Con la pandemia de Covid-19 muchos empresarios y empleados del ámbito agropecuario revalorizaron el beneficio implícito presente en la posibilidad de residir y trabajar en zonas rurales.
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SUSCRIBITECon la pandemia de Covid-19 muchos empresarios y empleados del ámbito agropecuario revalorizaron el beneficio implícito presente en la posibilidad de residir y trabajar en zonas rurales.
Frente al encierro y las restricciones vigentes en centros urbanos, quienes tuvieron la suerte de encontrarse en el campo comprendieron que gozaban de un atributo esencial para garantizar la salud mental, el cual, como suele suceder, se percibió con total desnudez cuando el mismo desapareció en las ciudades.
Ariel García, empresario integrante del CREA Roque Pérez-Saladillo (región Sudeste), fue uno de esos afortunados. Y desde entonces se preocupó por mejorar las condiciones presentes en el establecimiento propio.
Con el tiempo comenzó a pensar incluso en la posibilidad de crear un espacio recreativo en un sector bajo del campo en el cual suele haber –cuando la seca no se hace presente– una pequeña laguna.
Decidió entonces alambrar una hectárea en ese sector con el propósito de crear una “reserva”, la cual, además de embellecer el paisaje, permitiese promover un nuevo desafío al equipo de trabajo de la empresa ganadera de ciclo completo y agricultura.
Comenzaron así a plantar tanto especies autóctonas argentinas como árboles frutales. “La reserva está en un lugar central del campo, cercano a la manga, donde se realizan muchas tareas esenciales de la empresa”, comenta Ariel.
El nuevo proyecto generó nuevos desafíos entre los integrantes de la comunidad, dado que la esposa de uno de los trabajadores que reside en el campo fue designada como responsable del cuidado de la reserva.
“El sector atrae a diferentes aves que habitan en la zona y permite el desarrollo de la biodiversidad presente en la región pampeana, lo que representa un activo ambiental”, comenta Ariel.
El hecho de contar un entorno bello representa además un activo social, pues la posibilidad de vivir y trabajar en un entorno agradable representa un beneficio que hace que el costo de desarrollo y mantenimiento de la reserva sea considerado como una parte estructural del plan de negocios.
“Para las nuevas generaciones los aspectos del placer vinculados al trabajo son cuestiones centrales y todo lo que podamos hacer para transformarnos en empresas más atractivas y acordes a los tiempos es fundamental llevarlo a cabo”, remarca.
“La empresa es el reguardo patrimonial de la familia y el ámbito de desarrollo de los integrantes del equipo de trabajo, pero es también el lugar donde pasamos muchas horas al día; el campo es un ámbito maravilloso y todo lo que podamos hacer para preservarlo y embellecerlo es fundamental tanto para nosotros como para los que vendrán después de nosotros”, añade.
La cuestión ambiental es parte de la agenda permanente de trabajo de la región CREA Sudeste y la misma se instrumenta en un entorno colaborativo que incluye a empresarios, técnicos, trabajadores y sus familias.
“En nuestra zona el paisaje siempre un factor muy amigable porque, además de cultivos agrícolas y pasturas, contamos con una gran proporción de pastizales naturales y lagunas”, resume Ariel.