Empresa familiar y gobernanza empresarial agropecuaria
La gestión de la empresa familiar agropecuaria requiere aprender nuevas habilidades que exceden el ámbito propio del caudal de conocimiento necesario para conducir una empresa, para lo cual resulta indispensable, en muchas situaciones, recibir asistencia.
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“En un momento estábamos tomando decisiones patrimoniales con mi padre y dos de mis hermanos que trabajamos en la empresa y dijimos tenemos que parar la pelota y ordenar la situación porque no están presentes todos los accionistas”, relató Martín Miretti, director de Agrolam (Grupo Pilagá), durante una jornada empresaria realizada por la región CREA Chaco Santiagueño en Bandera (Santiago del Estero).
“Así decidimos profesionalizar la gobernanza empresaria creando un directorio y realizando reuniones de accionistas, en las cuales están mis padres y los cinco hermanos, donde se resuelven las cuestiones de orden patrimonial”, indicó en un panel integrado por Marcos Berisso (EDP Agro) y coordinado por Jorge Barros de la Mesa Empresario de la región CREA Chaco Santiagueño.
La adecuada determinación de los roles de cada integrante de una empresa agropecuaria familiar es esencial para poder definir los derechos y responsabilidades de cada uno sin que haya confusiones al respecto que puedan generar rispideces innecesarias.
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Establecimientos agrícolas de Agrolam
“El plan de continuidad familiar fue crítico para poder estabilizar el crecimiento de la empresa y ordenarlo. El consenso de los accionistas es agregar valor y sumar escala independientemente de las diferentes crisis que nos tocó atravesar; esa visión compartida nos permitió evolucionar”, comentó Martín.
Una de las claves del proceso –explicó Martín– es aprender a dejarse ayudar para poder identificar cuáles son las atribuciones y responsabilidades de cada rol en la organización, además de comprender cuánto valor agregado puede sumar cada uno en una posición o desagregarlo en otra.
“Comprar un activo es una decisión que sólo pueden tomar los accionistas porque las implicancias derivadas de eso no pueden ser asumidas por los directores, que son los encargados de hacer cumplir el mandado de los accionistas”, manifestó.
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Martín Miretti
La empresa familiar tiene programadas tres reuniones anuales de accionistas –que eventualmente pueden ser más si así se dispone–, al tiempo que el directorio se reúne una vez por mes para evaluar la marcha del plan de negocios.
“La redefinición de los roles de cada uno en el ámbito de la familia empresaria también se hizo puertas adentro de la empresa, donde se evaluó el aporte de todos los que trabajamos en la misma; así, por ejemplo, hoy podemos decir que incorporar un responsable de producción ha dado mejores resultados que cuando nosotros nos encargábamos de esa tarea; saber delegar y equilibrar equipos es clave”, remarcó Martín.
Agrolam
Luis Alberto Miretti –padre de Martín– luego de desarrollarse en el rubro industrial, adquirió un campo en Luque, Córdoba, pero pronto comprendió que el norte argentino contaba con un potencial enorme para desarrollar.
Agrolam (nombre que conjuga la palabra agro con las iniciales de Luis Alberto Miretti y las de su esposa Lucía Adelina Marro) entonces dio un paso clave al comprar en 1999 un campo en Quimilí, Santiago del Estero. Se trataba de una apuesta fuerte porque por entonces, además de no contar en la zona con una red vial en buen estado, no había información sobre el modelo productivo por desarrollar: había que aprender sobre la marcha.
En ese sentido, el aporte de la red CREA fue determinante para ir construyendo el conocimiento técnico necesario para gestionar sistemas tanto agrícolas como ganaderos, ya que desde el minuto uno Luis Alberto inculcó en sus hijos la importancia de la diversificación y el agregado de valor para consolidar el crecimiento sostenible de la empresa familiar. La firma actualmente integra los grupos CREA Guayacán y Quimilí.
Durante 2014 Agrolam adquirió la histórica Cabaña Pilagá, con sus planteles y núcleo genético en Mercedes, Corrientes, donde, además de su oferta de reproductores y animales de las razas Braford y Brangus, desarrolla en el noreste de Santiago del Estero su proyecto integral de producción de carne que comprende todo el ciclo productivo y comercial, ya que cuenta con su propia marca (“Pilagá Carnes”).
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Cabaña Pilagá
La empresa utiliza una plataforma para realizar trazabilidad individual en blockchain, lo que permite la creación un código de identificación único para cada animal, que puede emplearse para que el consumidor final sepa de dónde provino el mismo, cómo fue alimentado e incluso ver imágenes del establecimiento de origen.
En la actualidad los Miretti trabajan una superficie superior a 30.000 hectáreas –entre campos propios y alquilados– en el NEA, NOA y también en Paraguay. “En la actualidad estamos evaluando incorporar una nuevo unidad de negocios en el rubro industrial para potenciar la diversificación de actividades”, adelantó Martín.