9 de diciembre de 2024 en Buenos Aires

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Algodón: la sequía afectó la cosecha en la región Chaco santiagueño

La falta de lluvias y las altas temperaturas nocturnas impactaron notablemente en los rendimientos del algodón. Cerca del 30% de la superficie cultivada no se pudo cosechar.

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Por CREA Región Chaco Santiagueño | CHS

La campaña 2023/24 de algodón en la región Chaco Santiagueño ha sido una de las más difíciles de los últimos años. La falta de precipitaciones y las elevadas temperaturas nocturnas impactaron drásticamente sobre el rendimiento de los cultivos, generando pérdidas significativa en la producción.

De las 9096 hectáreas sembradas por los grupos CREA en este ciclo agrícola, solo el 71% logró llegar a la cosecha, lo que representa un 29% de superficie perdida. Esta cifra es especialmente grave para la región, ya que “menos del 30% de la superficie no llegó a cosecha, y eso es mucho para nuestra zona. Por lo general, los cultivos alcanzan la cosecha, aunque sea con rindes más bajos”, afirmó Vanina Ledesma, asesora del grupo CREA Sachayoj, ubicado en la provincia de Santiago del Estero, al subrayar la magnitud del fenómeno.

En cuanto a la distribución de estas hectáreas, el 63% se sembró en la provincia del Chaco y el 37% en Santiago del Estero. En Chaco, el rendimiento fue menor, con un promedio de 1786 kg/ha, en contraste con Santiago del Estero, que alcanzó 1965 kg/ha gracias a la disponibilidad de riego en algunas zonas específicas. Las localidades con los mejores rendimientos en Santiago del Estero fueron Aguirre (2135 kg/ha), Belgrano (2030 kg/ha) y General Taboada (1961 kg/ha). En contraste, el departamento de Moreno (también de Santiago del Estero), directamente no registró cosecha, lo que afectó negativamente el promedio provincial de rendimiento en esa zona.

Estas cifras fueron compartidas por Vanina Ledesma y Dante Nichiporuk, ambos asesores del grupo CREA Sachayoj, durante la Jornada de Actualización Agrícola titulada "Claves para ajustar el planteo frente a un escenario complejo". El evento, organizado por la Región CREA Chaco Santiagueño, se celebró los días 9 y 10 de octubre en Charata, Chaco. En este encuentro, que convocó a productores y especialistas, se analizaron los desafíos enfrentados en la última campaña y se discutieron posibles estrategias para mejorar el rendimiento de los cultivos en condiciones adversas.

Siembra con retrasos

La siembra 2023/24 arrancó de manera irregular debido a la falta de humedad en el perfil del suelo, lo que retrasó el calendario de siembra habitual. En esta región, la fecha ideal para la siembra de algodón se extiende desde el 15 de octubre hasta el 30 de noviembre. Este periodo permite que la floración —fase crítica para el rendimiento— ocurra en los meses más favorables en términos de temperatura y humedad. Sin embargo, este año, la falta de agua en el perfil obligó a posponer la siembra hasta diciembre, exponiendo el cultivo a condiciones climáticas adversas.

“Cuanto más nos corremos de esa fecha ideal, más se pierde en rendimiento”, explicó Ledesma. "El proceso de floración comienza aproximadamente a los 30 días de la emergencia. Esta fase inicial es crucial, ya que es en ese momento cuando se definen las bochas (como llaman localmente a las cápsulas que contienen la fibra y semillas de la planta) que serán más grandes y productivas", agregó. Al retrasar la siembra, esta etapa tiende a localizarse en enero, mes caracterizado por temperaturas elevadas y pocas lluvias en la región, lo que impacta directamente en la capacidad de la planta para mantener y desarrollar estas primeras cápsulas. Esta situación determina que el periodo crítico del desarrollo floral caiga en pleno verano, con condiciones de calor extremo y escasa disponibilidad de agua, factores que reducen significativamente el potencial de rendimiento.

Lo cierto es que este año las etapas críticas de desarrollo cayeron en febrero y marzo. “Febrero fue, como es habitual, cálido y seco, mientras que marzo fue atípico, con temperaturas superiores a las normales en la región Chaco Santiagueño, lo que afectó tanto al algodón como a otros cultivos. Fue una campaña mala, no solo para el algodón, sino también para todos los cultivos de verano en la zona", destacó Ledesma.

Sequía y altas temperaturas

El clima fue así uno de los factores determinantes para el bajo rendimiento de la campaña. La lluvia fue escasa y estuvo distribuida de forma irregular, con el 62,2% de las precipitaciones concentrado en los meses de diciembre, febrero y abril. En enero y marzo, cruciales para el desarrollo del algodón, sólo se registró un 16,6% de la precipitación total esperada. Esa falta de agua afectó la formación de cápsulas de algodón, como resultado, el cultivo sufrió pérdidas importantes en su rendimiento.

“Por las razones mencionadas, resulta esencial implementar estrategias de manejo de los recursos hídricos para reducir su impacto en futuras campañas,” enfatizó Ledesma. Además, subrayó que "la distribución desigual de las precipitaciones pone en evidencia la necesidad de mejorar la gestión del agua y las prácticas de manejo".

Como destacó, el algodón es un cultivo que puede resistir cierta falta de agua, pero depende de un nivel mínimo de humedad para desarrollarse en forma óptima. “Necesita, fundamentalmente, agua durante el momento de floración, que es cuando se define la cantidad de bochas o cápsulas que va a tener. Si no llueve en ese momento, la planta larga las cápsulas porque espera que vengan mejores condiciones,” explicó. Esta falta de agua en el momento clave de la floración resultó en la pérdida de muchas bochas, lo que impactó directamente en el rendimiento de la fibra de algodón.

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El algodón necesita agua durante la floración, que es cuando se define la cantidad de bochas o cápsulas que va a tener.

El algodón necesita agua durante la floración, que es cuando se define la cantidad de bochas o cápsulas que va a tener.

Además, el estrés térmico experimentado en marzo, con temperaturas nocturnas que superaron en 6 grados la media histórica, fue otro golpe importante para el rinde. Las noches cálidas impidieron que las plantas se recuperaran adecuadamente, afectando el proceso de llenado de las cápsulas.

Claves de manejo

“El algodón es un cultivo recalcitrante, que extrae muchos nutrientes y agua del suelo”, explicó Ledesma. Esta característica determina que la gestión del agua y la rotación con otros cultivos sean fundamentales para sostener la fertilidad del suelo y garantizar los rendimientos. La alternancia con cultivos de servicio y con soja, en particular, resulta beneficiosa, ya que la oleaginosa aporta nitrógeno, un nutriente esencial para el crecimiento del algodón.

La fertilización es otro aspecto crucial para mejorar la calidad de la fibra y el rendimiento en el algodón. Es habitual realizar una aplicación de fertilizante antes de la siembra y otra en el estado vegetativo V4, es decir, cuando la planta desarrolló cuatro nudos (ramificaciones principales). Sin embargo, en la práctica, muchos productores realizan sólo una aplicación previa a la siembra, debido a los costos de fertilización y a las dificultades en el manejo de los recursos. Esta reducción en la fertilización impacta en la cantidad y calidad de la fibra, y es una tendencia preocupante, ya que "lamentablemente la superficie fertilizada se va reduciendo," señaló Ledesma.

“La superficie fertilizada explicó un rendimiento que superó en un 11,3% a la no fertilizada,” indicó la asesora, quien explicó que en un contexto donde la fertilización completa es cada vez menos accesible para algunos productores, es fundamental explorar alternativas que mejoren la retención de agua y la fertilidad del suelo. "La rotación con soja, gramíneas o cultivos de servicio puede ayudar a mantener la estructura del suelo y a mejorar su capacidad para retener agua, algo indispensable en una zona con problemas recurrentes de sequía," destacó Ledesma.

Tecnologías disponibles

Los resultados de la jornada reflejan la importancia de ajustar el manejo del cultivo frente a un escenario climático cada vez más complejo. Para los productores, esto implicará la incorporación de tecnologías y de prácticas que mejoren la sostenibilidad y la resiliencia de sus sistemas productivos.

En esta campaña, la variedad de algodón DP1238 fue la más empleada, cubriendo el 71% de la superficie sembrada. Sin embargo, aunque ha demostrado gran estabilidad en la región durante más de 20 años, la falta de actualización de los materiales utilizados en la Argentina limita su competitividad en el mercado global. Las variedades disponibles en otros países cuentan con tecnología avanzada que no sólo permite obtener mayores rendimientos, sino también una mejor calidad de fibra, esencial para alcanzar mercados exigentes.

La Argentina se encuentra, en este sentido, en una posición de desventaja frente a otros países productores de algodón, ya que sus variedades carecen de la tecnología necesaria para enfrentar eficientemente condiciones extremas de sequía y calor. Esta carencia no solo reduce el potencial de rendimiento en términos de cantidad, sino que también afecta la calidad de la fibra, lo que limita las oportunidades de venta en el mercado internacional. INTA presentó cuatro variedades nuevas con mejores características productivas, pero aún no han sido adoptadas en su mayoría.

Ledesma destacó la importancia de considerar la calidad de las semillas que se utilicen en el próximo ciclo productivo. "El rezago en la incorporación de nuevas variedades nos pone en una situación de desventaja. La fibra argentina tiene potencial, pero necesitamos acceso a semillas que permitan mejorar tanto el rendimiento como la calidad", señaló Ledesma.

Con respecto a la maquinaria, Ledesma comentó que en la región se emplean dos tipos de cosechadoras de algodón, según el distanciamiento entre plantas. Estos métodos son fundamentales para la limpieza de la fibra y afectan directamente la calidad del producto en la desmontadora, donde la fibra es separada de la semilla.

La cosecha stripper se utiliza en cultivos con un distanciamiento entre surcos menor de 50 centímetros. Este método recoge la planta completa (fibra y hojas secas) mediante un cabezal que levanta el material desde abajo. Aunque es más económico, tiende a ensuciar la fibra, ya que incluye una cantidad considerable de material vegetal no deseado. Si bien algunas cosechadoras stripper incluyen sistemas de pre-limpieza, el algodón llega con impurezas a la desmontadora, lo que afecta la calidad y el valor de la fibra, dando lugar a un “castigo” en el precio final.

Por otra parte, se utiliza la cosecha picker en cultivos con distanciamientos entre surcos mayores de 50 centímetros. Estas máquinas permiten enrollar la fibra y dejan gran parte del material vegetal en el campo. Además, las cosechadoras picker modernas compactan la fibra en rollos, lo que facilita el manejo y mejora significativamente la limpieza de la fibra. Esto reduce el castigo en la desmontadora y permite a los productores obtener un mejor precio por su algodón.

Perspectivas

El mercado del algodón en la Argentina tiene características particulares que diferencian su comercialización de la de otros cultivos. En lugar de venderlo inmediatamente después de la cosecha, los productores lo envían a la desmontadora, donde la fibra es separada de la semilla. Este proceso permite almacenar la fibra en las instalaciones de la desmontadora mientras se espera un mejor momento para la venta, lo que brinda cierta flexibilidad a los productores.

A diferencia de otros cultivos cuyo precio es determinado por mercados internacionales, el valor del algodón en la Argentina depende de la Cámara Algodonera Argentina, que fija los precios en función de la demanda interna y del stock disponible. "El precio del algodón fluctúa de acuerdo con los niveles de stock de la Cámara. Cuando bajan, los precios tienden a subir," explicó Ledesma.

Esta característica del mercado algodonero permite a los productores esperar un momento favorable para la venta, lo que puede ser beneficioso en contextos de baja oferta o de alta demanda. Sin embargo, en años de baja calidad de fibra, los productores sufren "castigos" en el precio. "La Argentina ha quedado atrás en cuanto a calidad de fibra, en parte porque utilizamos variedades más antiguas. Eso nos deja en desventaja frente a otros países que pueden ofrecer fibras de mayor calidad", indicó Ledesma.

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