Carolina Houssay gerencia dos empresas integrantes de los grupos CREA Río Salado (Sudeste) Gualeguaychú (Litoral Sur).
Carolina Houssay reconoce bien el valor del esfuerzo y las oportunidades. Cuando se recibió de ingeniera en producción agropecuaria, a fines de los años ’90, el sector agropecuario argentino no estaba pasando por un buen momento y la oferta laboral para profesionales del sector se focalizaba en puestos comerciales, una alternativa que no la entusiasmaba.
Luego de desempeñarse durante dos años como secretaria en una administración de campos, finalmente le dieron la oportunidad de trabajar en establecimientos productivos para poder consolidar su verdadera vocación.
Así pudo adquirir experiencia profesional. Posteriormente, con la división de un campo familiar, surgió la posibilidad de comenzar a administrarlo, lo que no resultó sencillo porque el establecimiento arrastraba un gran volumen de deudas que requirió un proceso de saneamiento financiero.
“A través del alquiler de parte del establecimiento y la prestación del servicio de capitalización, pudimos ir cancelando deudas y capitalizarnos progresivamente para comenzar a armar un planteo de cría que con el tiempo se transformó en ciclo completo”, recuerda Carolina.
El establecimiento localizado en San Miguel del Monte (Buenos Aires), que se alquilaba para agricultura, había quedado desierto de infraestructura y fue necesario, paso a paso, realizar inversiones en alambrados, mangas, molinos y pasturas. En el marco de ese proceso, se sumó al CREA Río Salado (región Sudeste) para poder contar con la ayuda necesaria para ordenar la empresa.
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Novillos producidos en el establecimiento localizado en San Miguel del Monte
A pesar del miedo que tenía en incursionar en la actividad agrícola por contar con un campo con bajos inundables, gracias al análisis del caso realizado con la ayuda del asesor y el apoyo del CREA se animó a comenzar a sembrar y hoy la empresa hace toda la agricultura por administración. Afortunadamente, el clima también acompañó y pudo instrumentar un período de crecimiento patrimonial.
Para contar con un seguro ante crecidas, la empresa dispuso siempre tener reservas de silo y armar rotaciones agrícolas-ganaderas –con pasturas de festuca y alfalfa– en lotes elevados del campo, algo que, si bien representaba resignar rentabilidad en el corto plazo, brinda mayor sostenibilidad a la empresa en el largo plazo tanto en términos agronómicos como económicos y financieros.
El primer gran desafío en ese sentido llegó en 2015, cuando una gran inundación cubrió casi el 90% de la superficie del establecimiento. Se perdieron boyeros eléctricos, pasturas y hasta caminos recién confeccionados. Sin embargo, gracias a una adecuada planificación, pudo gestionar sobre la porción libre del campo el plantel de vacas –en plena parición– a base de rastrojos de trigo, rollos y silo de maíz.
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Inundación registrada en 2015
Un desafío para Carolina fue lograr conformar un equipo profesional que se encuentra motivado para realizar las diferentes labores y disfrutar –tanto como la hace ella– la posibilidad de trabajar en el campo. “Una de las tareas que tenemos entre manos los responsables de gestionar empresas agropecuarias, en sus diferentes regiones y circunstancias, es tornarlas atractivas para poder ser competitivas ante otras fuentes de empleo; tenemos muchos activos al respecto por valorar y comunicar, además, claro, de cuestiones por mejorar”, asegura.
En 2011 una empresa agropecuaria con operaciones en las provincias de Corrientes y Entre Ríos la contactó para ofrecerle gerenciar una coyuntura problemática. Aceptó la propuesta pensando que se trataba de un tarea de corto plazo, pero un desafío fue llevando a otro y actualmente sigue al frente de la empresa como gerente general.
“Tengo dos reuniones CREA al año para presentar casos, porque la empresa litoraleña se integró al CREA Gualeguaychú (región Litoral Sur)”, comenta Carolina. Ambas firmas se dedican a la actividad agrícola y a producir fundamentalmente novillos pesados con destino a exportación.
En el último año se recrudeció un problema masivo de garrapata en el centro-sur de la provincia de Corrientes luego que se levantara la obligación de controlar a la plaga sin realizar ninguna campaña previa de concientización o prevención. Esa situación, sumada a condiciones climáticas predisponentes, están provocado problemas productivos graves en la región.
Los problemas derivados de la multiplicación de focos de garrapatas no sólo afectaron al sistema productivo ganadero, sino también los aspectos logísticos y comerciales, porque las autoridades de Entre Ríos aplican una política de tolerancia cero ante la detección de ingresos de hacienda con presencia de la plaga aunque se trate de tropas con destino a faena en otras provincias.
“Gracias al esfuerzo de veterinarios y productores de la zona, se esta trabajando con técnicos del INTA para implementar un protocolo sanitario que incluye una inmunización general a los rodeos de vacas adultas, la realización de test orientados a detectar resistencias a principios activos y evaluar los niveles de inmunidad de los rodeos –que es muy variable–, de manera tal de poder hacer una gestión del problema con información fehaciente”, explica.
Los pérdidas generadas y las complicaciones logísticas , junto con la necesidad de emplear productos garrapaticidas más onerosos, llegó en un momento en el cual los números del negocio ganadero se tornan mucho más finitos ante el cambio de coyuntura registrado en el último semestre.
“El manejo integrado de parásitos, con diferentes estrategias combinadas, es algo que llegó para quedarse e inclusive será necesario que la selección genética tenga que incorporar también el factor de la resistencia a garrapata”, comenta.
“En el nuevo escenario macroeconómico tenemos que ser extremadamente prolijos y eficientes en el uso de los recursos porque cualquier error, que antes se podía licuar con una devaluación, ahora se paga con creces”, añade.
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CREA Río Salado
Al respecto, Carolina cree que el trabajo en red resulta fundamental para poder reducir al mínimo la posibilidad de cometer equivocaciones a partir de sacarle el jugo a la experiencia ajena y realizar un adecuada planificación con registros recolectados de manera sistemática.
“Estoy muy agradecida al CREA porque me permitió afrontar momentos complicados en los que resulta muy difícil hacerles frente en soledad. El CREA aporta una metodología que contribuye a ordenar a las empresas y visualizar, en muchas casos, cuestiones que a veces uno no advierte que debe mirar”, señala Carolina.
“El CREA me aporta mucha tranquilidad porque como gerente general tengo a un auditor externo que, frente a la mirada de los accionistas, puede validar las decisiones tomadas y los logros alcanzados; aporta mucha transparencia en ese sentido”, resume.