Gestión hídrica en sistemas ganaderos extrapampeanos
Si bien está disponible el conocimiento necesario para sistematizar el uso del agua de lluvia, por alguna razón no se realizan las inversiones necesarias.
Gestión hídrica
En 2018, Mario Basán Nickisch, ingeniero en recursos hídricos del INTA Reconquista, organizó una gira, denominada “La ruta del agua”, en la cual se recorrieron unos 900 kilómetros –desde el centro hasta el norte de la provincia de Santa Fe– para difundir diferentes alternativas tecnológicas de gestión hídrica en distintas situaciones ambientales de zonas rurales.
La iniciativa, organizada por el INTA y el Ministerio de la Producción de Santa Fe, se concentró en soluciones orientadas a mejorar el acceso al agua para consumo humano, producción de carne bovina y riego hortícola.
Sin embargo, tres años después de esa recorrida, Mario considera que, si bien está disponible el conocimiento necesario para “cosechar” y sistematizar el uso del agua de lluvia, por alguna razón no se suelen realizar inversiones al respecto una vez que la preocupación por las restricciones hídricas desaparece.
“En muchas regiones de Santa Fe la extracción del agua tiene que ser equilibrada y sostenible en el tiempo, por lo cual es recomendable cosecharla en los períodos de buenas lluvias por medio de la sistematización de áreas de captación que permitan combinar el agua dulce con la proveniente del acuífero”, explica.
El especialista del INTA apunta que “cada aguada es un mundo”; es decir, que cada una de ellas debe ser evaluada de manera particular, además de considerar que el uso del recurso debe realizarse de manera sostenible, dado que, si se produce una sobreexplotación, se pueden generar daños que luego son imposibles de revertir.
“En algunas zonas en las que el acuífero salinizado está muy cerca de la superficie no es para nada aconsejable realizar extracciones de agua con bombas de gran capacidad, dado que se corre el riesgo de salinizar la perforación o pozo calzado; entonces, es muy importante extraer agua evitando deprimir mucho la napa”. “En algunas zonas en las que el acuífero salinizado está muy cerca de la superficie no es para nada aconsejable realizar extracciones de agua con bombas de gran capacidad, dado que se corre el riesgo de salinizar la perforación o pozo calzado; entonces, es muy importante extraer agua evitando deprimir mucho la napa”.
Para ello, en zonas donde la permeabilidad del acuífero es baja, se puede implementar un sistema conocido como “patas de araña”, por medio del cual se realizan diversas perforaciones para alimentar un único mecanismo de bombeo con el propósito de no deprimir la napa en un sector específico. Las perforaciones deben estar lo suficientemente alejadas para evitar que los conos de abatimiento se superpongan y que aquellas “compitan” entre sí. Adicionalmente, es necesario implementar sistemas de extracción no intensivos –molinos de agua o bombas de baja capacidad de extracción alimentadas por paneles fotovoltaicos– que aseguren un uso racional del recurso.
También es viable implementar dispositivos que permitan incorporar al acuífero agua de lluvia para desconcentrar sales, lo que puede concretarse a través de drenes laterales en forma de “T” colocados en las perforaciones, los cuales, por medio de un caño ranurado rodeado de piedra partida de construcción y arena gruesa en superficie permiten el ingreso de agua de lluvia libre de sedimentos que puedan obstruir las perforaciones.
“De esta manera, podemos recargar el acuífero con agua dulce de buena calidad para promover un bolsón de agua mineralizada desconcentrada en sales”, remarca Mario. “La ventaja de recargar el acuífero reside en que permite disponer de agua de reserva que no se va a evaporar en períodos de altas temperaturas y que, además, va a permanecer fresca, un aspecto esencial para los animales en momentos de calor extremo”, añade.
Una vez asegurado este sistema que permite captar el agua subterránea de manera sostenible es posible diseñar dispositivos de cosecha del agua de lluvia por medio de represas. “Trabajo en el tema desde 1994 y he visto represas en diferentes zonas ganaderas argentinas, algunas de las cuales implican inversiones importantes; sin embargo, no todas tienen un adecuado sistema de captación del agua, razón por la cual suelen tener poca agua o estar incluso vacías”, advierte el técnico del INTA.
La “magia” de esa tecnología, cuando es diseñada de manera adecuada, es que, al disponer de un recurso proveniente de fuentes diferentes –el acuífero y la lluvia–, es posible mezclar el agua subterránea con exceso de sales con el agua dulce desmineralizada para proveer a la hacienda una calidad de agua óptima en función de la categoría en cuestión.
“Los diseños deben contemplar un adecuado almacenamiento del recurso, con un período de al menos una semana, de manera tal que en los momentos de baja extracción de agua, ya sea por falta de viento o por baja radiación solar, no se sobreexija al acuífero con un bombeo superior al recomendado”, apunta el especialista.
“En el establecimiento La Güeya, ubicado en la zona de Tostado, que dispone de tres aguadas debidamente sistematizadas para abastecer una altísima carga animal, evaluamos durante siete años los volúmenes de agua extraídos y su nivel de salinidad. Gracias al uso combinado del agua de lluvia cosechada se evidenció un uso sostenible del recurso que permitió atender un planteo ganadero de alta productividad”, afirma Mario.
En aquellos casos en los cuales el agua del acuífero libre se encuentre muy próxima a la superficie y sea de mala calidad es viable incluso realizar represas sobreelevadas para hacer un uso sostenible del recurso.
“Cada caso debe ser evaluado de manera particular ya que no existe una receta única para los diferentes tipos de ambientes y requerimientos productivos”, concluye el técnico del INTA.