Ni bien se recibió de ingeniera agrónoma, Katia Prager viajó a Nueva Zelanda para trabajar durante un año en diferentes empresas agropecuarias, entre las cuales se incluyeron un tambo de base pastoril, pero también establecimientos hortícolas y frutícolas. En un momento determinado debió decidir si quedarse en esa nación para desarrollar su carrera profesional o regresar a la Argentina. Finalmente optó por volver.
Cinco años atrás comenzó, junto a su hermana Nina, médica veterinaria, a trabajar en la empresa lechera familiar, comandada por su madre Victoria, para empezar a gestionar la transición generacional del tambo fundado por su abuelo hace 51 años.
“Estamos en un momento importante de la historia de la empresa familiar: en los últimos treinta años mi madre gestionó la empresa y lo hizo muy bien, porque arrancó con 150 vacas y hoy tiene 950 con 27 empleados y muchos avances técnicos”, comentó Katia Prager durante la Jornada Empresaria CREA Talento Joven realizada este jueves en formato virtual.
Nina comenzó a encargarse del bienestar animal, la sanidad y la calidad de la leche, mientras que Katia se ocupa de la gestión agrícola y forrajera. Las pasturas son base alfalfa y festuca. Las rotaciones planificadas comprenden tres años de praderas seguidas por dos años de maíz, sorgo o soja combinadas con cultivos invernales de raigrás anual o cebada.
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Katia y Nina Prager
El establecimiento cuenta con un sistema de aguadas integrado por bebederos móviles que se colocan en cada una de las parcelas destinadas a pastoreos rotativos.
Las vacas reciben balanceado en la sala, además de silo de maíz y subproductos estacionales disponibles en la zona (como malta o afrechillo), que son distribuidos con el mixer debajo de los boyeros eléctricos. El planteo está sustentado en brindar una alimentación estable y de alta calidad a las vacas independientemente de lo que suceda con el factor climático.
La empresa lechera familiar, que forma parte del CREA Cañuelas, suele recibir visitas –incluso también del extranjero– para ver cómo funciona en la zona una empresa lechera de base pastoril que realiza un aprovechamiento intensivo del pasto con especial cuidado en la sostenibilidad social y ambiental.
La gerencia general de la empresa está en manos de Victoria, pero, con la ayuda de una consultora, están gestionando el traspaso generacional y diseñando los mecanismos de gobernanza empresaria.
“Nuestra madre está en proceso de retirarse y con mis hermanos estamos tomando la posta; tenemos el futuro por delante para definir cómo vamos a administrar la empresa. Es un desafío grande”, remarcó Katia.
“Hacemos reuniones de accionistas, tratando de dividir los ámbitos de la empresa y la familia. Tener una estructura organizacional bien armada en la empresa, charlado con mis hermanos nuestro norte, hacia dónde queremos ir, definir las líneas estratégicas, es un trabajo que lleva tiempo y dedicación”, resumió.