En las últimas campañas de girasol el cultivo experimentó importantes pérdidas productivas ocasionadas por el cancro del tallo (Phomopsis helianthi) y se encendieron las alarmas en la región CREA Mar y Sierras.
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SUSCRIBITERecomendaciones sobre el diseño del cultivo de girasol realizadas por Jorge González Montaner para la región CREA Mar y Sierras
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SUSCRIBITEEn las últimas campañas de girasol el cultivo experimentó importantes pérdidas productivas ocasionadas por el cancro del tallo (Phomopsis helianthi) y se encendieron las alarmas en la región CREA Mar y Sierras.
“Hasta el año 2018 veníamos con rendimientos destacados en girasol, pero desde entonces la aparición de Phomopsis, junto con restricciones hídricas, comenzaron a generar una debacle”, indicó Jorge González Montaner, coordinador técnico agrícola de la región CREA Mar y Sierras, durante un jornada técnica organizada por la zona en formato virtual.
En la subzona serrana de la región, donde la incidencia de la enfermedad es menor, los rendimientos del cultivo siguen siendo elevados. Pero no sucede lo mismo en los ambientes con alta presencia de Phomopsis.
El híbrido de girasol más sembrado en la región Mar y Sierras en 2023/24 fue SYN 3970 (32% del área total) con un rendimiento promedio logrado de 2357 kg/ha, seguido por SYN 3540 (16%) con 2182 kg/ha, NS 1113 (15%) con 2260 kg/ha y NK 3969 (15%) con 2350 kg/ha.
Los datos muestran que las fechas de siembra tempranas suelen estar asociadas a los mayores rendimientos obtenidos. “De todas maneras, atrasar la fecha no siempre penaliza y en algunas circunstancias puede ser una buena estrategia para intentar reducir el riesgo de Phomopsis”, apuntó Jorge.
Buena parte de las ascosporas que atacan al cultivo provienen de rastrojos, razón por la cual los ambientes con mayor repetición de siembra de girasol son las más expuestos a la enfermedad.
“Una alternativa para intentar reducir la presencia del vector de la enfermedad es laborear todo el lote, pero eso, al afectar la condición hídrica inicial, le va a pasar factura a los rendimientos; probablemente no sea la mejor idea de encarar el problema”, remarcó.
Los modelos más intensivos de girasol en casi todas las zonas ya no son tan productivos en los últimos años a causa del impacto de Phomopsis, por lo que la recomendación general es sacar el pie del acelerador al momento de diseñar el esquema agronómico del cultivo.
“Es importante que los modelos de fertilización nitrogenada los mantengamos moderados con niveles que no superen una oferta de 90-X kg/ha del nutriente; los mismo se aplica en el caso de la densidad de siembra”, explicó.
En la evaluación realizada en la última campaña por la región Mar y Sierras el híbrido más destacado –considerando rendimiento ajustado por materia grasa– fue NK 3979 CLHO, pero el mismo resultó afectado por Phomopsis. En el siguiente lugar del ranking se ubicaron ADV 5210 CL y NS 1113 Cl con buena comportamiento frente a la enfermedad.
Los protocolos tradicionales de control de enfermedades en girasol en la región muestran que con precipitaciones superiores a los 150 milímetros en el primer bimestre del año es factible encontrar respuestas productivas con la aplicación de fungicidas. De todas maneras, los productos convencionales están mostrando respuestas decrecientes en situaciones de alta incidencia de Phomopsis.
En la última campaña las evaluaciones realizadas en Mar y Sierras mostraron un comportamiento muy destacado de los controles realizados por Pavecto, un fungicida de la familia de los inhibidores externos de la Quinona (QoI) que aún no está disponible en el mercado argentino.
González Montaner mostró el resultado de un experimento en el cual, en un mismo sitio, se realizó una multiplicidad de combinaciones de fechas y métodos de siembra, híbridos, densidad, distanciamiento entre hileras y nutrición. El experimento refleja la importancia de emplear híbridos con buen aporte de materia grasa y tolerancia a Phomopsis, además de las oportunidades latentes que pueden surgir con la diversificación de las fechas de siembra.
“Por último, tenemos que mencionar que seguimos encontrando respuestas muy interesantes a la fertilización boro en girasol; en la medida que haya menos de 1,2 parte por millón de boro en el suelo, es muy factible que haya respuestas favorables a la incorporación de ese nutriente”, finalizó.