Congreso CREA 2025:
Neurociencia y gestión de la diversidad
Neurociencia con una vuelta distinta en Congreso CREA 2025: elegir un futuro racional depende de que los humanos podamos razonar. Parece un argumento por demás simple. Pero en la act
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SUSCRIBITECongreso CREA 2025. Neurociencia, gestión de la diversidad, sesgos cognitivos y la importancia del diálogo.
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SUSCRIBITENeurociencia con una vuelta distinta en Congreso CREA 2025: elegir un futuro racional depende de que los humanos podamos razonar. Parece un argumento por demás simple. Pero en la act
ual coyuntura representa un desafío enorme.
“Cuando alguien logra algo extraordinario es porque hizo un esfuerzo igualmente extraordinario: no hay excepción a la regla. ¿Por qué? Porque el aprendizaje depende de la construcción de rutas neuronales microscópicas que llevan tiempo y energía en formarse”, señaló hoy Andrés Rieznik, divulgador científico y profesor en la Escuela de Negocios de la Universidad Torcuato Di Tella, durante una charla ofrecida hoy en el Congreso CREA 2025 que se está llevando a cabo hasta mañana viernes en Tecnópolis.
Andrés Rieznik, quien además es investigador del Centro de Inteligencia Artificial y Neurociencias y autor de los libros Neuromagia, Atletismo Mental, Retos Asombrosos y Tabú, explicó que el cerebro de una persona cambia estructuralmente porque se entrena para adquirir una determinada habilidad.
“El cerebro de una persona, por ejemplo, analfabeta, es diferente al cerebro de una persona que se alfabetizó porque tiene rutas neuronales que el otro no tiene; ese proceso requiere tiempo y concentración y no existe manera de reemplazarlo con el uso de sistemas de inteligencia artificial”, destacó.
Las rutas neuronales construidas a través de la educación permiten así recordar muchos datos y tenerlos a disposición rápidamente cuando se los necesita; eso es lo que brinda a los expertos en una determinada disciplina la capacidad de resolver cuestiones de manera adecuada en plazos óptimos.
“No es cierto que con las nuevas tecnologías la memoria se transformará en algo obsoleto. El aprendizaje depende de la memorización: eso no va a cambiar”, remarcó.
Las inteligencias artificiales –comentó– se basan en simular redes neuronales y lo que hacen es calcular probabilidades, de una forma muy sofisticada, pero no razonan.
Los humanos, si bien somos seres racionales, estamos colmados de sesgos cognitivos. Un ejemplo de ese fenómeno puede advertirse con la imagen de un vestido que causó recientemente gran revuelo en redes sociales porque, si bien la prenda original es de color azul y negro, algunas personas lo perciben como blanco y dorado debido a una ilusión óptica generada por la particular iluminación de la imagen.
“El cerebro siempre está computando un montón de factores en el ambiente para tratar de inferir cómo es la realidad en función de la información que recibe de sus receptores. Lo mismo sucede cuando tomamos decisiones: las mismas están influenciadas por sesgos”, argumentó.
Rieznik señaló que el hecho de poder reconocer tal característica de la naturaleza humana es esencial para poder reconocer conductas orientadas a reforzar tales sesgos en lugar de mitigarlos. “El gran desafío que tenemos es poder lograr que prime la racionalidad a la hora de tomar decisiones”, apuntó.
Existe una gran oferta de tecnologías que promueven la distracción en lugar de la concentración y que potencian la consolidación de sesgos para reducir la posibilidad de incorporar miradas alternativas orientadas a generar nuevos conocimientos.
Los seres humanos somos diversos a partir de diferentes condiciones tanto ambientales como genéticas. Las personas estamos sesgadas de alguna u otra manera y no vemos el mundo como es, sino a través de filtros perceptuales y mentales; filtros que, para complejizar aún más el asunto, son diferentes en cada persona.
Por eso la necesidad de expresar las ideas, de conversarlas, porque una vez expresadas, ya no pertenecen a sus autores ni son esclavas de sus sesgos. De ahí la importancia de compartirlas en un ámbito de respeto.
A través del escrutinio colectivo, utilizando aportes de otros, poniéndolas a prueba ante diferentes desafíos, mirándolas desde distintas perspectivas, las ideas se enriquecen y fortalecen. Lo contrario sucede si se quedan encerradas en sí mismas para reforzarse de manera endogámica.
“El gran dilema de la actualidad es si vamos a decidir basándonos en esos sesgos o si vamos a lograr que prime la racionalidad para llegar a acuerdos comunes, con mejores instituciones y servicios públicos de calidad”, resumió el investigador.
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