Un relevamiento de salarios en tambos de la Cuenca Mar y Sierras permitió detectar oportunidades y aspectos de mejora en la gestión de personas de la actividad.
Alcanzaste el límite de 40 notas leídas
Para continuar, suscribite a Crea.
Si ya sos un usuario suscripto, iniciá sesión.
Las empresas lecheras representan una oportunidad laboral con enorme atractivo en la actual coyuntura, ya que en muchas situaciones abonan salarios competitivos con respecto a otras actividades equiparables. Así lo determinó un relevamiento realizado en la cuenca Mar y Sierras en base a datos aportados por once empresas lecheras que cuentan con un total de 151 empleados.
Suscribite ahora para seguir disfrutando de todo el contenido exclusivo.
El trabajo –realizado en mayo pasado– fue presentado en el ámbito de la Mesa Técnica de Lechería de CREA por Ignacio Laulhe, asesor de los grupos CREA Tambero Mar y Sierras y CREA Quesero.
Los salarios abonados actualmente por una porción considerable de las empresas lecheras que integran la muestra son muy competitivos con respecto a otros trabajos que son igual de demandantes en términos de carga horaria.
Salarios en tambos: ¿son competitivos?
Una de las comparaciones posibles es la de encargado de estación de servicio con plena asistencia, quien –considerando el convenio colectivo vigente– puede recibir un salario mensual bruto de 1,30 a 1,50 millones de pesos mensuales dependiendo de la antigüedad y sin considerar adicionales por horas extras.
diapo1.JPG
La muestra se integró con los diferentes puestos presentes en un tambo: encargado general, encargado de recría, franquero, guachero, inseminador/vaquero, puntero, tractorista y tambero mediero, entre otras posiciones.
La edad promedio general de la muestra de 151 empleados se ubicó en 38 años, con una media máxima de 52 años en el caso de los tamberos medieros y un promedio mínimo de 20 para los franqueros. La mayor parte de los casos evaluados cuenta sólo con primario completo.
diapo3.png
Edad promedio por puesto.
“Al observar la distribución de edades, es factible visualizar una gran proporción de trabajadores sub-40, quienes tienen una manera de encarar el empleo con criterios diferentes a la generación que los precedió, lo que resulta clave cuando se gestionan equipos integrantes por personas de diferentes generaciones”, comenta Ignacio.
diapo4.JPG
Distribución de edades de los trabajadores
Al momento de realizar comparaciones de salarios entre empresas, el aspecto clave es definir en primer instancia si se están evaluando manzanas con manzanas, dado que, si bien los puestos de trabajo pueden llevar el mismo nombre, en empresas diferentes pueden implicar tareas y responsabilidad muy distintas.
Para eso es indispensable medir la valoración relativa de los puestos de trabajo en dimensiones relativas a las competencias (autonomía, conocimientos y experiencias adquiridas), habilidades (capacidad creativa, innovación y pensamiento sistémico para aportar soluciones superadoras a los problemas y desafíos por enfrentar) y responsabilidades (personal y cantidad de tareas a cargo e impacto productivo y económico para la empresa comprendido en las decisiones que estén a cargo del trabajador).
Sin una base de comparación ponderada a través de esos criterios, las comparaciones de salarios por puesto entre empresas puede llevar a realizar interpretaciones desajustadas de la realidad del mercado.
“Más allá de cuán sofisticada sea la metodología empleada, es importante comenzar a realizar relevamientos sistemáticos para poder contar con registros que nos permiten en las reuniones CREA trabajar en cuestiones relativas a la gestión de equipos”, expresa.
“Existe en el sector una preocupación genuina para mejorar las condiciones laborales y estos relevamientos brindan la posibilidad que cada empresario o gerente cuente con un punto de partida para poder evaluar los aspectos necesarios o deseables por implementar en cada situación”, añade.
Un factor clave –que no siempre es considerado al momento de evaluar la competitividad de la oferta laboral presente en los tambos– es el aporte económico de la vivienda y los servicios básicos, los cuales también deben ser considerados en un contexto en el cual los mismos representan una carga pesada para gran parte de las familias argentinas.
diapo2.png
Porcentaje del plantel de personal de las once empresas integrantes de la muestra que reciben vivienda, electricidad, gas y servicio de Internet a cargo del empleador. Los casos con bajo nivel de aporte corresponden a tambos localizados en las cercanías de pueblos con buenos accesos viales.
En el relevamiento también se detectó que todas las empresas ofrecen mercadería a los empleados, ya sea a través de combustibles, alimentos, artículos de limpieza y hasta dinero en efectivo para compras de almacén
El trabajo también muestra que, además del salario básico, parte de las empresas cuenta con ingresos ajustados por producción de leche y bonificaciones por puesto de trabajo asociadas a la evolución de indicadores clave (calidad de leche, vaca preñada, ternero nacido, etcétera).
El documento evidenció que aquellos puestos de trabajo con mayor proporción de ingresos variables reciben actualmente –en situaciones equivalentes– mayor remuneración monetaria respecto de los empleos con mayor proporción del salario fijo, lo que se explica por la coyuntura experimentada por actividad lechera.
Los técnicos que analizaron los datos del relevamiento coincidieron en que, más allá de las particularidades presentes en cada establecimiento lechero, la actividad representa una fuente de progreso social para aquellas familias que estén dispuestas a trabajar en ámbitos rurales
“Es importante tener en cuenta que la política salarial es solamente un componente de la gestión de personas entre muchos otros que son de igual de importantes, como una adecuada comunicación, el sentido de pertenencia y las condiciones de bienestar para el trabajador y su familia”, explica Ignacio.
“Una correcta retribución por el valor generado por el trabajador es un factor esencial, pero ciertamente debe ir acompañado por muchos otros que son más difíciles de medir cuantitativamente”, remarca.