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Características de los tratamientos. Convencional (T1), Agroecológico (T2) e Intensificación Sostenible (T3). Referencias. SC: Siembra Directa. LC: Labranza Convencional
“Cada tratamiento se realiza sobre una misma secuencia de cultivos, la cual es trigo-maíz-girasol-cebada-soja, de manera tal que cada año tenemos el mismo cultivo manejado de tres maneras distintas. Por otro lado, cada tratamiento tiene tres repeticiones, lo que nos da un total de nueve parcelas de media ha cada una”, explica Leandro Pontaroli, responsable técnico administrativo de la Chacra Experimental Miramar.
La red de ensayos, que comenzó con la siembra de trigo campaña 2020/21, requirió la realización de una caracterización ambiental inicial del sitio experimental, para lo cual se recolectaron muestras de suelo con el propósito de describir la situación base (aspectos químicos, físicos, microbiológicos y presencia de residuos de fitosanitarios). Adicionalmente se realizó una descripción de la flora existente previo al inicio del experimento junto con la evolución del banco de semillas, además de caracterizar la micro y meso fauna edáfica.
En el módulo convencional (T1), luego del trigo se sembró soja de segunda para posteriormente realizar un barbecho químico que dio paso a un cultivo de maíz temprano seguido por un barbecho. Posteriormente se implantó girasol, seguido por un barbecho, para luego sembrar el doble cultivo cebada/soja de segunda, barbecho y finalmente una soja de primera que se recolectará próximamente.
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Supresión de cultivo de servicio con rolo
En tanto, el sistema de intensificación sostenible (T3), luego del trigo se sembró –con una previa pasada de un equipo WeedIt por el barbecho– un cultivo de servicio compuesto por vicia y avena, el cual, luego de suprimirse, fue el antecesor del maíz. Se repitió en las siguientes instancias el esquema productivo diseñado para T1, pero con incorporación de cultivos de servicio, los cuales, según el caso, fueron suprimidos con rolo o pie de pato.
En cuanto al módulo agroecológico (T2), una vez cosechado el trigo, fue sembrado con vicia villosa, trigo y soja, a modo de cultivo de servicio, con el propósito de incorporar nitrógeno disponible para el cultivo de maíz; como el mismo no contempla el uso de fertilizantes de síntesis química, para reponer el fósforo extraído por el trigo se incorporó roca fosfórica. En este caso, se procedió a roturar el suelo en dos oportunidades.
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Rotaciones en los tres módulos experimentales.
“En el tratamiento agroecológico procuramos tener la mayor cantidad de tiempo un cultivo vivo en el año para poder controlar malezas; durante los primeros dos años hicimos grandes esfuerzos para mantener ese planteo en siembra directa, pero se nos presentó un problema de babosas y bichos bolito y nos vimos obligados a cortar con los dos ciclos de cobertura; era eso o perder los cultivos”, comenta Leandro.
Las parcelas fueron divididas por corredores de 5,0 metros de ancho que no fueron intervenidos para promover en los mismos la proliferación de especies nativas.
“Cuando recibimos visitas en la Chacra Miramar, nos gusta mostrar los corredores porque allí es posible observar que aplicaciones bien realizadas, en condiciones óptimas de viento, temperatura y humedad, no generan derivas; si ese fuese el caso, las gramíneas nativas, que son muy susceptibles a fitotoxicidad, mostrarían daños evidentes y eso no sucede”, señala el técnico de la Chacra Miramar y coordinador del experimento.
“Los corredores también son importantes en sí mismos en el ámbito del ensayo porque muestran que aquellos sectores que no pueden sembrarse, como es el caso de los aledaños a los alambrados, es mejor no pulverizarlos para promover el crecimiento de especies nativas, porque esa es la mejor manera de evitar el crecimiento del banco de semillas de malezas problemáticas”, añade.
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Izquierda: corredores con presencia de malezas problemáticas la inicio del experimento. Derecha: corredores colonizados por gramíneas nativas en el transcurso del experimento.
“Al analizar los datos consolidados de todas las campañas evaluadas, podemos ver que no existió gran diferencia de costos entre el tratamiento testigo y el intensificado, aunque este último tuvo menores ingreso”, relata Leandro.
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Indicadores económicos acumulados 2020/2024 por tratamiento
La menor performance productiva y económica del sistema intensificado versus el convencional se explica porque el período de evaluación, al estar caracterizado por campañas secas, tornó contraproducente, en términos de consumo de agua disponible, el empleo de esa herramienta.
El margen bruto consolidado del modelo agroecológico respecto del convencional resultó un 75% inferior al del sistema convencional. Gran parte de eso se explica por el fracaso del cultivo de maíz en la campaña 2021/22, el cual se sembró tarde por falta de humedad y en el mes de marzo una helada lo afectó de manera importante.
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Ingreso, costos directos y margen bruto del cultivo de maíz en 2021/22 en cada módulo experimental.
Vale recordar que el margen bruto es el beneficio directo que obtiene por medio de la diferencia entre los ingresos brutos (rendimientos agrícolas por precio de venta) y los costos de producción. Es útil para obtener una primera aproximación a los números de un negocio, dado que si el margen bruto es negativo, eso implica que no vale la pena analizarlo porque no va a permitir cubrir el resto de los costos presentes en una empresa. El número que define cuán rentable es una actividad no es el margen bruto, sino el margen neto, que se obtiene luego de tomar el margen bruto para descontarle impuestos nacionales, provinciales y municipales, salarios y cargas sociales, costos financieros (como intereses de préstamos), servicios (energía eléctrica, gas, comunicaciones, etcétera), gastos de mantenimiento de estructura y movilidad, entre otros.
En otras situaciones, en cambio, el modelo agroecológico se mostró muy competitivo, como es el caso del cultivo de girasol en la campaña 2022/23, la cual estuvo caracterizada por un marcado déficit de humedad.
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Ingreso, costos directos y margen bruto del cultivo de girasol en 2022/23 en cada módulo experimental.
Los datos consolidados muestran que la productividad de cada cultivo en el modelo agroecológico siempre se ubicó por debajo del promedio regional –con especial impacto en el cultivo de maíz–, al tiempo que el modelo intensificado es el que mostró rendimientos relativos más estables.
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Diferencia relativa entre el rendimiento promedio logrado en cada módulo experimental entre 2020/21 a 2023/24 respecto al promedio regional en Gral. Alvarado por cultivo (equivalente a 1,0).
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Rendimientos promedio regionales en Gral. Alvarado (Buenos Aires) versus promedio logrado en cada módulo experimental entre 2020/21 a 2023/24
Por otra parte, los indicadores económicos de eficiencia muestran que el modelo convencional (T1) generó el retorno más elevados sobre la inversión realizada, seguido por el sostenible (T3) y por último por el agroecológico (T2).
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Indicadores económicos de eficiencia.
En lo que respecta a la evaluación del EIQ (Coeficiente de Impacto Ambiental por sus siglas en inglés), un indicador creado por el Programa de Manejo Integrado de Plagas de la Universidad de Cornell (EE.UU)., el mismo fue nulo en el módulo periurbano, dado que el mismo no contempla el uso de productos de síntesis química, mientras que en el modelo sostenible fue un 16% menor respecto del convencional.
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Coeficiente de impacto ambiental EIQ del T1 versus T3 (2020/2024)
“Es factible que en el módulo intensificado se pueda mejorar el EIQ con un uso más eficiente de la tecnología de las aplicaciones selectivas o dirigidas, dado que, al no disponer del equipo en los momentos óptimos, en muchas situaciones terminamos pulverizando prácticamente con cobertura total”, aclara el técnico.
Las evaluaciones, además del factor productivo y económico de cada modelo, contempla mediciones de variables edáficas, ambientales y biológicas.
“El relevamiento de la densidad de lombrices detectó una menor presencia estadísticamente significativa en el testigo que en el resto de los tratamientos; se trata de un aspecto para seguir de cerca con el propósito de evaluar si se sostiene en el tiempo esa tendencia”, comenta.
El proyecto de investigación, además de los objetivos intrínsecos al mismo, tiene como finalidad generar un ámbito de trabajo interinstitucional en el que se destaque la articulación y coordinación de las capacidades técnicas, científicas, tecnológicas y económicas complementarias de los distintos participantes.
La iniciativa, que cuenta con el apoyo económico de Corteva, representa así un ejemplo exitoso de articulación público-privada que permite la búsqueda de complementariedad y de optimización de recursos y capacidades. .
“Estamos buscando que el experimento continúe por otro lustro más porque existen muchas cuestiones relativas a la salud del suelo que sólo pueden evaluarse en el largo plazo, además de la necesidad de contar con más datos correspondientes a campañas climáticas contrastantes”, resume Leandro.