La siembra de maíz tardío se incrementó de manera sostenible en las últimas dos décadas. Según datos provenientes de DAT CREA (Datos Agrícolas Trazados de la red CREA), el maíz tardío ocupó entre el 60 y el 70% de la superficie total de maíz en las últimas cuatro campañas. De todos modos, la proporción de maíz tardío en la rotación es muy variable entre regiones. Parte de este crecimiento se produjo por fuera de la región núcleo, en zonas consideradas “marginales” para la producción de maíz, tal es el caso de la provincia de San Luis o el sudoeste bonaerense, y en zonas extrapampeanas como NOA y Chaco Santiagueño, donde las siembras de diciembre y principios de enero son las más frecuentes. Por otro lado, el ajuste tecnológico por ambientes en regiones donde ya se realizaban siembras tardías de maíz permitió disminuir la variabilidad de rendimientos, incrementando los rindes mínimos y, de esa manera, minimizar el riesgo de producción, lo que también alentó el crecimiento en superficie de este cultivo.
Si bien para un mismo sitio y manejo el potencial de rendimiento de maíz temprano es mayor, con frecuencia aparecen limitaciones hídricas y nutricionales que no permiten la expresión de ese potencial y, entonces, el rendimiento en siembras tardías puede superar al logrado con siembras tempranas.
En la campaña 2021/22 los empresarios CREA alcanzaron rendimientos máximos de maíz tardío que resultaron entre 2000 y 3000 kg/ha inferiores a los máximos logrados en siembras tempranas (superiores a los 16.000 kg/ha). Sin embargo, el 50% de los lotes de maíz temprano tuvo rendimientos inferiores a los 6000 kg/ha, mientras que solo el 30% de los lotes de maíz tardío se ubicó por debajo de ese nivel. Ocurre que, en general, como el potencial de rendimiento del maíz tardío es menor, los planteos o las estrategias de manejo se tornan “defensivos”, con menor inversión en tecnología, lo que se refleja en variables de manejo como la genética, la densidad de siembra o la fertilización. Este comportamiento condiciona los rendimientos que podrían alcanzarse y genera una brecha amplia entre el rendimiento logrado por los productores y el rendimiento alcanzable dentro de ciertos límites de eficiencia de uso de los recursos y factibilidad económica y ambiental de la producción. Como también sucede en el caso del cultivo de maíz temprano, en el sistema de siembra tardía la fertilización del cultivo es una de las claves que contribuiría a reducir la brecha de rendimientos.
Entonces, cabe preguntarse: si intensificamos el uso de nutrientes, ¿podemos incrementar el rendimiento? ¿es viable en términos económicos? Para responder estas preguntas, recurrimos a DAT CREA y analizamos cómo les fue (qué rendimiento obtuvieron) a aquellos productores que menos fertilizaron en comparación con aquellos que utilizaron dosis más altas de nutrientes, para lo cual organizamos la información de 15 regiones CREA en tres macrorregiones de condiciones tecnológicas y agroecológicas contrastantes, que denominamos Norte, Centro y Sur (cuadro 1).
En total, se analizaron 655.000 hectáreas en más de 7600 lotes correspondientes a tres campañas (2018/19, 2019/20 y 2020/21). Vale destacar que se descartaron los casos con elevada incidencia de adversidades y lotes con riego.
Cuadro 1
Cuadro 1. Regiones CREA integrantes de cada macrorregión.
Rendimiento y dosis de nutrientes
La variabilidad de rendimientos en los lotes es muy amplia, desde valores cercanos a los 1000 kg/ha hasta valores de rendimiento superiores a los 15.000 kg/ha. La región central del país (macrorregión Centro) fue la zona de mayor productividad media (7964 kg/ha), seguida por la macrorregión Norte (7859 kg/ha) y, por último, la macrorregión Sur (6798 kg/ha) con los menores niveles de rendimiento alcanzados por los productores (gráfico 1). Las regiones también se diferencian por los rendimientos máximos, que fueron mayores en la región Centro y menores en la región Sur.
La dosis media de nutrientes utilizada en cada una de las macrorregiones fue diferente (cuadro 2). En el norte, las dosis fueron marcadamente inferiores a las utilizadas en las otras dos macrorregiones. Y esta diferencia en la cantidad de nutrientes utilizada es, probablemente, uno de los factores que más contribuyeron a diferenciar el nivel tecnológico entre macrorregiones.
Gráfico 1
Gráfico 1. Probabilidad acumulada de rendimiento en las tres macrorregiones analizadas. Las líneas horizontales indican los percentiles 25, 50 y 95 de la distribución.
Cuadro 2
Cuadro 2. Niveles promedio de fertilización en cada macrorregión (dosis media de cada nutriente en kg/ha).
Macrorregión Norte
Al relacionar los rangos de dosis de nitrógeno, fósforo y azufre con el rendimiento obtenido por los empresarios agrícolas CREA se observan resultados similares para los tres nutrientes analizados.
La productividad se incrementó al aumentar la dosis de nitrógeno utilizada (gráfico 2), principalmente al pasar del rango inferior al rango medio. Con las mayores dosis de nitrógeno, el rendimiento medio fue máximo; además, la variabilidad fue menor, incrementándose fuertemente los rendimientos mínimos.
En el caso del fósforo, la producción por hectárea se incrementó al pasar del rango inferior de la dosis al rango medio. Por encima del rango medio, si bien se acotó la variabilidad, el rendimiento no se vio incrementado (gráfico 3).
En el caso del azufre, el rendimiento se incrementó, en promedio, alrededor de 1700 kg/ha en los casos que tuvieron fertilización azufrada (gráfico 4). En la macrroregión Norte se evidencian limitaciones de nitrógeno, fósforo y azufre, ya que la productividad de los lotes que más se fertilizaron con estos nutrientes fue superior a la obtenida en aquellos en los que las dosis utilizadas fueron menores o que no se fertilizaron. El agregado de fósforo se asoció con menor variabilidad de rendimientos.
Gráfico 2
Gráfico 2. Rendimiento según rango de dosis de nitrógeno (Inferior = 0 a 52 kg.N/ha; Medio = 52 a 104 kg.N/ha y Superior = 104 a 156 kg N/ha).
Gráfico 3
Gráfico 3. Rendimiento según rango de dosis de fósforo (Inferior = 0 a 14 kg/ha; Medio = 14 a 28 kg/ha y Superior = 28 a 43 kg/ha).
Gráfico 4
Gráfico 4. Rendimiento según nivel de azufre (sin y con azufre).
Macrorregión Centro
Al igual que en la macrorregión Norte, en Centro los lotes que utilizaron las mayores dosis de nitrógeno lograron los mayores niveles de productividad (gráfico 5). La diferencia superó los 4000 kg/ha de rinde entre los empresarios que menos fertilizaron y los que mayores dosis utilizaron. Además, con las mayores dosis de nitrógeno se acotó la variabilidad.
Con incrementos en la dosis de fósforo también aumenta el nivel de rendimiento (gráfico 6). El mayor aumento se produce al pasar del rango inferior al rango medio, mientras que un incremento algo menor tiene lugar al pasar del rango medio al rango superior de dosis de fósforo. Cómo se observó en la macrorregión Norte, las mayores dosis de fósforo se corresponden con menor variabilidad de rendimientos. Por su parte, los lotes fertilizados con azufre lograron mayores niveles de rinde promedio, superando en unos 900 kg/ha a los lotes no fertilizados con este nutriente (gráfico 7).
Gráfico 5
Gráfico 5. Rendimiento según rango de dosis de nitrógeno (Inferior = 0 a 70 kg/ha; Medio = 70 a 140 kg/ha y Superior = 140 a 210 kg/ha).
Gráfico 6
Gráfico 6. Rendimiento según rango de dosis de fósforo (Inferior = 0 a 15 kg/ha; Medio = 15 a 30 kg/ha y Superior = 30 a 45 kg/ha).
Gráfico 7
Gráfico 7. Rendimiento según nivel de azufre (sin y con azufre).
Macrorregión Sur
En el Sur los incrementos en la dosis de nitrógeno muestran una tendencia de mayor productividad, aunque de menor magnitud que en las macrorregiones Norte y Centro (gráfico 8). En esta macrorregión, los mayores niveles de nitrógeno se asocian con una menor variabilidad de rendimientos.
El incremento en las dosis de fósforo en la macrorregión Sur se asoció con un incremento notable del rendimiento y, como en las demás macrorregiones, con una disminución de la variabilidad (gráfico 9). Similar a lo observado en la macrorregión central, los lotes fertilizados con azufre lograron mayores rendimientos (gráfico 10), superando en unos 700 kg/ha el rinde logrado en los lotes no fertilizados con este nutriente.
Gráfico 8
Gráfico 8. Rendimiento según rango de dosis de nitrógeno (Inferior = 0 a 45 kg/ha; Medio = 45 a 90 kg/ha y Superior = 90 a 135 kg/ha).
Gráfico 9
Gráfico 9. Rendimiento según rango de dosis de fósforo (Inferior = 0 a 10 kg/ha; Medio = 10 a 20 kg/ha y Superior = 20 a 30 kg/ha).
Gráfico 10
Gráfico 10. Rendimiento según nivel de azufre (sin y con azufre).
Síntesis
En resumen: existe una relación positiva entre la dosis de uso de nutrientes en el cultivo de maíz tardío y el rendimiento. En las regiones evaluadas el impacto del agregado de nutrientes es diferente en cada caso, observándose los mayores incrementos en la franja central del país y los menores en la macrorregión Sur. Por otro lado, el impacto de una mayor oferta de nutrientes no se relaciona sólo con mayores rindes, sino también, especialmente en el caso del fósforo, con una reducción de su variabilidad.
Normalmente las mejoras en las dosis de nutrientes se ven acompañadas por mejoras en otras variables, como la elección del híbrido, una densidad acorde, la fecha de siembra óptima y una mejora en la protección del cultivo; es decir que las diferencias observadas se deben a un modelo de producción de mayor intensificación tecnológica y mayor inversión en general.
Si bien el manejo de maíz tardío se ha ido ajustando, creemos que hay margen para seguir incrementando su productividad y de esa manera reducir la brecha de rendimientos. Es importante seguir registrando variables de manejo, ambiente y resultado del cultivo, para aprender de los datos y complementar los proyectos de investigación involucrados en el desarrollo del maíz tardío.
En el presente trabajo analizamos en términos descriptivos las variaciones de rendimiento en función de las dosis de nutrientes utilizadas por los empresarios en los distintos lotes o unidades de manejo, pero no se contempló la interacción con otros factores de manejo o condiciones del ambiente de cada lote. De todos modos, las tendencias observadas permitieron caracterizar el impacto de las diferencias en el manejo de la fertilización en términos generales. Sin dudas, herramientas como Maicero, que permiten analizar la interacción entre factores, considerando –por ejemplo– el impacto de la variabilidad climática, y de esa manera el riesgo, son clave para mejorar el proceso de toma de decisiones de manejo en el cultivo de maíz tardío. Por supuesto, el análisis crítico de asesores y tomadores de decisión es muy importante para lograr las mejores recomendaciones y así contribuir al incremento de la productividad del cultivo.
José R. Micheloud. Investigación y Desarrollo CREA. Cátedra de Cerealicultura de la Facultad de Agronomía de la UBA.