Lechería: el tambo "La Mascota" recibió una visita muy especial
Los niños de la escuela primaria Leopoldo Lugones pudieron conocer las instalaciones de última tecnología del Tambo "La Mascota" en el que trabajan sus padres.
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El tambo “La Mascota” es un establecimiento modelo de Lechería ubicado en la localidad de Holmberg, a 20 kilómetros al sur de la ciudad de Río Cuarto, Córdoba. Las tecnologías que emplea, y los altos resultados productivos que obtiene, hacen que reciba habitualmente a estudiantes secundarios y universitarios interesados en ver de cerca las últimas innovaciones en lechería.
Las visitas son periódicas, pero este año se destacó una muy especial, compuesta por un grupo de niños de primaria de la escuela rural Leopoldo Lugones, que quisieron conocer, por primera vez, el trabajo que realizan sus padres.
El tambo pertenece a la empresa Mareuba S.A., miembro de los grupos CREA Tambero Laboulaye y Buena Esperanza (región Centro). En total, la firma tiene 73 empleados, de los cuales 48 se abocan a las tareas del tambo. La mayoría de ellos vive junto a sus familias en el mismo predio y envía a sus hijos a la escuela primaria Leopoldo Lugones, en el paraje Las Ensenadas, que está situada a solo unos 1000 metros del establecimiento. Allí cursan el ciclo primario veinte alumnos en aulas multigrado.
“El campo se ubica a ambos lados de la ruta y, justo en el medio, está Las Ensenadas, donde hay un comedor, una carnicería y la escuela rural. El 80% de los alumnos del colegio son hijos de nuestros empleados”, afirmó Ramiro Bandiera, encargado del campo que posee la empresa en San Luis y presidente del CREA Buena Esperanza.
La firma colabora todos los años con la escuela, facilitando el acceso a Internet y manteniendo el predio durante todo el ciclo lectivo. También donó computadoras y otros elementos básicos para que los niños estudien. No obstante, pese a la cercanía y al estrecho vínculo con la institución, los chicos nunca habían visitado el tambo.
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Alumnos de la escuela rural Leopoldo Lugones (Córdoba)
Así fue como, a pedido de uno de los docentes, este año todos los estudiantes realizaron una visita y conocieron las actividades del establecimiento. “Para nosotros fue muy reconfortante que los chicos pudieran ver el trabajo que hacen sus padres y también que tomen al campo como algo propio”, dijo Bandiera. “Los chicos ven que sus padres salen de sus casas a la madrugada, para trabajar en el campo, y vuelven por la noche, pero no saben bien cuál es el rol que ocupa cada uno en la empresa”, agregó.
Leonardo Valladares, trabajador del tambo, abocado al mantenimiento general del campo, tiene dos pequeñas hijas que van a la escuela rural, y él mismo participa del establecimiento educativo, en la comisión de padres. “Yo siempre trabajé en el campo y vivimos acá con mi familia”, indicó. Durante la visita, sus hijas pudieron conocer cómo se llevan a cabo las tareas de ordeñe y recorrer las instalaciones, como un nuevo galpón que construyó la empresa para mejorar el bienestar animal y estabilizar la producción. “Nosotros ayudamos a armar ese galpón. Ahí las vacas comen y duermen con ventilación, entre otras comodidades”, dijo Valladares.
“A mis nenas siempre les gustaron los animales. Acá hay dos mujeres que son veterinarias. Quizás ellas también puedan seguir estudiando y, si les gusta el tambo y las vacas, se dediquen a esto”, comentó.
Bandiera agregó que “al estar muy cerca de una ciudad grande, como Río Cuarto, y ser un tambo modelo en la zona, tenemos muchas visitas de la universidad, de colegios y de distintas agrupaciones. En noviembre, por ejemplo, tenemos una visita del colegio donde asisten mis hijos, que se repite todos los años. Los chicos de primer grado estudian todo el circuito de la leche y, a fin de año, hacen el cierre del curso visitando el tambo para ver con sus propios ojos cómo es todo el proceso que aprendieron en la materia”.
La Mascota posee un rodeo de 1900 vacas en ordeñe, en un sistema intensivo de alta producción que está totalmente automatizado. “Hoy alcanzamos una producción promedio de casi 40 litros de leche por vaca, con tres ordeñes diarios, y un promedio de 125.00 litros de lactancias cerradas”, informó Emanuel Pallanza, gerente de producción de leche de la firma. Debido a que en su niñez también fue alumno de la escuela rural, fue quien organizo y recibió la visita de los niños al establecimiento.
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"Guachera" del tambo La Mascota (región CREA Centro)
Pallanza aprovechó el evento para ofrecer más detalles sobre la producción del tambo. Uno de los aspectos destacados es que allí todas las vacas tienen collares y chips que permiten medir diferentes aspectos clave de las vacas, como la cantidad de litros de leche que producen leche por día y el tiempo que dedican a comer, rumear y descansar, con el objetivo de mejorar la salud de cada animal.
Cuando el sistema detecta que un animal está por entrar en celo, por ejemplo, realiza un reporte y luego, cuando la vaca atraviesa una puerta inteligente, la aparta y envía a un corral para que sea inseminada o tratada por temas de salud, con un veterinario. La información se procesa mediante un programa que es monitoreado permanentemente por un equipo de profesionales.
Del mismo modo, cada una de las 32 bajadas del tambo cuenta con un medidor de leche, que permite tener un control diario de la producción de cada animal y optimizar el secado de la hacienda, cuando ya no es rentable porque produce pocos litros.
En cuanto a la alimentación de los animales, las dietas se formulan y balancean dentro de un programa nutricional, a base de silo de maíz y de alfalfa, maíz molido y concentrados como harina, expeller y cascarilla de soja. Las mezclas se hacen en un mixer y se reparten a cada rodeo, según los kilos que corresponda.
La empresa comenzó a poner en marcha este sistema automatizado hace unos diez años y lo fue implementando en diferentes etapas. “Empezamos con los collares de rumia y después se fueron sumando los chips para la medición de leche. Hoy en día, la producción ya está a tope, así que se está haciendo hincapié en el estudio genómico del rodeo de vaquillonas y en la mejora continua del confort animal”, remarcó Pallanza.
“A principio de este año finalizamos la construcción de un galpón de camas de arena, basándonos en un sistema free stall, que nos permitió disminuir el estrés térmico de las vacas a partir del uso de ventiladores y refrigeración por agua, ayudándonos a estabilizar la producción durante todo el año”, indicó Pallanza.
“Mediante este sistema recuperamos el 100% de los efluentes producidos. Esto nos permite realizar un plan de aplicaciones de residuos pecuarios, que involucra análisis de suelos, y así mejorar los campos agrícolas con la incorporación de fósforo, urea y material orgánico, creando así una economía circular”, añadió.
Con la parte líquida de los efluentes se hace fertiriego para nutrir los campos agrícolas. La parte sólida que se recupera se integra a un plan de aplicaciones de residuos pecuarios, que también involucra análisis de suelo, para mejorar los campos con la incorporación de fósforo, urea y materia orgánica, entre otros elementos.
En cuanto a los planes para el futuro, la empresa prevé incorporar al sistema un biodigestor, que permitirá abastecer las instalaciones de energía propia.