrasamiento, que favorece una reducción del tiempo de engorde en la siguiente fase. Luna explicó que “estos sistemas de recría han mostrado gran variabilidad en cuanto al aumento de peso diario, lo que refleja diferencias en el manejo y recursos disponibles entre empresas”. En promedio, la ganancia diaria de peso (ADPV) en la recría es de 520 gramos, aunque algunas empresas lograron valores superiores a 0.8 kg/día, mientras que otras quedaron en torno a 0.3 kg/día, reflejando la variabilidad en prácticas de manejo y disponibilidad de recursos.

La mortandad en la recría se mantuvo en 1,3%, aunque se observó un aumento de este índice en sistemas basados en alfalfa, debido a problemas específicos de manejo en este tipo de forraje. La producción de carne en estos sistemas varía, alcanzando hasta 800 kilos por hectárea en los mejores casos, y alrededor de 500 kilos en sistemas menos intensivos. En promedio, se registraron 210 kilos de carne por hectárea con una carga de 2 cabezas por hectárea, destacando la importancia de adaptar los sistemas a los recursos forrajeros disponibles. Luna mencionó que “optimizar el uso de los recursos es esencial para mejorar la eficiencia del sistema, especialmente en zonas con limitaciones hídricas y variabilidad forrajera”.

Resultados económicos

Desde el punto de vista económico, el costo de producción en la cría fue de 1.7 dólares por kilo de carne, con variaciones significativas entre empresas. En algunos casos, los costos superaron los 3 dólares, mientras que otros lograron reducirlos a 1 dólar. En términos de rentabilidad, el precio del ternero fue altamente variable, oscilando entre 2.5 y 4 dólares por kilo a lo largo del año, influenciado por factores como la disponibilidad de pastos y las decisiones de venta en respuesta a las fluctuaciones del mercado. “Es evidente que la economía del sistema depende no solo de la producción sino también de decisiones de manejo financiero en momentos clave”, afirmó Luna. El margen bruto promedio en la cría fue de 45 dólares por hectárea, aunque algunos sistemas intensivos reportaron resultados positivos, en parte debido al bajo precio de los granos y los costos de alquiler en soja. Este promedio, sin embargo, presenta una alta variabilidad, con empresas que tuvieron márgenes negativos o apenas alcanzaron el equilibrio.

Feed lot

En el feed lot la relación compra-venta se mantuvo relativamente favorable durante la última campaña. La relación entre el precio del maíz y el novillo fue de aproximadamente 84, indicando que con una tonelada de maíz se podían adquirir 84 kilos de novillo. En cuanto a los indicadores de eficiencia, el peso promedio de ingreso al feed lot fue de 236 kilos, alcanzando un peso de salida de 366 kilos, con un ADPV en los corrales de 1.2 kg/día en promedio. En empresas con mejores prácticas de manejo, se lograron valores de hasta 1,4 kg/día.

La mortalidad fue de 1,5%, con variaciones entre 0,6% y 2% en diferentes empresas. El índice de conversión promedio en el feed lot fue de 8,1, aunque hubo una variación significativa, con algunas empresas que lograron conversiones tan bajas como 6 y otras alcanzando hasta 11. En cuanto a los costos, producir un kilo de carne en el feed lot costó en promedio 2,4 dólares, aunque los valores oscilaron entre 2 y 3 dólares según el sistema de manejo. “La eficiencia de conversión y el costo de producción son los principales desafíos en el feed lot, donde cada punto de mejora puede tener un impacto económico significativo”, comentó Luna.

Para el asesor, los datos recopilados y presentados no son solo un reflejo del rendimiento actual del sector ganadero, sino también una herramienta clave para el futuro. “La consolidación de estos indicadores es el camino para que el sector ganadero aprenda de la agricultura y registre información de manera más detallada”, destacó. A través de la medición y el análisis, el sector puede adaptarse y generar un conocimiento colectivo que permita mejorar la eficiencia y rentabilidad de los sistemas ganaderos en Argentina.

Luna alentó a los miembros de CREA a continuar midiendo y analizando sus resultados. La integración de la recría pastoril con el engorde en corral se consolida como un modelo productivo eficiente en la región. “El aumento de la carga es una estrategia clave para incrementar la producción de carne, pero requiere un manejo cuidadoso y una adaptación de los recursos forrajeros disponibles para no comprometer la sostenibilidad del sistema”, afirmó. Además, subrayó que, en un contexto económico desafiante, la disponibilidad de datos confiables es esencial para que los productores puedan ajustar sus estrategias y fortalecer la competitividad de cada explotación ganadera en función de sus necesidades.

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