3 de julio de 2025 en Buenos Aires

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Productor y asesor CREA: una visión integrada

Miembro del CREA Pringles 2 y asesor CREA del grupo Laprida, Esteban Artica combina su rol de productor y técnico para abordar desafíos de la región Sudoeste.

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Por CREA Región Sudoeste | SUO

Ser asesor CREA: Esteban Artica conoce en profundidad el sistema CREA. Desde hace casi 25 años se desempeña como asesor del CREA Laprida, en la región Sudoeste, y además es miembro del CREA Pringles 2, grupo al que pertenece la empresa ganadera que administra junto con su familia.

Esa doble condición le permitió construir una mirada integral. Como asesor, acompaña a 12 empresas ganaderas en el diseño de circuitos forrajeros y en la incorporación de tecnologías de manejo. Como miembro CREA, asumió la administración del campo familiar en 2020, en una zona con limitantes climáticas.

Tres décadas de historia

Esteban Artica inició su camino como asesor CREA en 1995, luego de presentarse varias veces sin ser seleccionado. Su primera experiencia fue en el CREA Pringles 1, un grupo del sudoeste bonaerense que más tarde se disolvió. Luego se integró al CREA Arroyo Las Flores, en la zona de Saladillo, donde trabajó durante ocho años, al tiempo que también asesoraba al CREA Bajo Hondo, en la región semiárida cercana a Bahía Blanca.

Durante esa experiencia, comprendió la dificultad de sostener el trabajo técnico en más de un grupo al mismo tiempo. En 2001 se incorporó al CREA Laprida, donde continúa hasta hoy y está próximo a cumplir 25 años en ese rol. Esta trayectoria lo convirtió en un referente dentro del Movimiento CREA, con más de tres décadas de experiencia acumulada.

Su interés por la metodología surgió en el ámbito familiar. Su padre había sido uno de los fundadores del CREA Pringles 2, y desde chico estuvo en contacto con la dinámica del Movimiento. Estudió Ingeniería en Producción Agropecuaria en la Universidad Católica Argentina, en Buenos Aires. Luego de graduarse, volvió a su ciudad natal para trabajar junto a su padre como asesor técnico de la empresa familiar.

En los grupos en los que trabajó acompañó planteos mixtos con ganadería de ciclo completo y agricultura. Se trata de zonas en las que alrededor del 70% de la superficie está destinada a la ganadería, debido a la presencia de suelos bajos.

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Recorrida con el grupo CREA para avaluar el manejo del sorgo forrajero.

Recorrida con el grupo CREA para avaluar el manejo del sorgo forrajero.

Un grupo consolidado

El CREA Laprida reúne 12 empresas mixtas distribuidas sobre 40.000 hectáreas entre las localidad de General LaMadrid y Benito Juárez, con eje en Laprida. Nueve de esas empresas tienen más de dos décadas de participación en el grupo, que en sus 53 años de historia solo tuvo cuatro asesores.

El esquema de trabajo exige una agenda intensa. Como todas las empresas del grupo desarrollan ganadería de ciclo completo, el asesor debe recorrer mensualmente cada establecimiento para planificar los circuitos forrajeros. Cada visita demanda entre cuatro y cinco horas. “El desafío técnico es permanente, porque es una zona que sufre fuertes sequías, aunque este año el problema fueron las inundaciones”, señaló Artica, y detalló que “el trabajo de asesor CREA es muy variado. Abarca desde acelerar el circuito forrajero en sorgos hasta divisiones familiares. pasando por análisis de inversiones de riego, tierra y o inmuebles”.

El vínculo con los empresarios también forma parte del día a día. “Con los productores miembros del CREA somos amigos, con lo cual el desafío laboral es espectacular, es divertido y entretenido. Pero la agenda es exigente”, reconoció.

Aunque el modelo productivo no cambió, el grupo incorporó herramientas para hacerlo más eficiente. Avanzaron con siembras de baja densidad, fertilización variable mediante el sistema Altina —con cinco ensayos en desarrollo— y pulverizaciones con drones, que reemplazaron al mosquito. “Nuestro desafío es ir agregando herramientas para ajustar el sistema y hacerlo lo más eficiente posible”, explicó.

Las condiciones de la región limitan la producción agrícola: los rindes promedio se ubican en 40 quintales por hectárea para trigo, 20 para girasol, y rara vez superan los 20 para soja. En maíz, con bajas densidades, se obtienen entre 50 y 60 quintales. En este contexto, los márgenes de la ganadería con pasturas resultan competitivos. “Con los rendimientos que producen las pasturas acá, tomando precios históricos, alcanzamos márgenes brutos similares en ambas actividades, y probablemente tengamos algún beneficio superior en ganadería”, afirmó.

El planteo ganadero adoptado por el grupo también ofrece ventajas comerciales. “Con el modelo de ciclo completo, logramos vender los animales en contraestación, respecto del momento de venta de los feedlot. Generalmente vendemos muchos novillos entre enero y mayo, con lo cual en los últimos 10 años capturamos un 10% más del precio promedio”, afirmó.

Experiencia y relaciones de confianza

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Concentración de vacas preñadas en sorgos diferidos.

Concentración de vacas preñadas en sorgos diferidos.

La trayectoria compartida con el grupo CREA Laprida forjó relaciones personales sólidas y una dinámica de trabajo basado en la confianza. Artica suele ser convocado cuando surgen decisiones complejas o situaciones sensibles dentro del grupo. “Generalmente, cuando hay algún tema picante, me llaman para tener el aval del asesor al tomar esa decisión”, contó. Una vez, uno de los miembros, Lucho Llambías, graficó con humor ese respaldo: “Bueno, le metemos. Con el aval del asesor, hacemos cualquier cagada”.

El vínculo se fortaleció a través de años de trabajo y adversidades compartidas. Las sequías recurrentes en la región pusieron a prueba tanto los sistemas productivos como los vínculos humanos. La seca de 2019 fue especialmente severa y, como en otros episodios similares, la recuperación llevó más de dos años. “Haber pasado dos o tres de esas experiencias nos da una confianza mutua”, afirmó.

La última campaña, en cambio, estuvo marcada por el exceso de lluvias. En Laprida cayeron 400mm en apenas 20 días, lo que dejó aislados varios campos ubicados en zonas bajas. La reacción frente al evento varió según la experiencia previa de los equipos. “El personal que había vivido las inundaciones de 2001 y 2002, incluso las de 1980 y 1985, estaba más tranquilo. El que nunca había vivido esta experiencia tenía mucho estrés, pensando que el agua iba a entrar a su casa”.

La acumulación de conocimiento técnico y vivencias compartidas le permite hoy al asesor aportar no solo diagnósticos, sino también perspectivas. “Una ventaja que uno tiene como asesor con muchos años de ejercicio es que ya vivió los problemas, por lo menos los que ya pasaron, y sabemos cuáles son las soluciones y los costos posibles. Eso ayuda, Sobre todo en esta zona, donde tenemos un ciclo áspero cada cuatro o cinco años”.

El otro lado del mostrador

Durante tres décadas, Artica participó de reuniones CREA desde dos lugares: como asesor del grupo Laprida y como miembro del CREA Pringles 2, junto a su padre. Esa doble mirada —técnica y empresaria— se consolidó a partir de 2020, cuando asumió la administración del campo familiar, tras un problema de salud de su padre, agudizado durante el confinamiento por la pandemia. “Él administraba y yo era el asesor, e íbamos juntos a las reuniones del CREA Pringles 2. Desde 1967 fue a todas las reuniones, hasta que empezó la pandemia”, recordó.

El hecho de haber asistido durante años a ambos grupos CREA todos los meses le dio continuidad a su formación dentro del sistema. “Estaba de ambos lados del mostrador”, sintetizó. Esa experiencia le permitió confirmar que el mayor valor de la red no está solo en las personas, sino en la metodología. “La realidad es que uno cree en el sistema, más que en la gente. El sistema CREA es potenciador de virtudes”, afirmó. “Cuando hay un problema, en general el sistema lo va purificando con el tiempo, porque buscamos la excelencia”.

La empresa que hoy administra es de su padre y madre, socios entre sí. El modelo productivo es similar al de los establecimientos del grupo Laprida: un sistema mixto de agricultura y ganadería de ciclo completo, aunque con una particularidad clave. “Tiene 60% de campo alquilado, que le da bastante más inestabilidad al sistema”, explicó. Los contratos —tres en total— son a cinco años y se van renovando. Esa estructura puede potenciar la rentabilidad en años buenos, pero también agudizar los efectos negativos cuando los resultados no acompañan. “Cuando la cosa viene mal, se pone bastante complicado, porque el año malo en empresas con mucho campo alquilado es negativo. Después tenés que salir a pelear dos o tres años para acomodarte”.

El proceso de recambio generacional ya está en marcha. Artica tiene dos hermanas que, aunque todavía no participan directamente de la gestión, comenzaron a acercarse con más interés a la empresa. “Tengo dos hermanas que están cerca familiarmente, pero todavía la empresa está comandada por mi padre y mi madre. Por sugerencia de mi hermana menor, empezamos a hacer un pequeño retiro y eso ha generado que ellas tengan un mayor interés en la empresa”, explicó. En las últimas reuniones del CREA Pringles 2 participaron ambas, y ya plantearon la posibilidad de realizar una reunión anual específica de empresa. “La idea es tratar de incorporarlas, por ahora como futuras accionistas. Estamos en pleno recambio generacional. Estamos estudiando la opción de armar una sociedad anónima de explotación”.

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Suplementación de las vacas con cria as pie en plena seca e invasión de tucuras en 2009

Suplementación de las vacas con cria as pie en plena seca e invasión de tucuras en 2009

Recomendaciones para nuevos asesores

En su trayectoria como asesor CREA y administrador de la empresa familiar, Artica construyó una visión integrada sobre ambas funciones, que muchas veces los profesionales más jóvenes tienden a considerar como etapas excluyentes. “Veo que muchos jóvenes que entran a CREA como asesores ven este trabajo como una etapa previa a ser administradores, como si fuera un paso de capacitación para otra cosa”, observó. En su caso, eligió sostener ambos roles, convencido de que pueden retroalimentarse. “Creo que puede existir un muy buen balance, porque el trabajo diario de asesor tiene un nivel de discusión más elevado que el de administrador. Si uno se queda solo con administrador, muchas veces entra en la diaria de los problemas de la empresa”.

Esa diferencia de foco también se percibe desde la experiencia como miembro de una empresa CREA. “Cuando viene mi asesor, la discusión es más elevada. Hablamos de temas interesantes, como armar un modelo de trabajo, y él trae toda la información del CREA, qué está haciendo y cómo lo hace. Es una charla bastante más enriquecedora que el día a día del administrador”.

Según su experiencia, varios asesores que dejaron la función para asumir una administración más tarde extrañaron el tipo de conversaciones y desafíos que ofrecía el rol anterior. “Mi mensaje es: disfruten el viaje de asesor y no lo vean como algo que puede ser descartable”, aconsejó. Incluso planteó que es factible sostener un esquema mixto. “Quizás es posible seguir part time de asesor, paralelo al trabajo de administrador”.

Artica destaca que el sistema CREA funciona como una fuente continua de formación. Toda la información que se genera y comparte a través de la red se transforma en un insumo útil, tanto para la gestión empresarial como para la mejora técnica. “Por ser asesor, te llega toda la información. Eso lo podés volcar gratis en tu administración”, explicó. Esa sinergia fue la base de su enfoque. “Mi filosofía siempre fue tratar de ensamblar los dos trabajos juntos. No que cada uno sea una etapa diferente”.

También valoró el efecto inverso: administrar un campo propio permite tener una perspectiva concreta de los problemas y decisiones cotidianas de los empresarios agropecuarios. “Ser administrador de tu propio establecimiento también hace que tengas los pies en la tierra, que conozcas muy bien la realidad, para después asesorar mejor”, concluyó.

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