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Desafíos iniciales
"El proyecto comenzó caminando junto a mi padre, Alberto, por una finca rodeada de montañas y con un problema hídrico complejo. La Rioja es una provincia afectada por la emergencia hídrica, y en esta zona en particular el acceso al agua siempre fue un desafío", dijo Matías.
Alberto Leboran es ingeniero civil con orientación hidráulica y había participado en otros emprendimientos productivos. Primero fundó una fábrica de sistemas de riego en La Rioja y luego se dedicó a la producción de aceitunas de mesa. "A partir de esa experiencia, cuando decidió invertir en esta finca, definió desde el inicio la instalación de riego por goteo para los cultivos", indicó su hijo.
El primer paso fue realizar un mapeo térmico de la zona para determinar qué plantar en cada sector. "En 2016, con esos resultados, decidimos ubicar los olivos en la parte más alta, donde la temperatura es más cálida, y luego avanzar, de manera progresiva, con el viñedo y los nogales", indicó Matías. Además, la finca tenía una particularidad favorable: "Al no haber cultivos previos en el terreno, no teníamos enfermedades preexistentes. Tampoco había otras fincas productivas en el valle, lo que nos daba ventajas para desarrollar una producción orgánica".
Como ingeniero industrial, Matías se enfocó en agregar valor a la producción y en industrializar los cultivos, impulsando el desarrollo de marca y el área turística. "Acá no había absolutamente nada. Tuvimos que montar todo desde cero. En 2020 comenzamos con la línea de extracción de aceite de oliva y la sala de guarda, equipada con tanques de almacenamiento y áreas de fraccionado con etiquetadora. También construimos una bodega con equipos para procesar la uva, realizar la fermentación y almacenar el vino en tanques de guarda, además de un depósito y una cava".
El proceso se amplió a la producción de nueces. "Incorporamos maquinaria para la recepción, despelonado, secado, fraccionado y envasado al vacío". Todas estas inversiones se realizaron bajo normativas que les permitirán, en un futuro cercano, acceder a exportar.
En paralelo, la empresa avanzó con su proyecto turístico. "Lo inauguramos justo en el invierno previo a la pandemia, pero poco después tuvimos que cerrar por algunos meses antes de retomar la actividad", recordó.
Actualmente, toda la familia participa en el proyecto. "Mi mamá, María Gabriela, es bioquímica, fue investigadora del CONICET y docente en la UBA y en la Universidad Nacional de La Rioja. Recientemente se jubiló, pero sigue trabajando con nosotros como encargada de calidad y supervisando la producción industrial. Mi hermano menor, Manuel, que tiene 24 años y es licenciado en Marketing Digital, se encarga de la comercialización en La Rioja y de la venta directa al consumidor".
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Una campaña compleja para el olivo
La plantación se realizó de manera progresiva: primero los olivos, luego el viñedo y, finalmente, los nogales. "Partimos de una finca que tenía algunos olivos en un marco de plantación tradicional, pero nosotros necesitábamos adaptarla a un sistema superintensivo", explicó el empresario. Este modelo busca maximizar la densidad, con 2000 plantas por hectárea. "Por eso, tuvimos que replantar casi toda la finca", sostuvo.
Actualmente, el proyecto cuenta con 60 hectáreas de olivos de distintas variedades. "Principalmente trabajamos con arberquina, que destinamos a la extracción de aceite de oliva. También tenemos coratina, arbosana y changlot", detalló el productor. Una pequeña parte de la cosecha se destina a la producción de aceitunas de mesa, con las variedades Ojiblanca y Picual, pero el foco principal está puesto en la elaboración de aceite.
"En una buena campaña, cosechamos unas 10 toneladas por hectárea, con un rendimiento industrial cercano al 18%, equivalente 1800 litros de aceite por hectárea, lo que nos permitiría producir unos 80.000 litros por año. Pero la realidad es que aún no logramos alcanzar ese volumen, siempre estamos un poco por debajo", lamentó.
Este año, la situación es aún más desafiante. "Estimamos que solo vamos a cosechar un 20% de ese rendimiento. Fue un año muy difícil porque sufrimos una helada que golpeó fuerte la producción", explicó el empresario CREA. En los últimos años, las heladas extraordinarias se repitieron con frecuencia. "Esta vez, ocurrió entre octubre y noviembre, después de un período de mucho calor, y arrasó con la floración", informó.
Apuesta por los vinos
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Las heladas también afectaron al viñedo, aunque en menor medida. "Estimamos obtener alrededor del 60% del rendimiento habitual", dijo.
Actualmente, la finca cuenta con 10 hectáreas de viñedos, de las cuales el 70% está plantado con Malbec. "También cultivamos Bonarda, Torrontés y Chardonnay", agregó. El viñedo demostró ser el cultivo que mejor se adaptó a la zona, ya que entró en producción más rápido que los demás. "Cuatro años después de la plantación, logramos una producción de calidad. Hoy las plantas siguen desarrollándose, pero ya estamos en una etapa interesante de producción".
El productor destacó la calidad de la materia prima. "Somos proveedores de grandes proyectos vitivinícolas. Hemos trabajado con Peñaflor y proveemos uvas a Catena". Una parte de la producción se vende a granel, mientras que el resto se industrializa y comercializa bajo marca propia.
"Año tras año vamos aumentando el volumen de producción. En 2020 comenzamos a elaborar nuestros vinos con muy pocas botellas. A medida que fuimos creciendo con los viñedos, también lo hicimos en vinificación y ventas", señaló el ingeniero. En los inicios, apenas el 10% de la cosecha se destinaba a vinificación propia, pero hoy ese porcentaje asciende al 40%.
"En 2025 estamos produciendo unas 30.000 botellas. La coyuntura nos obligó a buscar soluciones, ya que muchos grandes compradores no adquirieron uva por estar sobrestockeados. Frente a ese escenario, decidimos procesar una mayor parte de nuestra cosecha", afirmó.
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Nogales: una producción en crecimiento
A diferencia del olivo y la vid, los nogales requieren más tiempo para alcanzar su producción plena. "Es el cultivo que más tarda en entrar en producción. Se necesitan alrededor de ocho años para obtener una cosecha significativa", explicó.
En la finca hay 15 hectáreas de nogales de la variedad Chandler, una nuez de alta demanda en el mercado de consumo. "Elegimos esta variedad por recomendación de nuestros asesores, ya que tiene una mayor salida comercial", dijo.
Este año marcó un punto de inflexión en la producción. "Por primera vez logramos una buena cosecha de nueces", destacó el empresario. Además de la producción primaria, la empresa se encarga del fraccionado y envasado al vacío, lo que permite mejorar la conservación y la comercialización del producto.
Estrategias comerciales: sostenibilidad y venta directa
Desde el inicio, la empresa apostó por un modelo de producción sostenible. "Siempre tuvimos la convicción de trabajar de manera orgánica, con la idea de que este diferencial nos permita, a futuro, obtener un mejor posicionamiento y un plus de precio del 15% en nuestros productos", indicó el ingeniero.
Sin embargo, el desarrollo de los canales comerciales sigue siendo un desafío. "No es un proceso sencillo. Hoy estamos en un contexto complejo, donde la mayoría de los compradores priorizan el precio. Esperamos que la tendencia cambie, porque cuando los clientes prueban el producto, quedan muy satisfechos".
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A pesar de estas dificultades, la comercialización ya abarca todo el país. "Distribuimos en la ruta que va de Buenos Aires a La Rioja, además de vender en el NEA, en provincias como Corrientes, Chaco y Misiones, y en grandes capitales como Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe". También trabajan de forma directa con el consumidor final a través de su página web.
Además de la producción agrícola, el proyecto incluye una propuesta turística. "Durante la semana recibimos visitas sin reserva previa, con un guía especializado. Los turistas pueden recorrer los cultivos y luego ingresar a un salón de ventas con paredes vidriadas, donde observan los procesos de fraccionamiento y extracción de oliva sin ingresar a las áreas de trabajo". Para quienes desean una experiencia más completa, los sábados se realizan visitas guiadas con degustación, para las cuales se requiere reserva previa.
El empresario CREA destacó el esfuerzo que implica esta actividad. "Es un trabajo muy demandante, porque guío personalmente las visitas, las degustaciones y los eventos, pero encontramos mucho interés en la gente que nos visita".
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Proyectos a futuro: valor agregado,recambio generacional y enoturismo
Con la producción agrícola ya consolidada, el siguiente paso es fortalecer la estructura organizativa. "Estamos trabajando en un proceso de recambio generacional para que la segunda generación comience a asumir un rol más relevante en la toma de decisiones. La idea es avanzar hacia una organización más formal, con un consejo directivo que integre a todos los miembros de la familia", explicó Matías.
Otro eje de crecimiento es el enoturismo. "Hemos realizado eventos con gran éxito, logrando sold out en cada fecha. Organizamos nuestro primer Sunset, en el que combinamos vino y gastronomía con el paisaje del atardecer. También trabajamos con productos regionales y buscamos sumar chefs de otras zonas para aportar una impronta internacional", adelantó.
Además, están desarrollando un nuevo proyecto turístico. "Queremos construir un refugio en plena montaña, pensado para experiencias boutique, donde los visitantes puedan vivir una conexión más profunda con el entorno y disfrutar de eventos exclusivos", concluyó.
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