30 de junio de 2025 en Buenos Aires

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Control de malezas problemáticas: criterios para una gestión sostenible

Pautas brindadas por Luis Lanfranconi, especialista en control de malezas, durante una charla ofrecida en una jornada organizada por la región CREA Semiárida.

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Por Región CREA Semiárida I SAR

Control de malezas problemáticas: por dónde empezar

La proliferación de malezas resistentes requiere una gestión integral. Pero los esfuerzos aislados al respecto no constituyen una solución sostenible, dado que es vital una concientización generalizada sobre el asunto. Así lo explicó Luis Lanfranconi, especialista en malezas y profesor de la Universidad Católica de Córdoba (UCC), durante una charla ofrecida en una jornada organizada por la región CREA Semiárida.

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Resistencias acumuladas en la Argentina (REM-Aapresid)

Resistencias acumuladas en la Argentina (REM-Aapresid)

En Argentina hasta la fecha se han identificado 49 biotipos resistentes y 28 especies de malezas con resistencia a diferentes tipos de herbicidas, según la red de monitoreo de Aapresid (REM). Este fenómeno ha convertido a la lucha química en una batalla cada vez más difícil, exigiendo la implementación de estrategias complementarias.

Buscar nuevas alternativas, una necesidad

“Si durante los últimos veinte años venimos usado herbicidas y cada vez aparecen más malezas resistentes, a esta altura está más que claro que la solución al problema no provendrá exclusivamente del uso de agroquímicos”, comentó Lanfranconi durante la charla realizada en el establecimiento Las Taguas.

Uno de los factores que ha exacerbado la proliferación de malezas es la dispersión de semillas en diferentes regiones productivas. Antes, las cosechadoras solían operar dentro de una zona geográfica limitada. Sin embargo, con la modernización de la maquinaria y el surgimiento de la figura del contratista rural, las máquinas empezaron a abarcar grandes distancias, facilitando así la dispersión de semillas de malezas en los campos de distintas regiones.

En ese sentido, una de las innovaciones recientes más destacadas en el control de malezas ha sido el desarrollo de destructores de semillas, dispositivos colocados en la cola de las cosechadoras que trituran las semillas de malezas durante la recolección para evitar la propagación de las mismas.

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Dispositivo destructor de semillas

Dispositivo destructor de semillas

“Estos equipos tienen un impacto significativo: evaluaciones realizadas en campos cordobeses muestran que han llegado a eliminar hasta el 89% de las semillas de maleza presentes en los lotes. Se trata de una tecnología que es especialmente útil cuando las malezas ya han escapado al control químico y es demasiado tarde para actuar con herbicidas”, remarcó.

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Evaluación de la efectividad del destructor de semillas.

Evaluación de la efectividad del destructor de semillas.

La tecnología también es útil para evitar la proliferación de maíces voluntarios o guachos durante el invierno y así reducir la probabilidad de supervivencia de Dalbulus maidis (chicharrita del maíz).

Según estudios realizados en EE.UU. y Canadá, el uso sistemático de destructores de semillas puede llevar a que los campos estén prácticamente libres de malezas después de cinco años de uso continuo. “Esta tecnología no solo reduce la dependencia de herbicidas, sino que también contribuye a la sostenibilidad agronómica”, comentó el especialista.

Los equipos que comenzaron a ingresar al mercado argentino requieren de la disponibilidad previa de un picador del rastrojo en la cosechadora, porque su montaje se acopla a el mismo. Pero no necesitan instalaciones electrónicas adicionales porque la tracción del dispositivo es mecánica.

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Luis Lanfranconi durante una charla ofrecida en una jornada organizada por la región CREA Semiárida en el establecimiento Las Taguas.

Luis Lanfranconi durante una charla ofrecida en una jornada organizada por la región CREA Semiárida en el establecimiento Las Taguas.

Una de las estrategias más efectivas para el control de malezas es el uso de cultivos de servicio durante los períodos de barbecho. Estos cultivos, que se siembran en invierno, pueden interferir con el ciclo de vida de las malezas al competir por los recursos y reducir la germinación de semillas en primavera. Los cultivos de servicio no sólo ayudan a controlar las malezas, sino que también mejoran la estructura del suelo, previenen la erosión y aumentan la biodiversidad.

Además de los cultivos de servicio, la implementación de prácticas agronómicas avanzadas puede contribuir al control de malezas. El uso de semillas de alta calidad, el manejo adecuado de la fertilización y la elección de cultivares con una tasa de crecimiento rápida son prácticas clave para mejorar la competitividad del cultivo frente a las malezas.

Cerrar el surco, una clave

“Todo lo que contribuya a optimizar y acelerar el cierre del surco, contribuye a la cobertura del suelo y limita el espacio disponible para que las malezas germinen y se desarrollen”, resaltó Lanfranconi.

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Representación de la dinámica de una maleza anual en el cultivo

Representación de la dinámica de una maleza anual en el cultivo

Algunos productores temen que el uso de cultivos de servicio aumente el consumo de agua disponible. Sin embargo, la evidencia sugiere que, con un manejo adecuado, esa tecnología de procesos puede ser viable incluso en zonas semiáridas. “Es fundamental que los productores reciban formación y asesoramiento técnico profesional para comprender los beneficios a largo plazo de esas estrategias”, señaló.

En ese sentido, el trabajo en red realizado en el marco de CREA constituye una ventaja importante para encarar el desafío de introducir cultivos de servicios en entornos ambientales como el presente en la región semiárida.

La incorporación de herramientas tecnológicas también es un recurso vital para el manejo de malezas problemáticas. Datos obtenidos mediante drones y/o satélites, junto con aplicaciones que emplean inteligencia artificial, pueden ayudar a detectar de manera temprana problemas para poder actuar con rapidez.

“El control de malezas es un desafío que requiere un enfoque integral y la capacidad de adopción de tecnologías innovadoras. El uso de cultivos de servicio, el manejo adecuado de los suelos, el empleo de destructores de semillas y la incorporación de tecnologías de precisión son pasos importantes para lograr una agricultura más sostenible y menos dependiente de herbicidas”, apuntó Lanfranconi.

“La clave está en ser conscientes de que el manejo de malezas es un proceso dinámico que requiere adaptación constante a las nuevas circunstancias y tecnologías”, resumió.

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