El dato que no conocías sobre el potencial de la agricultura bajo riego en Argentina
En la región sudoeste de la provincia de Buenos Aires el riego transformó la dinámica productiva y comercial de muchas empresas agrícolas que, gracias a tecnología, pudieron duplicar o incluso triplicar el valor agregado: “El potencial de la agricultura bajo riego en la Argentina es descomunal”
Así lo indicó Agustín Giorno, coordinador técnico agrícola de la región Sudoeste, durante una exposición brindada en el ámbito de la Comisión de Agricultura de CREA.
“El rendimiento medio de trigo en secano en la zona de Coronel Suárez ronda los 4500 kg/ha, pero con 150 a 250 milímetros regados desde la siembra hasta noviembre ese promedio supera los 7100 kg/ha”, destacó.
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Evolución del rendimiento de trigo en secano y bajo riego por pivote central. Coronel Suárez (Buenos Aires)
Para poder instalar maíz en las rotaciones en sistemas de riego los técnicos ajustaron el paquete tecnológico del cultivo, aumentando de manera abrupta de la densidad de siembra, que en su mayor parte corresponde a fechas tardías.
“El rendimiento medio de maíz en riego es de unos 11.000 kg/ha, aunque los mejores lotes bien gestionados puede llegar a superar los 14.000 kg/ha. Sin embargo, en ensayos, sin restricciones nutricionales, superamos 17.000 kg/ha”, comentó.
La clave del riego es el recurso natural disponible: suelo y agua. Es indispensable realizar estudios hidrológicos adecuados para determinar la factibilidad, sostenibilidad y conveniencia de la inversión (en Contenidos CREA existe amplia información al respecto)
Además de determinar el potencial presente en el acuífero, resulta necesario analizar la calidad del agua y modelizar los flujos que podrían extraerse para evitar eventuales problemas de salinización del recurso. “Por suerte en nuestra región contamos con acuíferos que disponen de agua de buena a muy buena calidad”, señaló Agustín.
“En determinados suelos mantenerlos húmedos de manera constante permite que los cultivos hagan su trabajo y vayan mejorando sus condiciones, especialmente su capacidad de drenaje”, explicó.
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Diferencia entre un suelo con elevado laboreo y riego con agua con alto contenido de sodio (izq,) y un suelo con riesgo con agua con moderado contenido de sodio.
El cálculo de la lámina de riego se define en función del faltante estimado de agua para alcanzar un determinado objetivo productivo, lo que depende del caudal disponible en el acuífero determinado por el experto en el área (hidrogeólogo o ingeniero hidráulico). Sólo conociendo el caudal real que se puede obtener de una perforación sabrá si puede alcanzar esos objetivos (lámina y superficie).
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“Si no alcanzamos a cubrir el objetivo de riego en función del recurso disponible, podemos dividir el círculo de riego en dos o tres cultivos para poder concentrar el poder de fuego en un sector determinado”, remarcó
En el siguiente cuadro, por ejemplo, puede observarse un cálculo estimado –con valores actuales– de la inversión requerida por tramos, los cuales pueden ampliarse hasta que la lámina alcanza el límite de 7,0 milímetros/día, luego de lo cual se requiere generar un nuevo pozo para incrementar el caudal hasta alcanzar nuevamente la lámina mínima objetivo.
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Aspectos económicos del riego
En el cuadro puede verse, por ejemplo, que para regar 10 tramos de una superficie total de 95 hectáreas, se determinan tres tramos de 31,7 hectáreas con una lámina de 7,6 mm/día a un costo de unos 2300 u$s/ha. A medida que aumenta la escala, el costo fijo de va diluyendo, aunque, por supuesto, se requiere un mayor inversión.
“Es razonable encarar una inversión inicial con un costo de unos 1800 a 2000 u$s/ha”, comentó Agustín, para luego especificar que el valor de recupero de la inversión es muy bajo.
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Aspectos económicos del riego
De eficiencia de riego y costos operativos
La eficiencia del riego, con las condiciones ambientales presentes en Sudoeste, es muy alta en maíz, media en trigo/cebada y muy baja en soja, según los registros promedio de los datos relevados en la región.
Los costos operativos pueden fluctuar mucho a partir de la fuente energética; actualmente la eléctrica es más económica que la proveniente de equipos alimentados con gasoil, cuyo costo ronda los 80 centavos de dólar por milímetro aplicado. Por otra parte, el costo está asociado al “rendimiento” del pozo, que depende del caudal, abatimiento y profundidad del mismo.
“Con los precios actuales la inversión se paga en cinco años con una rotación convencional, pero con contratos de producción de semillas o de papa, si tienen precios convenientes, ese período se puede acortar”, dijo Agustín.
El técnico resaltó que la tecnología de riego tiene muchas ventajas, pero también grandes desafíos técnicos que deben gestionarse con precisión. “Con un suelo somero o intermedio, por ejemplo, al aplicar 15-20 milímetros el tiempo entre un riego y el siguiente hay momentos del año que no puede extenderse más de tres días y eso nos lleva a operar muchas veces en el límite del caudal máximo que puede aportar el pozo”.
Cuando se producen semillas bajo contrato, pueden quedar disponibles en el suelo grandes cantidades de nutrientes, para lo cual se volean cultivos de cobertura –como avena, centeno o vicia– con el fin de aprovechar el nitrógeno excedente, para así hacer recircular nutrientes y que los mismos no se trasladen a las napas.
“En los lotes con muchos años de riego aumenta el porcentaje de sodio intercambiable en el sistema y eso puede redundar en una pérdida de infiltración por desestructuración de los primeros centímetros del suelo”, advirtió.
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Evolución de indicadores en ambientes equivalentes de la región Sudoeste con y sin riego.
Por tales motivos, lo ideal es realizar verificaciones sistemáticas de indicadores clave, de manera tal de poder hacer una detección temprana de desajustes provocados por el riego y así poder mitigarlos. “Tenemos que ser nosotros los que estudiemos cada aspecto involucrado en el riego; no podemos esperar que alguien lo haga por nosotros”.
“En la región estamos muy satisfechos con la transformación que se producido gracias al riego y los datos muestran que las empresas que incursionaron en la tecnología lograron aumentar el margen bruto por hectárea”, resumió.