Verdeos de invierno: sumar pasto y carne sin resignar soja
En el Oeste, INTA y CREA mostraron que verdeos de invierno como la avena, entre cultivos de verano producen carne, cuidan el suelo y mantienen el rinde de soja.
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En una jornada ganadera organizada por la región Oeste de CREA, Mirian Barraco, profesional de la EEA INTA General Villegas, presentó un modelo de rotaciones que integra agricultura y ganadería a partir de cultivos de doble propósito. El planteo, desarrollado en el establecimiento Don Polito, en el partido de General Villegas, junto a productores CREA, se basa en la siembra de verdeos de invierno, utilizados como cobertura y como forraje.
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Durante una parada a campo, Barraco compartió los resultados de dos campañas de ensayos realizados junto con la empresa PPC S.A, de la familia Courreges, integrante del CREA Villegas. Los datos mostraron cómo es posible producir carne en verdeos implantados sobre maíz en pie, con ganancias diarias que llegaron a 620 gramos por animal y producciones de 275 kilos de carne por hectárea, sin afectar el rendimiento de la soja que se sembró luego, que alcanzó 5.900 kg/ha.
Este planteo de rotaciones intensivas comienza hacia fines de verano o inicios de otoño, cuando se realizan siembras al voleo de verdeos sobre maíces en pie utilizando equipos del sistema Altina. Estas máquinas permiten ingresar al lote y sembrar entre las hileras del maíz. “La empresa comenzó con siembras al voleo de raigrás y avenas hace cuatro campañas tanto sobre maíces temprano o tardíos. Pero en esta jornada solo mostramos los resultados de un ensayo con avena sobre un lote con maíz temprano”, apuntó Barraco.
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Miriam Barraco compartió los resultados de dos campañas de ensayos realizados junto con la empresa PPC S.A, de la familia Courreges, integrante del CREA Villegas
Una vez cosechado el maíz o confeccionado el silo, se aplica urea para estimular el desarrollo del verdeo. Cuando el cultivo alcanza el estado adecuado, ingresan al lote los novillos para un pastoreo de recría durante un período definido. Al finalizar esta etapa, se aplica un herbicida para secar el verdeo y se procede con la siembra del cultivo de verano, que generalmente es soja.
El aprovechamiento de los verdeos se concentra entre mayo y fines de julio o principios de agosto. Luego, el lote se destina a barbecho para recuperar humedad en el perfil y asegurar el rinde del cultivo siguiente. “El productor podría continuar pastoreando la avena hasta septiembre, pero la idea es que ese verdeo no esté consumiendo agua y nutrientes hasta último momento, porque después podría afectar el rendimiento de la soja”, explicó Barraco.
La estrategia apunta a complementar agricultura y ganadería de forma equilibrada, sin que una interfiera en la otra. Incluso, en períodos de lluvias intensas, se retiran los animales para evitar el pisoteo y la compactación del suelo. “Buscamos integrar ambas actividades, tratando de no perjudicar al cultivo agrícola que sigue y buscando los beneficios de ambas”, destacó.
El uso de verdeos de invierno permite acortar barbechos prolongados que suelen quedar entre los cultivos de maíz y soja. “Sin este verdeo, tras la cosecha del maíz, el lote quedaría todo el invierno en barbecho, hasta que se siembre la soja. Este período puede llevar entre seis u ocho meses, con el suelo desnudo y una mayor demanda de herbicidas para controlar malezas”, señaló Barraco.
Primeras experiencias
El equipo del INTA General Villegas junto con la empresa lleva adelante ensayos a escala de lotes con tropas de 300 a 500 novillos para analizar la integración de agricultura y ganadería mediante verdeos de invierno entre dos cultivos de verano. El objetivo fue aprovechar el invierno para producir carne sin comprometer el rendimiento de la soja posterior.
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El planteo se basa en la siembra de verdeos de invierno, utilizados como cobertura y como forraje.
“En 2021 realizamos un primer ensayo con el productor. En ese momento no hicimos una siembra al voleo, sino que, después de levantar el silo de maíz, implantamos avena y triticale con la sembradora”, relató Barraco, quien destacó que esta línea de trabajo se sostuvo durante tres campañas con mejoras a partir de cada experiencia.
En esa campaña, entre el 1 de mayo y el 21 de julio, se concretaron dos pastoreos con 300 novillos, que lograron ganancias diarias de 660 gramos, lo que representó 222 kilos de carne por hectárea durante los meses de ocupación del lote. “A fines de agosto, ese verdeo se quemó para que el lote entre al barbecho y no afectar a la soja”, explicó la investigadora.
Durante la jornada a campo, se mostraron los resultados de biomasa generada por los verdeos al momento de su secado. La avena, que había sido pastoreada, dejó un remanente de 1.200 kilos de materia seca por hectárea gracias al rebrote. En el caso del triticale, usado como un cultivo de cobertura, al no haber sido consumido conservó una mayor cantidad de biomasa en superficie.
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En 2021 se realizó la primera experiencia sobre un maíz de silo, sembrando el 10 de marzo avena. Se realizaron dos pastoreos con 300 novillitos, que lograron una ganancia de 0,66 kg/animal/día. Los verdeos se quemaron el 27 de agosto de 2021.
Además, se midieron la humedad y los nutrientes disponibles en el suelo para conocer el impacto de los verdeos. Los lotes con avena y triticale registraron valores levemente inferiores de humedad y nitrógeno en comparación con el barbecho, aunque sin diferencias significativas. “Cuando el verdeo es antecesor de una soja, tener menos nitratos no afecta porque este cultivo fija nitrógeno de la atmósfera”, aclaró Barraco.
El rendimiento de la soja alcanzó los 5.000 kilos por hectárea. “Entre un maíz de silo y un cultivo de soja, pudimos sembrar un verdeo o un cultivo de cobertura, engordar terneros y sacar 220 kilos de carne, y cuando cosechamos la soja que le siguió, no perdimos ningún kilo, porque el cultivo rindió igual que en el barbecho que habíamos dejado de testigo”, resumió.
En la región, es común que los barbechos de invierno se mantengan con rastrojos de maíz de silo y herbicidas hasta la siembra de soja. La integración de verdeos permitió agregar pasto y carne, mejorar la estructura del suelo y conservar el rinde agrícola, incorporando una cobertura viva durante el invierno que aporta raíces, cobertura y vida al suelo mientras produce carne.
Siembras al voleo para anticipar fechas
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El segundo ensayo incorporó siembras al voleo de verdeos sobre maíces en pie utilizando equipos del sistema Altina.
Tras las primeras experiencias, el equipo del INTA Villegas y productores CREA avanzaron hacia las siembras al voleo de verdeos de invierno sobre maíz en pie, con el objetivo de anticipar fechas de implantación y aprovechar mejor el invierno.
“Empezamos a usar las siembras al voleo porque permiten adelantar la implantación del verdeo. Si el lote se hizo con maíz silo o se cosecha un maíz temprano, en marzo, se puede sembrar antes. Pero muchas veces el lote no se desocupa a tiempo, y para no perder la oportunidad de aprovechar el invierno, usamos la siembra al voleo con el maíz aún en pie”, explicó Barraco.
Para esta práctica se utilizan máquinas Altina, que ingresan al lote de maíz sin pisarlo y realizan la siembra al voleo entre las hileras. “La Altina tiene 32 metros de ancho de labor, cuando una sembradora tiene 5 metros”, advirtió Barraco. Esta diferencia permite cubrir el lote más rápido, pisándolo menos, y sembrar avena a fines de febrero o principios de marzo, en lugar de esperar hasta fines de abril tras la cosecha del maíz, con lo cual se ganan días de crecimiento y se alcanza un mayor volumen de forraje.
El éxito de la implantación depende de las lluvias de otoño, ya que las semillas quedan sobre la superficie hasta que germinan. En marzo de 2025, las precipitaciones superaron los 200 milímetros, lo que favoreció una rápida emergencia de los verdeos sembrados.
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Tras las primeras experiencias, el equipo del INTA Villegas y productores CREA avanzaron hacia las siembras al voleo de verdeos de invierno sobre maíz en pie, con el objetivo de anticipar fechas de implantación y aprovechar mejor el invierno.
Durante la jornada a campo se presentaron resultados de la campaña anterior, mientras en el lote pastoreaban novillos ingresados 15 días antes. En la experiencia 2024-2025, se sembró avena con Altina el 26 de febrero sobre un maíz temprano cosechado el 1 de marzo, utilizando 80 kilos de avena por hectárea y aplicando urea tras la cosecha. “Se lograron 105 plantas de avena por metro cuadrado, con un coeficiente de logro del 46%”, precisó Barraco
La avena implantada estuvo lista para pastoreo el 19 de abril, momento en que ingresaron 500 novillos que permanecieron en el lote durante 102 días, hasta el 30 de julio, con una carga de 4,3 novillos por hectárea. “Los novillos tenían un promedio de 228,8 kilos, y en esos 102 días ganaron unos 618 gramos por día”, indicó Barraco. Esta estrategia permitió producir 275 kilos de carne por hectárea al año, utilizando un recurso forrajero de calidad durante el invierno.
Cada 15 días se midió la disponibilidad de materia seca, que se mantuvo entre 2.153 y 2.500 kilos por hectárea, dependiendo del momento del pastoreo y de las lluvias. Luego se evaluaron dos fechas de quema del verdeo, el 28 de agosto y el 27 de septiembre, para analizar si prolongar el ciclo de la avena generaba mayor biomasa sin comprometer el rinde de soja posterior.