13 de octubre de 2024 en Buenos Aires

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¿De qué hablamos cuando hablamos de sostenibilidad?

Exposición de Nora María Kugler, coordinadora de la región CREA Sudoeste, en la jornada “La Ganadería que viene 2024” realizada en Olavarría.

Por CREA Región Sudoeste | SUO

“Al final del día, la meta de la sostenibilidad no consiste en otra cosa más que impulsar el desarrollo humano y trascender generacionalmente”. Así lo indicó Nora María Kugler, coordinadora de la región CREA Sudoeste, durante una conferencia ofrecida en la jornada “La Ganadería que viene 2024” realizada en la localidad bonaerense de Olavarría.

Kugler recordó que, en el marco del Acuerdo del París, la Argentina asumió el compromiso ante el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) de no exceder la emisión neta de 349 megatoneladas de dióxido de carbono equivalente en el año 2030 (como referencia, en 2020 la emisión del país estimada fue de 376 MtCO2e)

“La Argentina tiene una participación del 1% en las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI); es una proporción muy pequeña, pero el compromiso está asumido y es necesario cumplirlo”, explicó Nora.

Los criterios establecidos por el IPCC para que cada país realice un “Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero” afectan especialmente al sector ganadero, porque consideran que una molécula de metano (CH4) equivale a 28 moléculas de dióxido de carbono (CO2).

Sin embargo, el metano que se libera en el proceso de producción ganadera tiene un ciclo de vida relativamente corto, de entre 10 y 15 años. A diferencia de los combustibles fósiles, que introducen carbono nuevo en la atmósfera, la ganadería recicla el mismo carbono en un proceso natural conocido como “ciclo biogénico”.

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Nora María Kugler en la jornada “La Ganadería que viene 2024” realizada en Olavarría.

Nora María Kugler en la jornada “La Ganadería que viene 2024” realizada en Olavarría.

Kugler destacó que el investigador argentino, Ernesto Viglizzo –quien es miembro honorario de CREA– fue un actor clave al momento de dimensionar el impacto de la ganadería en la dinámica del cambio climático con un mirada integral. “Le debemos un gran reconocimiento porque contribuyó a cambiar la percepción sobre la ganadería en lo que respecta a la cuestión ambiental”, manifestó.

En ese sentido, Viglizzo es el impulsor de la hipótesis que sostiene que las tierras de pastoreo presentes en Sudamérica –que, en muchos casos, no tienen uso agrícola y sólo pueden ser aprovechadas por rumiantes– poseen una capacidad de secuestro de carbono muy significativa. Son, por lo tanto, potenciales mitigadores de emisiones de GEI.

Otro aspecto cuestionado por Viglizzo es que, en su diseño, la metodología de cálculo de las emisiones producidas por el sector ganadero contempla aquellas provenientes de la manufactura de fertilizantes y fitosanitarios, algo que, además de ser discutible, no siempre aplica cuando se trata de planteos pecuarios realizados en ecosistemas naturales con baja intervención.

“Trabajos realizados en el ámbito de CREA, donde se midió la huella de carbono en función de la productividad, revelan que existen situaciones divergentes entre sistemas productivos y regiones, lo que implica que no todo puede ser considerado de manera uniforme”, remarcó Nora.

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El análisis de las gestiones ganaderas CREA muestra que, en materia de huella de carbono, existe una gran diversidad de situaciones en lo que respecta a actividades ganaderas, a veces, incluso, dentro de una misma región productiva.

“Tenemos mucho trabajo por hacer para mejorar indicadores productivos y, en consecuencia, reducir el impacto relativo de la huella de carbono, pero para proponerse esa meta y poder cumplirla es necesario que llevemos mediciones de manera sistemática”, resaltó.

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La medición de GEI debe realizarse en simultáneo con investigaciones orientadas a determinar el impacto de la gestión de pastos como una práctica de mitigación de emisión de GEI.

“Si logramos demostrar que, con prácticas adecuadas es posible incrementar la cantidad de carbono orgánico en el suelo en sistemas ganaderos de base pastoril, eso podría, eventualmente, generar oportunidades en los mercados de bonos de carbono; en ese sentido, la ganadería tiene una ventaja comparativa”, indicó la especialista.

La referente CREA indicó que la sostenibilidad es un concepto integral porque el uso eficiente de los recursos, además de consolidar el crecimiento económico de las empresas y de las personas que trabajan en ellas, permite cuidar el patrimonio –en un sentido amplio del concepto– para las próximas generaciones.

Esa manera de entender el negocio agropecuario, señaló Kugler –quien además es coordinadora del Grupo de Acción Ganadero de la región CREA Oeste Arenoso– no puede estar disociada del respeto por los otros, lo que incluye a todos los seres vivos que participan del proceso, ya sean personas, animales domesticados o microorganismos que habitan en el suelo y que contribuyen a nutrir a los cultivos.

“No hay nada que funcione de manera sostenible si no existe armonía entre lo económico, lo social y lo ambiental”, resumió.

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