Este año la comercialización agrícola presenta un enorme desafío no solamente por el desastre generado por el factor climático, sino también por las múltiples variables financieras, económicas y políticas –tanto en el ámbito nacional como internacional– que intervienen en la formación del precio de los granos.
En ese marco, en la última Jornada de Actualización Técnica Agrícola realizada en marzo pasado por la región CREA Córdoba Norte, se dedicó un panel especial a la cuestión comercial, en el cual cada uno de los participantes expuso su posición con franqueza.
Alejandro Conci y Rafael Cueto, empresarios agrícolas CREA de la región Córdoba Norte, comentaron cuáles son las dificultades que deben hacer frente desde la producción en un año caracterizado por un desastre climático inédito.
“El primer ‘dólar soja’ me gustó, pero el segundo me hizo pagar alquileres mas caros de soja que iba a producir y ya no tenía”, comentó Alejandro en referencia al régimen cambiario especial implementado en los meses de septiembre y diciembre de 2022 respectivamente.
Por otra parte, la discontinuidad de la publicación de los “precios pizarra” de la soja por parte de la Cámara Arbitral de Cereales de la Bolsa de Comercio de Rosario, además de quitar transparencia al mercado, complicó la valorización de los pagos de los arrendamientos, dado que los contratos de alquileres emplean en su mayor parte esa referencia (ver gráfico 1).
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Precio "pizarra" de la soja Rosario. Cuadros rojos reflejan períodos en los cuales no se publicó el valor de referencia.
Si bien existen referencias alternativas de valores, como es el caso del mercado de futuros agrícolas Matba Rofex o la plataforma Sio Granos, lo cierto es que las complejidades presentes en el mercado argentino hacen que las mismas generen complicaciones adicionales.
“El propietario de un campo me llama para pedirme que fije 100 toneladas (correspondientes al valor del arrendamiento) a un valor de 90.0000 $/tonelada, pero luego AGD (Aceitera General Deheza) me dice que el valor de compra es de 78.000 $/tonelada y eso tensa mucho la relación con los propietarios”, manifestó Rafael (ver gráfico 2).
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Cotización en pesos por tonelada del valor promedio y mínimo de la Soja Rosario Fábrica con entrega en el sector norte del Gran Rosario el 15 de marzo de 2023. Sio Granos
La posibilidad de compensar la pérdida productiva registrada con el trigo por medio de una mejora en los precios no pudo darse en la presente campaña debido a que el gobierno nacional procedió a habilitar la posibilidad de trasladar los permisos de exportación de trigo 2022/23 a la próxima campaña 2023/24.
Y luego hizo lo mismo con las Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) de maíz 2021/22 respecto de la campaña 2022/23, para posteriormente dar un paso más al prorrogar por 180 días corridos las DJVE de maíz con período de embarque comprendido entre el 1 de marzo de 2023 y el 31 de julio de 2023. Esa metodología contribuyó a deprimir los precios internos del maíz, algo que, tal como sucedió con el trigo, no permite así compensar por precio lo perdido en el campo por efecto de la sequía y las heladas.
Por su parte, Matías Espíndola, de la corredora Intagro, expuso que, en la actual coyuntura, es esencial recurrir a la creatividad y evaluar diferentes alternativas comerciales para poder capturar las oportunidades presentes en el mercado.
Al respecto, recordó que existe la opción de operar con futuros y opciones del Matba Rofex, donde los valores comercializados pueden llegar a ser superiores, aunque tales operaciones requieren cierta gestión financiera y asumir el costo de almacenaje de la mercadería. “Es importante que tengan presente el número del valor objetivo de venta de cada grano, para poder concretarlo cuando aparezca, aunque sea con una opción”, explicó en referencia a la opción de venta (PUT) que permite asegurar un determinado precio de venta de soja o maíz por medio de pago de una prima.
El cierre del panel estuvo a cargo del economista y trader de AGD, Gustavo Cortona, quien explicó “todos formamos parte de una cadena y si uno de los eslabones de la cadena falla, falla entonces el resto”. Y agregó que “todos queremos hacer el mejor negocio, pero sin tratar de perjudicar al otro, porque estamos en un mercado muy competitivo y eso se puede hacer una o dos veces, pero no tres”.
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Panel comercial en la JAT de la región CREA Córdoba Norte
El especialista de AGD comentó que la intervención introducida por el gobierno nacional con el régimen cambiario especial del “dólar soja” generó distorsiones enormes que alteraron el normal funcionamiento del mercado.
“Con el primer ‘dólar soja’ se negociaron 16 millones de toneladas de soja y la capacidad de molienda presente en la Argentina en esa coyuntura (último cuatrimestre de 2022) era 3,0 a 4,0 millones de toneladas mensuales; los espacios de almacenaje se llenaron”, señaló.
El economista remarcó que lo comprado durante la primera edición del régimen del “dólar soja” en septiembre pasado se embarcó en un plazo de hasta cuatro meses y que por entonces el mercado internacional se encontraba “invertido”, es decir, los valores futuros de la harina y el aceite de soja eran inferiores a los registrados en el presente.
“Al estar invertido el mercado, a medida que íbamos vendiendo lo comprado en septiembre para embarcar en octubre, noviembre y diciembre, eso se iba haciendo a precios más baratos; eso es importante que todos los integrantes de la cadena agrícola lo sepan”, explicó.
Con la introducción de la segunda edición del “dólar soja”, que comprendió un volumen comercializado de unas 6,0 millones de toneladas en el transcurso de diciembre pasado, las fábricas aceiteras aún contaban con stock remanente comprado en la primera edición del régimen cambiario.
En lo que respecta a las diferencias de precios que se observaron en el mes de marzo en el mercado disponible de soja, el trader de AGD mencionó que se trató de cuestiones particulares de ciertos operadores que asumieron riesgos excesivos.
“En diciembre hubo especuladores que vendieron soja en descubierto, es decir soja que no tenían, esperando poder comprarla más barata en 2023, pero los productores se sentaron arriba de su soja y, cuando se encontraron con la necesidad de cumplir el contrato, tuvieron que subir los precios (ofrecidos) para poder conseguir mercadería”, resaltó.
Gustavo Cortona dijo que un precio de 90.000 $/tonelada para AGD implicaría asumir una pérdida operativa equivalente a unos 50 u$s/tonelada. “Corremos el riesgo de que nuestros clientes se enojen, pero tratamos de explicarle la situación”, resumió.