El cuidado de la biodiversidad es un compromiso ético. Pero es también una ventaja productiva. Y Gustavo Lagerheim puede dar un testimonio al respecto. Doce años atrás el empresario ganadero, propietario de Cabaña La Amalia, implementó un sistema silvopastoril en un monte nativo del sudeste de Chaco por medio de la siembra al voleo de diferentes especies –como Gatton panic, Setaria sphacelata, Panicum maximum, Dichantium aristatum y Grama Rodhes Callide–, las cuales permanecieron dos años sin intervención para así permitir que se desarrollen de manera adecuada.
A partir del tercer año, con un manejo de pastoreo rotativo, el sistema entró en producción. “Cada especie encontró su lugar en los diferentes ambientes del monte y, con los cuidados indispensables, el banco de semillas permite que el pasto se renueve todos los años”, explica Gustavo, quien integra el CREA Villa Ana-Arandú (región Norte de Santa Fe).
En la campaña 2022/23, caracterizada por una sequía severa, la oferta forrajera disminuyó mucho. “Pero los árboles nos salvaron el servicio”, indica el empresario. Sucede que los algarrobales (Prosopis) o la espina corona (Gleditsia amorphoides), entre otras especies presentes en la zona, cuentan con un chaucha que posee un elevado tenor proteico, cuya producción se potencia en condiciones de restricción hídrica.
“A pesar de casi no tener pasto, pudimos atravesar el período de servicio del rodeo Brangus de cría sin mayores inconvenientes gracias al enorme aporte brindado por las semillas de los árboles de la región”, relata. Las especies, además de una fuente nutricional, son esenciales en la zona para brindar sombra a la hacienda, de manera tal de protegerla de las elevadas temperaturas que se presentan en la época estival.
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Este año la región CREA Norte de Santa Fe realizó una jornada ganadera en La Amalia para mostrar las innovaciones implementadas en la empresa.
En las partes bajas del establecimiento, localizadas en la zona de influencia del río Paraná, se implantó –en el marco de un convenio con INTA Colonia Benítez– pasto Tangola, un hibrido natural entre el pasto Tanner (Brachiaria arrecta) y el pasto Pará (Brachiaria mutica) proveniente del norte de Brasil.
Se trata de un recurso forrajero que se destaca por poseer un comportamiento muy plástico a una amplia gama de texturas y fertilidad de suelos, además de tolerar ambientes anegados y condiciones de sequía. Al tratarse de una especie de reproducción agámica o asexual, se utilizan guías o estolones –tallos rastreros– para implantarla.
“El pasto Tangola prospera donde ninguna otra especie forrajera puede hacerlo y se recupera con rapidez luego de sufrir anegamientos o restricciones hídricas; tenemos ya unas 400 hectáreas, sobre un total de 6800, implantadas con Tangola”, comenta Gustavo.
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Novillos en lote con pasto Tangola
Técnicos del área de Seguimiento Forrajero Satelital de CREA se encuentran midiendo las tasas de crecimiento del pasto Tangola en el establecimiento chaqueño para poder calibrar las mismas con la información satelital y así posibilitar próximamente la medición del índice de vegetación normalizado (“índice verde” o NDVI por sus siglas en inglés) del recurso.
Seguimiento Forrajero Satelital emplea –como su nombre lo indica– datos satelitales para estimar la tasa de crecimiento de diferentes recursos forrajeros para una zona y período de tiempo determinado, permitiendo así conocer la productividad anual de cada recurso forrajero y la distribución estacional de los mismos.
El sistema diseñado en La Amalia, además de una ventaja productiva, contribuye a incrementar la reserva de carbono orgánico en el suelo, lo que implica que, en caso de realizar mediciones sistemáticas y una posterior certificación que valide ese proceso, podría eventualmente aspirar a comercializar bonos de carbono a partir de la contribución ambiental realizada.
Otra tecnología, más reciente, que está contribuyendo a generar un agregado de valor enorme, fue la introducción de la caravana electrónica con el propósito de poder identificar variables clave de manera individual.
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En la empresa mantienen dos reuniones anuales con los empleados del establecimiento y el capataz se reúne con sus pares del resto de las empresas CREA del grupo Villa Ana-Arandú.
“Los terneros se caravanean ni bien se destetan y así podemos identificar a aquellos ejemplares que tienen los mejores indicadores de conversión de alimento en carne; una vaquilla que gana en promedio 1,30 kilogramos diarios comiendo lo mismo que otra que gana 600 gramos, implica que una es un fórmula uno y la otra un vehículo convencional; si seleccionamos en ese sentido, eliminando del rodeo al cuartil inferior, logramos un avance considerable en ese indicador con una gran rapidez”, remarca Gustavo. En una segunda instancia, la tecnología se empleará para potenciar la selección por eficiencia reproductiva.
“La ganadería 4.0 no requiere grandes inversiones en infraestructura, pero sí mucho tiempo dedicado a generar datos de manera sistemática, instrumentar registros, procesar información y, en última instancia, generar conocimiento útil que permita agregar valor”, señala.
La clave de ese proceso, además del compromiso empresario, es contar con un equipo de trabajo capacitado y motivado. “Es importante que todos en la empresa entendamos el propósito de lo que hacemos para poder comprender el valor de la tarea realizada”, afirma.
Para eso, en la empresa mantienen dos reuniones anuales con los catorce empleados del establecimiento y el capataz se reúne cada dos o tres meses con sus pares del resto de las empresas CREA del grupo Villa Ana-Arandú para intercambiar experiencias y conocimiento en el marco de la metodología CREA. Adicionalmente, este año la región CREA Norte de Santa Fe abrió una escuela destinada a empleados rurales, donde se abordan tanto cuestiones técnicas como emocionales. “Las empresas que no contribuyen a que prosperen y se desarrollen las personas que integran sus equipos de trabajo, no van a ninguna parte”, resume Gustavo.
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Este año la región CREA Norte de Santa Fe abrió una escuela destinada a empleados rurales donde se abordan tanto cuestiones técnicas como emocionales.