Calidad de leche y buenas prácticas lecheras: así se hizo el estudio
A partir de una muestra de 1442 registros de células somáticas proveniente de análisis del 2024 de 248 tambos integrantes de la red CREA, se determinó un promedio general de 341.000 células somáticas por mililitro (RCS/ml).
Al segregar los datos por sistema, el promedio de los tambos pastoriles fue de 348.600, mientras que en los sistemas con corral fue de 317.600. Los datos relativos a sistemas con galpón componen un submuestra no representativa por baja cantidad de casos relevados.
“Los datos reflejan un patrón estacional con recuentos de células somáticas más elevados durante el verano y más bajas en el invierno, lo que es particularmente más marcado en los sistemas a corral” explicó Santiago Bas, líder del Proyecto Tambo en Foco de CREA, al presentar esta semana los resultados del relevamiento.
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Recuento de células somáticas por mes y por sistema.
Se seleccionó una submuestra de 133 tambos que aportaron un mínimo de seis análisis en el transcurso del año pasado para evidenciar una media de casi 339.000 RCS/ml.
En la submuestra también se repitió el patrón observado en la muestra general, ya que el promedio registrado en tambos con sistema de corral fue de 317.200 RCS/ml, mientras que la media de los pastoriles se ubicó en 346.100.
La correlación del recuento de células somáticas con diferentes variables clave mostró que el crecimiento de ese indicador tiene un mayor impacto en la caída de la producción en sistemas con corrales que en pastoriles.
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Correlación entre producción y RCS.
“Al analizar la submuestra por cuartiles, podemos ver que gran parte de los casos con menores recuentos de células somáticas se encuentra en las regiones CREA Centro, Oeste y Este, mientras que por tipo de sistema no se evidencia un patrón claro al respecto porque existen casos con bajos niveles de células somáticas tanto en planteos pastoriles como en corral”, comentó Santiago.
Un análisis estadístico de cluster determinó correspondencia entre 17 casos de la submuestra con bajos niveles de RCS/ml, altas cargas animales y elevada producción individual asociada a un uso más intensivo de concentrados en la dieta.
“Los 17 tambos detectados son mayormente sistemas con corrales localizados en la región CREA Centro, lo que indica que el factor ambiental es importante al tratarse de una región con inviernos más secos”, apuntó.
Sanidad de la ubre
En la producción lechera muchas veces la atención se enfoca en tecnologías avanzadas y soluciones de última generación: desde programas de monitoreo hasta terapias selectivas de secado. “Sin embargo, el desafío de mantener sanas las ubres de las vacas lecheras muchas veces se puede abordar de manera más efectiva si volvemos a las bases”, señaló el técnico CREA.
“Esta idea, compartida por varios productores y profesionales del sector, nos invita a repensar nuestras prioridades: antes de incorporar soluciones costosas, debemos asegurarnos de que las prácticas fundamentales estén correctamente implementadas”, añadió.
Uno de los pilares de un programa integral de salud mamaria debería ser el manejo ambiental. La limpieza de los corrales y del entorno de las vacas es un aspecto clave que a veces se subestima. “Por más que utilicemos los mejores productos para pre y post-dipping, si el ambiente está contaminado con barro o estiércol, estamos luchando cuesta arriba. Las vacas sucias tienen un mayor riesgo de infecciones intramamarias y eso se refleja directamente en el recuento de células somáticas”, remarcó.
Otro aspecto esencial es el manejo del secado, especialmente porque las vacas están más vulnerables a infecciones durante este periodo y al momento del parto. No se trata sólo de aplicar un antibiótico al final de la lactancia, sino de tener información clara sobre el estado de cada animal.
“Usar datos de células somáticas en el secado y en el primer control lechero permite identificar qué vacas sanaron, cuáles desarrollaron nuevas infecciones y cuáles siguen siendo casos crónicos. Esto nos ayuda a tomar decisiones fundamentadas sobre tratamientos y estrategias”, resaltó Santiago.
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Monitoreo de la terapia de secado
El uso de programas o incluso de simples herramientas de análisis de registros permite clasificar a las vacas en diferentes grupos según su evolución durante el período seco. Eso es particularmente relevante en tambos con menos de 200 vacas, donde el impacto de unos pocos animales con altos recuentos de células somáticas puede ser enorme.
“Por eso, conocer la composición del rodeo y hacer cultivos de leche cuando es posible, ayuda a determinar si estamos frente a un problema de mastitis clínica o subclínica. Mientras la mastitis clínica generalmente implica descarte de leche, la subclínica pasa desapercibida, pero sigue afectando la calidad del producto final”, afirmó.
Al respecto, estudios científicos muestran que el uso de guantes desechables, junto con una adecuada desinfección de las manos, puede reducir la carga bacteriana de manera muy significativa.
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Impacto del uso de guantes y la desafección de manos durante el ordeñe. Fuente: Olde Riekerinket al., 2008. Cortesía Simon Dufourand Scholl
Rutinas de ordeñe
En las rutinas de ordeñe es fundamental que las mismas estén bien definidas y adaptadas a cada establecimiento. El despunte, pre-dip, secado, colocación de pezoneras, monitoreo del flujo de leche y post-dip deben realizarse con precisión y dentro de un marco de tiempo que permita una buena estimulación de la glándula mamaria. No respetar los tiempos recomendados, por ejemplo entre el despunte y la colocación de la máquina, puede generar flujos bimodales y reducir la eficiencia del ordeñe.
La evaluación periódica de la máquina de ordeñe es otra de las bases que no se pueden descuidar. Una máquina mal calibrada o con pulsadores defectuosos puede dañar el canal del pezón y facilitar la entrada de bacterias. El ciclo de lavado, la temperatura del agua y el tipo de productos utilizados también son factores críticos que muchas veces quedan en segundo plano frente a las urgencias del día a día.
“En cuanto a la fisiología animal, estudios recientes indican que condiciones como la hipocalcemia subclínica pueden afectar el cierre del conducto del pezón después del ordeñe. Este canal permanece abierto por unos 30 minutos luego de finalizada la extracción de leche y, si en ese periodo la vaca está en contacto con barro o ambientes sucios, las posibilidades de infección aumentan. Aportar alimento después del ordeñe para mantener a las vacas de pie y favorecer el cierre del canal puede ser una medida sencilla pero efectiva”, recomendó el especialista.
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Hipocalcemia y recuento de células somáticas. El conducto del pezón permanece abierto hasta 30 minutos posteriores al ordeñe . El estudio muestra que el diámetro del canal de pezón fue mayor en aquellas vacas con hipocalcemia succínica. Fuente: Bas et al. (no publicado).
Finalmente, el cultivo de leche y el diagnóstico de los patógenos presentes en el rodeo permite tomar decisiones terapéuticas con base científica. Hoy existen tecnologías simples como placas con aplicaciones móviles que identifican bacterias en 24 horas.
“Más allá de la tecnología, lo esencial es tener indicadores claros, objetivos alcanzables y un compromiso real con la mejora. Porque en definitiva, la gran pregunta es ¿vamos a hacer algo con esta información o la dejamos pasar? Volver a las bases no significa retroceder, sino construir con solidez desde lo esencial. Ahí está la verdadera revolución en la salud mamaria”, resumió.
CREA Mesa tecnica 2025-06-23.pdf