El CREA Quesero es uno de los denominados grupos "Sin fronteras", que aplican la metodología CREA adaptada a un formato mixto, con actividades virtuales y presenciales.
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SUSCRIBITEUn grupo de tamberos de todo el país une fuerzas para transformar la leche en productos con alto valor agregado.
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SUSCRIBITEEl CREA Quesero es uno de los denominados grupos "Sin fronteras", que aplican la metodología CREA adaptada a un formato mixto, con actividades virtuales y presenciales.
El grupo se formó durante la pandemia, y este año, logró consolidarse con 14 empresas y 20 miembros de diferentes provincias: Salta, Buenos Aires, San Juan, Santa Fe y Neuquén, entre otras.
El concepto "Sin fronteras" refiere a que sus miembros no se concentran en una sola región, sino que se promueve el intercambio y la cooperación entre productores de diferentes partes del país; en este caso, el CREA Queseros reúne a productores cuyo principal objetivo es mejorar la calidad de los productos lácteos -especialmente quesos- su distribución y comercialización.
"Nos unió una visión común: transformar la leche en productos con valor agregado. Y aunque estábamos en lugares distantes, compartimos un mismo objetivo", explicó Macarena Di Tella, presidenta del grupo.
Macarena se incorporó al CREA Quesero en 2024, tras haber participado con su empresa familiar en la red desde hacía varios años. "Conocí la metodología CREA a raíz de haber acompañado a mi padre a las reuniones de su grupo tambero-tabacalero de la región del NOA, pero asumir el liderazgo del grupo Quesero fue un desafío diferente", señaló.
La empresa de Di Tella, ubicada en Rosario de la Frontera, al sur de Salta, cuenta con una producción primaria propia, con más de 200 vacas en ordeñe en un planteo pastoril, y una fábrica de quesos situada a unos 40 kilómetros del tambo. Producen quesos tradicionales y regionales, incluyendo quesillos y otros productos artesanales. "Nuestra empresa no se encuentra dentro de una cuenca lechera tradicional. Este es uno de nuestros principales desafíos y una de las razones que me impulsaron a formar parte del CREA Quesero es la posibilidad de compartir con otros colegas”, afirmó.
La mayoría de los miembros de este CREA son productores primarios que cuentan con fábricas donde procesan leche de vaca, cabra y búfala. Hay empresarios que procesan 150 litros y otros de mediana escala que llegan a los 12.000 litros diarios, con un enfoque centrado en la calidad y en la especialización, con productos más exclusivos, como quesos artesanales o especiales. La superficie productiva oscila entre 6 y 1000 hectáreas, con distintas prácticas de manejo.
“Dentro del grupo, Rosario López Seco y Consuelo Maffía, en la localidad de Brandsen, llevan adelante El Abascay, con un sistema de producción 100% orgánico. Afín a esta experiencia, en San Juan se encuentra Juan Pablo Beltramino, de Quesos Ylla, con una producción caprina que maneja en armonía con los ciclos de la naturaleza”, indicó.
Algunos miembros llegan a mercados de nicho y de cercanía, mientras que otros distribuyen sus productos en todo el país, en puntos diversos que van desde grandes cadenas hasta la venta directa al consumidor. Asimismo, se encuentran aquellos que están abriendo mercados incipientes, como La Delfina, de la familia Noguera, establecimiento dedicado a la cría de búfalos, que explora el mercado de lácteos con esta leche.
"Muchos de nosotros venimos de grupos CREA más tradicionales, que se reúnen por región, y contamos con una base en cuanto al conocimiento de la metodología CREA”, señaló Di Tella. “Tal es el caso de las empresas Los Alemanes, de la Familia Hosmann, en Mar del Plata; Aimá, de la familia Tucullet, en Tandil, y LAMAULA, en Olavarría, que también forman parte del grupo CREA Tambero Mar y Sierras. Sin embargo queríamos tener un espacio específico donde compartir no solo nuestras experiencias en la producción lechera, sino también en la transformación de esa leche en productos de valor agregado”, agregó.
“Otros miembros tuvieron contacto con la red CREA por primera vez a través del CREA Quesero, como Ventimiglia, una quesería artesanal perteneciente a los hermanos Couly, de Neuquén, que se caracteriza por sus productos innovadores, de gran calidad y que tienen como materia prima leches de vaca, cabra y oveja”, dijo.
Según Di Tella: “Como grupo compartimos un mismo norte, pero somos muy diversos y cada cual tiene desafíos particulares, asociados al tipo de producción y a su ubicación geográfica. Entendemos que la diversidad de escala y de tipos de producción es una fortaleza. En esta pluralidad nos complementamos e inspiramos, al compartir los enfoques con los que trabaja cada uno”.
Dentro del grupo existen proyectos con distintas trayectorias y conocimiento en el mercado de las especialidades, que enriquecen con su experiencia el intercambio. Quesos La Suerte, de Lincoln, es un paradigma en este sentido, como también lo es Fermier, de la Familia Rigabert, en Suipacha.
Macarena destaca, además, el caso de La Choza, establecimiento de la familia Ameijeiras, de América, que está dando sus primeros pasos en la industrialización. Lo mismo sucede con 7 Cabritos, de los hermanos Llorens, de Trenque Lauquen, quienes decidieron rememorar la dedicación de sus abuelos al comenzar a producir leche de cabra en esa zona, o Christian Croissant, de Las Vertientes, quien inspirado por la naturaleza decidió irse a vivir a la Patagonia para comenzar de cero a hacer quesos con identidad de origen”.
Esta heterogeneidad beneficia a los miembros del grupo en cuanto a la mejora de sus productos y procesos, además de abrirles puertas a nuevos mercados, posicionando distintas formas de consumo y generando estrategias coordinadas.
“Pero, más allá de esta diversidad, los integrantes del CREA compartimos algunas similitudes. Una de ellas es que la mayoría de nosotros es parte de una empresa familiar. En muchos casos, se trata de padre e hijo, madre e hija o hermanas y hermanos que trabajamos a la par. Por este motivo, la empresa familiar, la importancia de delimitar los roles y facilitar los vínculos representa un interés común para el grupo”, subrayó.
El Grupo CREA Quesero adaptó la metodología CREA a sus particularidades. Mantienen encuentros mensuales virtuales con una duración de tres horas, que complementan con uno o dos encuentros presenciales al año. Al respecto, Macarena destacó que “uno de los principales desafíos es sostener el compromiso en la virtualidad y generar reuniones eficientes para aprovechar el tiempo de conexión al máximo. En este aspecto, el asesor desempeña un rol central, porque logra motivarnos a la distancia”.
Las reuniones virtuales se organizan de manera mensual. Allí se realiza la presentación de la empresa que lidera la reunión ese mes, con el apoyo de material visual donde se muestran el campo, las instalaciones y la producción. "Usamos imágenes y videos para simular una visita, ya que las reuniones presenciales son esporádicas", explicó. Las herramientas digitales permiten presentar en detalle aspectos de la producción, la maquinaria y los procesos específicos de cada productor. Luego el grupo comparte una devolución acerca del planteo del anfitrión, antes de cerrar con una ronda de novedades, donde cada miembro comparte avances, desafíos y nuevas ideas.
Un recurso importante en las reuniones virtuales es el uso de herramientas de colaboración on line, como las encuestas y las sesiones de preguntas y respuestas en tiempo real, que facilitan la interacción. Estas herramientas permiten un aprendizaje dinámico que permite que los participantes contribuyan activamente al intercambio de ideas.
De todos modos, Di Tella resaltó que los encuentros presenciales siguen siendo fundamentales: "Son clave porque nos permiten conocer en persona los procesos de otros miembros, fortalecer el vínculo y compartir experiencias de una manera más directa".
En septiembre del 2024, realizaron una visita presencial a Alloa Vanguard, empresa dedicada a la producción de queso azul, en la provincia de Santa Fe. Esta firma se encuentra en una zona productiva que destaca por su tradición en la fabricación de productos lácteos, tiene un enfoque en la calidad artesanal y utiliza técnicas innovadoras en la maduración, que la distinguen en el mercado. Según Di Tella, “la visita fue una experiencia muy enriquecedora. Tuvimos oportunidad de recorrer las instalaciones, conocer los detalles de la producción y degustar sus productos. Estos encuentros no solo permiten intercambiar conocimientos, sino que también brindan la oportunidad de crear lazos personales, fortalecer la confianza y el trabajo colaborativo".
Este año, el grupo buscó afianzarse y dar un paso más. “Un aspecto importante fue la contratación de un asesor externo, Ignacio Laulhe, quien nos ayudó a ordenar la dinámica del grupo. Gracias a su participación, logramos estructurarnos mejor y mantener el compromiso de todos", mencionó.
Laulhe participa en las reuniones mensuales y se involucra de manera activa en las interacciones entre los miembros. En las reuniones virtuales, su tarea es moderar y acompañar las presentaciones, asegurando que cada miembro pueda expresar sus novedades e identificar áreas de mejora en la dinámica.
"El asesor actúa como un facilitador. Nos ayuda a mantener el enfoque y a definir los próximos pasos, especialmente cuando hay aspectos organizacionales que deben mejorar", explicó Di Tella. Su participación también fue esencial en el establecimiento de una visión común. "Ignacio ayudó a que todos estuviéramos alineados en cuanto a los objetivos del grupo, y que cada uno de nosotros, a pesar de sus diferencias, trabajara hacia una meta compartida", señaló.
Hacia adelante, el grupo proyecta continuar fortaleciendo la colaboración entre los miembros y colaborar en la mejora de la competitividad del sector. Una de las iniciativas es el desarrollo de indicadores de desempeño que permitirán a los productores medir y comparar sus resultados de manera precisa. "Queremos desarrollar indicadores que nos ayuden a saber cómo estamos posicionados en relación con nuestras propias metas y con otras empresas del sector", señaló Di Tella.
El desarrollo de estos parámetros no se limita a aspectos productivos, sino que también abarca áreas como la eficiencia en el uso de los recursos, la calidad de los productos generados y la rentabilidad. Al contar con herramientas de medición claras y comparables, los miembros del grupo podrán identificar áreas de mejora y optimizar sus procesos de manera más efectiva.
Otro propósito para el futuro inmediato es la realización de más visitas a establecimientos. Durante 2025, tienen previsto llevar a cabo un mayor número de encuentros presenciales, giras temáticas y jornadas o talleres de aprendizaje para fortalecer la interacción entre los productores y seguir capacitándose sobre mejores prácticas en la producción y transformación de los productos lácteos.
Estas actividades serán una oportunidad para conocer de primera mano los procesos de otros miembros, y representarán un espacio para entrar en contacto con innovaciones en la producción de quesos, prácticas de sostenibilidad y nuevas técnicas de manejo ganadero, para compartir y seguir creciendo.