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Agricultura de precisión: el camino hacia una producción más eficiente y sostenible

La gestión de datos y la tecnología están transformando la agricultura argentina, un proceso clave para la sostenibilidad y competitividad del sector.

Por CREA Región Córdoba Norte | COR

La Argentina se consolida como uno de los países líderes en agricultura de precisión gracias a la adopción temprana y masiva de tecnologías que permiten un uso más eficiente y sostenible de los recursos agrícolas y su desarrollo a nivel nacional. Con más del 47% de su superficie agrícola documentada mediante herramientas avanzadas de monitoreo y gestión de datos, el país está a la vanguardia en la incorporación de tecnologías que optimizan la productividad y sostenibilidad de la producción en el sector.

Tales afirmaciones fueron realizadas por Fernando Scaramuzza, agrónomo y referente en agricultura de precisión del INTA Manfredi, durante su charla: “¿Qué hago con los datos generados por sensores agrícolas?”, ofrecida en una Jornada de Actualización Técnica organizada recientemente por la región Córdoba Norte de CREA. El evento reunió a especialistas y productores para debatir acerca de los últimos avances en tecnología agrícola y su aporte a la eficiencia, la sostenibilidad y la rentabilidad de la producción.

Mayor potencial productivo

La agricultura de precisión tiene como propósito maximizar el potencial productivo de cada lote mediante el análisis detallado y específico de las condiciones del suelo y del cultivo. Al gestionar datos sobre rendimiento, nutrientes, humedad y otros parámetros de cada sector del terreno, los productores pueden aplicar insumos de manera diferenciada, ajustando la densidad de siembra, la fertilización y el riego en función de la productividad de cada área, entre otras variables. Este enfoque no solo permite obtener el máximo rendimiento de cada metro cuadrado del lote, sino que también contribuye a efectuar un uso más racional y eficiente de los recursos, optimizando tanto el rendimiento económico como el ambiental.

“Lo fundamental es procesar, ordenar y analizar los datos para convertirlos en información. Así, podemos entender cómo es nuestro proceso productivo, hacer un uso más eficiente de los recursos, y mejorar la rentabilidad y sostenibilidad,” afirmó Scaramuzza, quien destacó que la agricultura de precisión es clave para que los productores puedan potenciar el rendimiento máximo posible de cada parcela, sin comprometer la salud del suelo ni aumentar costos innecesarios.

Scaramuzza también subrayó que la Argentina ejerce un rol de liderazgo en esta área, algo fundamental en un contexto global que exige cada vez más alimentos sostenibles y trazables. “Con tecnologías de precisión y un enfoque centrado en la transparencia de los procesos agrícolas, nuestro país contribuye a alimentar al mundo cumpliendo con altos estándares de sostenibilidad y competitividad”, afirmó.

Tecnologías disponibles

El enfoque de precisión en la agricultura se apoya en herramientas avanzadas, como los monitores de rendimiento, dispositivos que registran en tiempo real una serie de parámetros durante la cosecha, tales como la velocidad de avance de la máquina, el ancho de la plataforma de corte, la humedad del grano y el flujo de toneladas por hora, entre otros aspectos. Estos monitores generan más de 800 datos por hectárea y proporcionan un mapeo detallado de la productividad de cada sección del lote, permitiendo un análisis segmentado que facilita la toma de decisiones precisas. “Esto les permite a los productores ser más eficientes y adaptar sus prácticas en función de la productividad y las condiciones de cada sector del terreno", explicó Scaramuzza.

Estos datos, que se registran a intervalos de aproximadamente 3 segundos, se integran en un “mapa de rendimiento” que constituye una representación del lote en píxeles y aloja numerosos atributos por analizar, evidenciando variaciones de productividad a lo largo del terreno.

Sin embargo, aunque hoy en día prácticamente todas las cosechadoras vienen equipadas con monitores de rendimiento, muchos productores no aprovechan estos dispositivos. Scaramuzza advirtió que el verdadero costo no resulta de adquirir el mejor equipo, sino de no utilizar los datos generados, ya que esta información permite optimizar el uso de insumos y planificar estrategias de siembra y fertilización específicas para cada zona del lote.

La calibración de los monitores de rendimiento es fundamental para asegurar que los datos sean precisos y útiles. Este proceso implica ajustes en variables clave, como el flujo de grano y el sensor de humedad, que deben realizarse al inicio de cada temporada de cosecha y cuando cambian las condiciones del grano o el terreno. En este sentido, el técnico del INTA destacó que desde la institución se llevaron a cabo distintos programas de capacitación en el uso y calibración de los monitores de rendimiento, para ayudar a productores y operadores a aprovechar todo el potencial de esta tecnología.

Imágenes satelitales y telemetría

La precisión y utilidad de los monitores de rendimiento se potencian cuando se integran con imágenes satelitales y sistemas de telemetría. Las imágenes satelitales permiten monitorear la variabilidad del cultivo y el estado de salud de las plantas a lo largo del ciclo agrícola, lo que, combinado con los datos de los monitores de rendimiento, ofrece una comprensión más profunda y detallada del terreno y su potencial. La telemetría, por su parte, permite que toda esta información sea enviada automáticamente a plataformas de gestión en tiempo real, eliminando la necesidad de descargar manualmente los datos facilitando un análisis continuo y preciso.

Scaramuzza enfatizó que el avance en telemetría permite transmitir datos sin interrupciones y con alta precisión, incluso en áreas remotas. Al usar telemetría, los monitores de rendimiento pueden enviar alertas y datos operacionales en el momento en que se recogen, garantizando que los productores puedan tomar decisiones informadas sin demoras. Además, esta conectividad permite una calibración y ajuste constantes de la maquinaria, asegurando que cada área del lote reciba el tratamiento adecuado según su potencial productivo y necesidades específicas. El crecimiento de tecnologías en materia de cosecha, apuntan a la automatización, permitido potenciar la productividad de la cosechadora y mejorar la calidad de los alimentos cosechados con documentación de los mismos.

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Agricultura de precisión. Fernando Scaramuzza.

Agricultura de precisión. Fernando Scaramuzza.

El profesional destacó que la adopción de prácticas como la siembra directa y la rotación de cultivos supera el 90% entre los productores argentinos, lo cual demuestra el compromiso del sector con la sostenibilidad y el manejo eficiente de los suelos. Sin embargo, en otras prácticas avanzadas, como el muestreo y análisis de suelo y el monitoreo de rendimiento, el nivel de adopción es más acotado, especialmente entre los pequeños y medianos productores, quienes a menudo no perciben estas tecnologías como una oportunidad.

Se trata de un desafío importante para el sector. Un estudio desarrollado por la Universidad Austral reveló que los grandes productores utilizan monitores de rendimiento en un 90% de los casos, mientras que entre los pequeños, apenas la mitad aprovecha esta tecnología, a pesar de que todas las máquinas vienen equipadas con ella. “Para los productores de menor escala, la incorporación de estas herramientas parece no estar dentro del espectro de posibilidades, cuando en realidad representan una mejora en la eficiencia a largo plazo, con réditos interesantes” explicó Scaramuzza.

Valor agregado

Un aspecto crucial de la agricultura es el valor agregado en origen, concepto que Mario Bragachini buscó transmitir a los productores e industriales hace ya tiempo en el INTA, buscando promover la transformación de la materia prima directamente en las zonas de producción y generar productos que tengan un valor adicional antes de ser comercializados. Según Scaramuzza, agregar valor en origen beneficia tanto a las economías regionales como al mercado exportador de la Argentina, permitiendo que los productos salgan del país con características diferenciadas y listos para competir en mercados internacionales.

El valor agregado en origen también permite que los productores reinviertan en tecnología, capacitación y sostenibilidad en sus propias comunidades. Esta práctica no solo genera empleo y desarrollo económico local, sino que también optimiza la producción y reduce la huella de carbono asociada al transporte de productos sin procesar. Además, las inversiones en tecnología de precisión y digitalización para agregar valor en origen ayudan a mejorar la trazabilidad de los productos, otro aspecto fundamental para competir en un mercado global que cada vez valora más la transparencia y la sostenibilidad en la cadena de suministro.

Desafíos

Scaramuzza destacó el rol de los productores CREA, reconocidos por su innovación y su predisposición a adoptar tecnologías de punta. Sin embargo, señaló que el uso inteligente de la tecnología depende en gran medida de la capacitación y de un enfoque empresarial comprometido. A su entender, la formación de equipos y la educación de nuevos operadores son claves para consolidar un sistema eficiente y sostenible.

Pero el desafío actual no reside únicamente en promover la adopción de tecnologías de precisión entre los productores, sino también en atraer a las nuevas generaciones hacia la agricultura mediante prácticas sostenibles y digitalizadas, un cambio que genera debates acerca del modo en que se debe capacitar a estos futuros profesionales de manera tal que hallen en el campo una carrera atractiva y con visión de largo plazo; en ello también trabaja la UNC en su Campus Norte.

El técnico subrayó la necesidad de que exista un apoyo estructural a nivel país, tanto en conectividad como en financiamiento para la adopción de estas tecnologías. En su presentación, destacó que el agro argentino está madurando en el uso de datos; sin embargo, queda mucho camino por recorrer para lograr un uso más extendido de la agricultura de precisión.

Como mensaje final, Scaramuzza recordó que "la tecnología por sí sola no es nunca la solución; la clave está en las personas que la aplican. Necesitamos equipos capacitados y empresas agropecuarias comprometidas con la transformación del sector," concluyó.

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