20 de enero de 2025 en Buenos Aires

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Transformación productiva en Río Negro

En una zona marcada por fuertes limitaciones ambientales, Martín Echave gestiona 40.000 hectáreas ganaderas con un sistema holístico y mejoras en infraestructura.

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Por Región CREA Semiárida I SAR

Martín Echave, integrante del CREA Holístico (región Semiárida), lidera un proceso de transformación productiva en 30.000 hectáreas familiares y otras 10.000 alquiladas en los departamentos Conesa y San Antonio, provincia de Río Negro. En un contexto de sequías recurrentes y desafíos de infraestructura, implementó cambios en la gestión del agua para fortalecer su planteo de cría bovina. Además, se sumó a un programa de manejo que busca secuestrar carbono y comercializar bonos ambientales.

“Esta región fue ovejera en un principio. Mi abuelo fundó el establecimiento Mapu Queme, con producción de ovejas, pero la crisis de la lana, la aparición de plagas y el avance de los pumas hicieron que la actividad perdiera valor y competitividad. Lentamente, se reconvirtió a la ganadería bovina”, detalló. El empresario, que pertenece a la tercera generación a cargo del campo, aclaró que “las últimas ovejas se fueron en 1984, así que no llegué a verlas”.

La región posee fuerte limitantes por sus suelos áridos y un régimen de lluvias que oscila entre los 200 y 350 milímetros anuales, con mucha variabilidad, calores extremos y sequías recurrentes. La incorporación de Echave al campo familiar se dio tras un período de déficit hídrico, entre 2007 y 2011, durante el cual se registraron enormes pérdidas de animales, que en su establecimiento superaron los 1000 vientres.

“Me recibí de ingeniero agrónomo en el 2007 y estuve un tiempo trabajando en el campo y en la zona, pero la sequía me obligó a migrar hacia el valle (de Río Negro) a trabajar en la fruticultura, algo nuevo para mí. En el 2012 alquilamos el Zuncho y en el 2013 volví a vivir San Antonio, cuando se enfermó papá, para hacerme cargo de la administración del campo familiar”.

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Ganadería en Río Negro

Ganadería en Río Negro

“Papá ya había logrado recuperar un rodeo a 600 vientres, pero estaba solo y desmotivado”, relató. Desde entonces, Martín inició un proceso de recuperación gradual, que también contó con fuertes limitaciones. “En los últimos tres años, las precipitaciones estuvieron por debajo de la media. A diferencia de aquella época, hoy nuestro producto (los terneros) tiene valor y contamos con herramientas que nos permiten ganar eficiencia, como el destete precoz, por ejemplo, que antes no existía o era muy incipiente en la zona”, señaló, y destacó otras tecnologías hoy disponibles, como los silos de autoconsumo y los alimentos balanceados.

“En la gran sequía, una vaca valía lo mismo que un rollo, entonces no se justificaba darle de comer. Hoy existen productos más accesibles para suplementar el rodeo de cría, que cumplen un rol fundamental”, sostuvo. También subrayó la importancia de contar con un mayor acceso a la información: “Formar parte del grupo CREA nos permitió acceder a un conocimiento impresionante a través de experiencias de otros pares”.

Echave vive en la localidad de San Antonio Oeste, a 80 kilómetros del campo. “Durante más de diez años manejé solo las 40.000 hectáreas. El año pasado, se sumó otra persona al campo familiar y armamos un buen equipo de trabajo. Pero siempre hice de hombre orquesta”, confesó. En paralelo, junto a su socio, Sebastián Martínez, con quien trabaja desde hace doce años, administra el campo El Zuncho, con 450 vacas.

Luego de integrarse a la empresa familiar, unos de sus primeros objetivos fue mejorar la infraestructura. “El campo es grande, pero tenía un solo punto de agua. Durante años, mi padre acarreaba el agua en camión hasta la casa. Así que vendimos ese vehículo, agrandamos la cañería y colocamos un sistema de bombeo con molinos y bombas”, contó el productor. Además, buscó optimizar las condiciones de vida, incorporando mejoras en la casa, electricidad y acceso a Internet.

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Echave destacó que, en su establecimiento, la limitación de acceso al agua impide aprovechar toda la superficie del campo, salvo en un área baja donde se encuentran tajamares que se recargan con lluvias fuertes. Sin embargo, “hace dos años que no entra agua en esa zona, así que solo estoy utilizando la parte alta”.

Actualmente, el campo tiene una carga aproximada de 30 hectáreas por equivalente vaca (EV), pero tiene un potencial de 15 a 20 hectáreas por EV, pero eso requiere inversiones importantes, que están planeadas. “Queremos aumentar la carga y mejorar los índices productivos, principalmente los de preñez y destete”, indicó.

Como parte desde este proceso, el empresario CREA inició una reestructuración del campo, focalizado en el acceso al agua. “Terminamos de cerrar bien el perímetro con alambrado. Hicimos divisiones internas y comenzamos a implementar acueductos. Nosotros no tenemos agua en el subsuelo. San Antonio Oeste se abastece por medio de un canal de casi 200 kilómetros que viene desde la ciudad de Pomona, sacando agua del Río Negro. Desde ese canal, que pasa a 12 kilómetros de nuestro casco, llevamos un acueducto hasta la casa y este año empezamos a extender un sistema de cañerías. Ya instalamos 24 kilómetros con aguadas, lo que nos permite distribuir mejor el agua y aprovechar los recursos”, dijo.

El agua se utiliza exclusivamente para consumo del rodeo bovino. “Usamos cañerías de 2,0 pulgadas, con caudales de hasta 35.000 litros/día aproximadamente. La producción es en secano, en una zona árida de monte oriental, y todo depende del pastizal natural”, agregó.

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Martín Echave decidió realizar inversiones en captación y distribución de agua para aprovechar el potencial presente en el establecimiento.

Martín Echave decidió realizar inversiones en captación y distribución de agua para aprovechar el potencial presente en el establecimiento.

En los últimos dos años, Echave redobló los esfuerzos. “Hicimos tres nuevos puntos de abastecimiento y extendimos 10 kilómetros más de cañería. Colocamos una aguada a cuatro kilómetros de la casa y habilitamos otros dos puntos en áreas más alejadas: ahora los animales pueden acceder a zonas donde antes no llegaban”.

Estas mejoras permitieron palear la sequía. “Si no hubiésemos hecho esas obras, este año no sé si hubiésemos podido sostener las vacas. Antes sólo aprovechábamos el área de influencia de la aguada principal, que abarca entre 4 y 5 kilómetros a la redonda. En total, de toda la superficie del campo, usábamos apenas 6000 hectáreas. Con estas obras ganamos mucha superficie y logramos llevar a los animales a sectores con disponibilidad de pasto, aunque fuera de baja calidad. Así logramos sostener la carga”.

Para conocer mejor el comportamiento de los animales, el empresario implementó un sistema de monitoreo. “El año pasado compré dos collares con GPS y se los coloqué a dos vacas para rastrear sus movimientos. En un principio, el objetivo fue determinar la frecuencia de abrevado, distancia a la aguada, el total de kilómetros diarios recorridos y las áreas de pastoreo. Se determinó que, en promedio, la distancia a la aguada no pasa de los 4 a 5 kilómetros”, contó. Los resultados variaron según el momento del año, las condiciones meteorológicas o si estaban con cría. “En algunos casos, ese recorrido se extiende por más kilómetros y eso afecta la performance, porque el animal gasta mucha energía y termina bajando a buscar agua con menor frecuencia, a veces día por medio o incluso cada cuatro días. Son animales muy adaptados, pero todo esto influye”, añadió.

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Actualmente, está incursionando en un proyecto conjunto con el Programa Ganadero Bovino del Ministerio de la Producción de la provincia de Río Negro y el INTA, a partir del cual se prevé hacer un ensayo a mayor escala con más collares.

El rodeo está compuesto por unas 650 vacas, 150 vaquillonas en servicio y 25 toros. “Este año, por la sequía, se cargaron todas las vacas viejas y ya vendimos todos los terneros destetados; ahora falta empezar a trabajar con la nueva camada”, explicó.

La actividad principal es la cría, con reposición interna. “Trabajamos siempre con nuestras propias terneras, haciendo recría, y aplicamos un destete lo más temprano posible según cómo venga el año. Hasta hace poco manejaba un solo cuadro, pero ahora logré dividir el campo y agregar dos cuadros más de 1500 hectáreas cada uno, para dejar el destete y hacer la recría”.

Actualmente, el servicio no está estacionado, aunque es un objetivo por alcanzar en el mediano plazo. “Sabemos que estacionarlo es fundamental para ordenar el rodeo y con ello mejorar los índices productivos, pero en esta zona es más difícil mantener las vacas en buena condición. Las lluvias son muy erráticas y la calidad del pasto disponible es baja. Aun así, estamos usando suplementos proteicos durante la primavera para mejorar la digestibilidad de los pastos fibrosos y lograr que las vacas se alcen más rápido, con buenos resultados”, informó.

“El año pasado, la falta de lluvias nos dejó sin pasto, así que sostuvimos los animales de destete y recría con alimento balanceado. Buscamos ganar tiempo y kilos para vender en primavera, cuando los precios mejoran. Y eso nos funcionó bien: en febrero, el precio del kilo vivo estaba en 600 pesos y hoy estamos hablando de 4000”, destacó el productor.

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Ganadería en Río Negro

Ganadería en Río Negro

Su estrategia consiste en destetar lo más temprano posible, antes del período estival. “Acá el verano es cada vez más riguroso y largo, con altas temperaturas y sequías. El pasto se seca rápidamente y la condición de la vaca cae si llega a esa etapa con el ternero al pie. Por eso, cuando los terneros alcanzan entre 130 y 140 kilos, los saco entre diciembre y enero”. Sin un servicio estacionado, el destete se realiza durante todo el año, con porcentajes que oscilan entre el 65% y el 75%.

“Una vez que el ternero llega a los 130-140 kilos, se destetan y se los manda al campo. Si las condiciones son buenas, va a pasto natural; si no, lo ayudamos con algo de alimento y silo de autoconsumo. Se vende con pesos de entre 180 y 200 kilos. Si el año acompaña, logramos ganancias diarias de hasta 700 gramos, lo que permite vender animales más pesados, de entre 230 y 270 kilos”, dijo.

Respecto de la comercialización en la zona libre de aftosa sin vacunación, al sur de la barrera sanitaria, apuntó que “nuestro canal principal es el remate feria, con consignatarias de la zona. Pero desde 2012, cuando se empezó a producir engorde de este lado de la barrera, trato de trabajar con feedlots. La venta directa me permite evitar intermediarios y mejorar los márgenes. Hoy la brecha de precio del ternero, respecto de los valores que se comercializan al norte de la barrera sanitaria, oscila entre el 15% al 30%”.

En cuanto a las 10.000 hectáreas arrendadas, la sequía también los golpeó fuerte el año pasado. “Tuvimos mortandad y una caída importante en la producción de terneros, pero la venimos peleando y estamos saliendo. Allí también hicimos un acueducto de 10 kilómetros y ahora la idea es ampliarlo y distribuirlo mejor dentro del campo. Al ser un campo alquilado, las obras se demoran más porque requieren negociaciones con los dueños”, sostuvo.

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Martín Echave durante más de diez años manejó solo las 40.000 hectáreas del establecimiento familiar.

Martín Echave durante más de diez años manejó solo las 40.000 hectáreas del establecimiento familiar.

Echave destacó la importancia de compartir conocimientos y experiencias con otros productores de la zona. En este sentido, señaló que, además de haberse sumado grupo CREA Holístico hace tres años, también pertenece a la Sociedad Rural de San Antonio, donde actualmente ocupa la presidencia.

Para el empresario, la experiencia dentro de la comunidad CREA fue vital: “En otros ámbitos es difícil encontrar el nivel de apertura que existe en los CREA. Creo que todos los miembros del grupo cambiamos muchísimo nuestra forma de trabajar y de pensar. A mí me transformó tanto en lo profesional como en lo personal. Es un grupo muy lindo, conformado por doce productores: dos somos de San Antonio y el resto pertenece a la zona de Patagones”.

Aunque los ambientes y la pluviometría varían entre las zonas de producción, el grupo comparte un eje común: “Todos trabajamos ganadería bovina sobre pastizal natural. Las problemáticas de los campos son muy similares”.

Según el productor, una combinación de diversidad y afinidad entre los miembros es la clave del éxito. “Es bueno que haya cierta heterogeneidad, porque eso lo hace dinámico y enriquecedor. Pero también es necesario que existan puntos en común”, consideró.

Actualmente, el productor CREA participa en un programa de manejo holístico –que involucra ambos campos– con el objetivo de vender bonos de carbono en el futuro. “Este año realizamos los estudios con imágenes satelitales y análisis de suelo para proyectar cómo debe estructurarse nuestra superficie en los próximos tres o cuatro años. La idea es generar las condiciones necesarias para implementar un sistema de pastoreo holístico que permita secuestrar carbono. Creemos que en algún momento esto va a consolidarse, y queremos estar preparados desde el inicio”, explicó.

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Ganadería en Río Negro

Ganadería en Río Negro

Sin embargo, el empresario aclaró que aún no puede implementar el sistema porque la infraestructura actual del campo no lo permite. “Casi no tengo divisiones, y sin ellas es imposible planificar un esquema de pastoreo”, sostuvo.

Los bonos de carbono podrían representar una oportunidad valiosa para la región. “La zona de San Antonio hacia el sur, prácticamente no tuvo ninguna reconversión después de la crisis de las ovejas. Recién ahora está comenzando a aparecer la producción bovina, pero sigue siendo un área muy difícil. Si esto prospera, puede ser el puntapié que necesitamos para darle un empujón a la región”, concluyó.

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