16 de abril de 2024 en Buenos Aires

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Buenas Prácticas Ganaderas: una nueva experiencia

Conformación de un grupo de acción con metodología CREA orientado a definir las pautas de implementación de la Guía de Buenas Prácticas Ganaderas.

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Por CREA

En 2019, más de 90 instituciones públicas y privadas lograron llegar a un consenso para elaborar una guía de Buenas Prácticas Ganaderas. El documento de 53 páginas –redactado por la Comisión de Ganadería de la Red BPA– generó gran interés en muchos empresarios pecuarios.

Sin embargo, al momento de estudiar los criterios establecidos en la guía, comprendieron que resultaba difícil avanzar en aquellos parámetros plausibles de mejora sin un protocolo que indicase cómo implementarlos.

A su vez, en el plan de trabajo ganadero de la región CREA Litoral Sur había surgido la necesidad de conocer e implementar buenas prácticas. Por ese motivo, los integrantes de la Comisión de Ganadería de la zona decidieron conformar un grupo de acción orientado a definir las pautas de implementación de la guía.

Si bien la iniciativa se gestó a partir de una inquietud presente en la región Litoral Sur, posteriormente se abrió a interesados de las demás regiones CREA que contaban con las mismas inquietudes.

El grupo comenzó a funcionar con la coordinación de Francisco Corte para luego constituirse como CREA de afinidad técnica. Las 16 empresas que lo conforman –de ocho regiones diferentes– se reúnen en formato virtual durante una reunión de dos horas por mes. Posteriormente, la coordinación fue asumida por Carlos Di Mundo.

La guía de BPG está integrada por cuatro secciones: las personas y la empresa; la infraestructura de producción; el ambiente, y el animal y su manejo. En algunas cuestiones, las pautas establecidas en la guía no generan mayores dudas. Por ejemplo, en el capítulo referido a las personas y la empresa se indica que “el personal debe ser provisto de la ropa de trabajo, los elementos y el equipamiento de protección necesarios, de acuerdo al tipo de tarea que realice, y requerir su utilización”.

Sin embargo, otros criterios pueden, eventualmente, estar sujetos a múltiples interpretaciones, lo que requiere inexorablemente un trabajo para especificar la metodología de instrumentación que asegure su efectivo cumplimiento. Tal es el caso –siempre dentro del capítulo referido a “las personas y la empresa”–, por ejemplo, de la exigencia que indica que “el personal involucrado en la manipulación de productos fitosanitarios, veterinarios o desinfectantes debe estar entrenado para tal fin”. Y aquí se abren varios interrogantes ¿Quién debe proveer tal entrenamiento y cuál debe ser su contenido? ¿Cada cuánto tiempo deben hacerse las capacitaciones? ¿Cómo se gestiona el control de las pautas implementadas al respecto?

“El propósito es contemplar todas las situaciones presentes en las distintas empresas ganaderas para no dejar nada fuera de los protocolos de instrumentación de los diferentes criterios contenidos en la guía”, explica Carlos Di Mundo. Las empresas que integran el CREA forman parte de las regiones Sudeste, Sudoeste, Semiárida, Norte y Sur de Santa Fe, Chaco Santiagueño y Litoral Norte y Sur.

En el Congreso Nacional CREA 2022 realizado en septiembre pasado en la ciudad de Buenos Aires los integrantes del grupo se conocieron personalmente luego de muchos meses de intercambios realizados de manera virtual. Y próximamente organizarán una visita presencial a un establecimiento.

El foco del trabajo está puesto en la implementación de las Buenas Prácticas con diferentes propósitos, que van desde el ordenamiento de los procesos internos hasta la conformación de empresas atractivas para las nuevas generaciones y la creación de nuevos negocios asociados, tales como la producción de alimentos diferenciados o la comercialización de bonos de carbono a través de la certificación de la provisión de servicios ecosistémicos.

Certificación

Sebastián Aristide, presidente del CREA Buenas Prácticas Ganaderas, pasó la mayor parte de su carrera profesional gerenciando empresas productoras y comercializadoras de arándanos, lo que implica que tiene una visión muy particular sobre la materia.

“En el negocio del arándano no se concibe vender fruta que no cuente con algún certificado: regularmente recibía compradores de diferentes naciones del mundo que exigían alguna certificación de calidad, inocuidad alimentaria, responsabilidad social o ambiental”, recuerda.

Algunos años atrás abandonó la actividad frutícola para comenzar a gestionar una empresa ganadera familiar que forma parte del CREA Villa Ana-Arandú (región Norte de Santa Fe). A diferencia de lo que sucede en el ámbito del arándano, se encontró con una actividad en la cual no abundan los protocolos ni las certificaciones.

“Cuando me encontré con las Buenas Prácticas Ganaderas, entendí de inmediato que se trataba de una gran oportunidad para comenzar a generar valor a través de la protocolozación de procesos, de manera tal de capturar un margen comercial adicional a través de la diferenciación”, explica.

Sebastián conoce muy bien los procesos de certificación y considera que, luego de evaluar las diferentes situaciones comprendidas en la aplicación efectiva de la guía de BPG, debería surgir un protocolo que le permita a un auditor evaluar el nivel de cumplimiento de los diferentes criterios contenidos en el documento en un plazo no mayor a cinco horas.

“La clave para llevar adelante ese proceso es contar con una metodología de trabajo y, en ese sentido, la metodología CREA es ideal para emprender ese camino”, remarca.

En el caso particular del establecimiento ganadero gestionado por Sebastián, el empresario explica que la mayor fortaleza, en lo que respecta a BPG, son los servicios ecosistémicos que ofrece un manejo adecuado del campo natural que se extiende en la totalidad del área del campo. El mayor desafío, en cambio, es modificar los hábitos culturales.

“En los aspectos de mejora vamos logrando pequeños avances que son muy auspiciosos, como el hecho de llevar una bitácora diaria de tareas y registros de variables clave; se trata de un aspecto esencial para poder ser auditables”, señala.

Si bien la situación económica y climática argentina no es la mejor –la región chaqueña viene de atravesar tres años de restricciones hídricas–, Sebastián está convencido de que la carne proveniente de sistemas certificados encontrará en algún momento la manera de diferenciarse de la hacienda producida como un commodity.

“El hecho de que seamos los propios productores los que diseñamos una norma de aplicación de BPG es clave, porque así podremos asegurar qué es viable aplicar y en qué circunstancias”, aseguró.

Cría sostenible

Marcial Bugnon, empresario ganadero y ex coordinador del Programa Ganadero de la provincia de Santa Fe, participó el pasado 28 de septiembre en una audiencia informativa sobre humedales convocada por la Comisión de Agricultura y Ganadería de la Cámara de Diputados de la Nación. Allí expuso que gestiona un establecimiento, localizado en el departamento santafesino de San Javier, que está compuesto mayormente por humedales, en los cuales produce cría y recría bovina de manera sostenible.

“El destete es atendido por un sistema de silos de autoconsumo, los cuales se van trasladando de un lote a otro en un manejo con pastoreo rotativo, de manera tal de contar con un planteo bastante intensivo que garantiza el bienestar animal y fertiliza naturalmente los recursos forrajeros disponibles por medio del bosteo”, explica Marcial, quien integra el CREA de Buenas Prácticas Ganaderas.

El empresario conoce muy bien la guía de BPG porque, como coordinador del Programa Ganadero de Santa Fe, participó en el proceso que derivó en la confección del documento.

“El sistema, al tener una interferencia mínima, no es apropiado únicamente para el bienestar animal y para propiciar la mansedumbre de la hacienda, sino fundamentalmente para reducir la carga operativa de tareas del personal del establecimiento, de manera tal de hacer que el trabajo resulte mucho más atractivo”, resalta.

“El planteo ni siquiera requiere caballos, porque los trabajadores pueden llevar a pie la hacienda de un potrero a otro y verificar si están comiendo bien. Un sistema adecuado debe serlo en todas sus dimensiones: para las personas, los animales y el ambiente, además de, por supuesto, considerar< la viabilidad económica de la empresa”, resume Marcial.

Accedé a la Guía de Buenas Prácticas Ganaderas aquí: aquí

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