La ayuda técnica y también solidaria del CREA resultó clave para poder afrontar el desastre climático
El testimonio de Sandra Morley del CREA Concordia-Chajarí, quien nunca pensó que tendría que atravesar un desastre climático de tal magnitud como el registrado en los últimos dos años.
Sandra Morley, administradora de la empresa familia Estancia La Emilia, nunca pensó que tendría que atravesar un desastre climático de tal magnitud como el registrado en los últimos dos años. “Me críe en esta zona y trabajo en el campo hace 28 años como ingeniera y jamás había experimentado una situación así: el año pasado llovió el 65% del promedio histórico y este año apenas el 50%”, explicó Sandra, integrante del CREA Concordia-Chajarí, durante un evento en formato virtual organizado por la Comisión de Ganadería de la región Litoral Sur.
El establecimiento, que cuenta con unas 4000 hectáreas, está localizado en la zona de influencia de la ciudad entrerriana de Feliciano y tiene 750 hectáreas agrícolas, las cuales 500 están alquiladas a terceros, mientras que las restantes 250 se emplean para sembrar pasturas y verdeos. La mayor parte del área corresponde a campo natural con pajonales, blanquizales, monte de aromo, ñandubay y algarrobos.
Desarrollan un sistema de cría extensiva en campo natural y recría (Angus macho y hembra) de propia producción sobre verdeos y pasturas. En el promedio del período comprendido entre 2017 y 2022 se realizó anualmente un entore de 1360 vientres con una preñez del 89,8% y pérdida tacto-marcación del 9,3% (que en el ejercicio 2022/23 trepó hasta el 13%). La producción anual promedio en dicho período fue de 77 kg/ha con una carga media de 248 kg/ha.
En los últimos dos ciclos la sumatoria de problemas resultó ser progresiva y acumulativa para transformarse en una auténtica pesadilla. “Se secaron los arroyos que actuaban como límites naturales del establecimiento y eso hizo que ingrese hacienda ajena afectada con garrapatas”, recordó Sandra.
Sufrieron en el mes de enero la explosión de un silo de maíz de planta entera por fermentación y el incendio de la mitad de una pastura, además de un deterioro generalizado de los caballos, a quienes hubo que asistir para evitar perder esa herramienta de trabajo.
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Se resembró la superficie quemada con raigrás –afortunadamente con buen resultado– y se decidió vender en enero el 100% del macho, cuando lo habitual es que esa categoría se comercialice entre agosto y octubre.
También se vendió en el primer tramo del año el descarte de vacas con destino a invernada, además de vacas y vaquillas preñadas y terneras “cola”, con el propósito de liberar carga animal. “Estas decisiones se fueron tomando de manera progresiva cuando observábamos que no había cambios en los pronósticos climáticos; el rodeo bovino se redujo en un 30%, cuando lo habitual es un 6% en un año climático normal”, apuntó la empresaria.
Posteriormente se implementó un destete anticipado de terneros en otoño (cuatro meses antes de lo habitual) y toda la vaca con condición corporal menor a 2 antes de parir –en un escala de 1 a 9– fue llevada a un piquete para ser suplementada con rollos de paja de arroz y “cola” de cosecha de raigrás, que fueron los únicos recursos regionales disponibles en ese momento del año. También se ofreció un concentrado proteico al 17% para complementar la ración.
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“Gracias a esa decisión logramos bajar aún mas la carga animal y la mayor parte de las vacas pudieron parir, aunque debimos implementar un destete híperprecoz, que se pudo instrumentar con buenos resultados”, resaltó Sandra.
En el mes de mayo, al percibir la gravedad de la situación, varios compañeros del grupo CREA ofrecieron la posibilidad de recibir hacienda de Estancia La Emilia en sus establecimientos.
“No quise aceptar ese ofrecimiento porque sabía que los cargaría con hacienda en el momento crítico del invierno, pero cuando llegó el mes de julio habíamos planificado poder usar el raigrás, algo que no fue posible por los elevados niveles de nitratos”, resaltó, para luego añadir que “en nitratos llegamos a medir hasta 16.000 partes por millón, cuando lo tolerable para una vaca es hasta 2700 partes por millón”.
En esa circunstancia límite, Sandra aceptó la propuesta y tres integrantes del CREA Concordia-Chajarí recibieron 280 vaquillonas, las cuales estuvieron afuera por dos meses y medio para luego regresar a La Emilia.
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“Gracias a esa ayuda, producto de una generosidad inconmensurable, pudimos conservar esas vaquillonas, porque de otra manera las hubiésemos tenido que vender; eso nos permitió tener una menor pérdida de capital”, señaló.
En estos días están buscando la posibilidad de acceder a un crédito con tasas de interés razonables con el propósito de no tener que desprenderse de hacienda para poder capitalizarse. También decidieron realizar servicio de vaquillonas a los 15 meses de edad para acelerar la recomposición del capital hacienda. “Lo hacemos con nuestros propios toros y tenemos un rodeo seleccionado por facilidad de parto”, comentó.
Tenían originalmente un plan para sistematizar el uso de la tecnología del destete precoz con la meta de implementarlo en todo el rodeo; en la campaña 2022/23 abarcó al 70% del mismo, pero en el presente ejercicio –con la ayuda de la recomposición del factor climático– lo desactivarán para reducir costos e instrumentarán el destete por tacto de anestro.
“Todas las decisiones deben contar con un equipo que las ejecute de manera apropiada y contamos con un equipo que nos acompañó para poder realizar todo lo programado de una manera eficiente y rápida”, resaltó Sandra.
“CREA nos ha acompañado en muchos procesos de transformación y de crisis y nos ha ayudado muy fuertemente, así que le estamos enormemente agradecidos”, resumió.