¿Puede un cultivo rodeado de ecosistemas naturales verse beneficiado por la provisión de servicios ecosistémicos, como puede ser el caso de incrementos de rendimientos agrícolas promovidos por insectos polinizadores, respecto de aquellos que no lo están? Sin dudas se trata de una pregunta válida, aunque hasta hace poco tiempo no era sencillo responderla dada la ausencia de datos que permitieran llevar a cabo una evaluación de estas características. Sin embargo, gracias a DAT CREA, ahora es posible contestar tales preguntas, entre muchas otras que puedan surgir en los más diversos ámbitos científicos.
Recientemente se publicó un artículo en la revista internacional Agriculture, Ecosystems & Environment realizado por investigadores del Instituto de Investigaciones en Recursos Naturales, Agroecología y Desarrollo Rural de la Universidad Nacional de Río Negro, la Facultad de Agronomía de la UBA, Conicet y CREA, entre otras instituciones, que se dedicaron, precisamente, a evaluar el impacto del factor ambiental en los rendimientos de soja y maíz en la Argentina.
Para ello se emplearon variables ambientales y de gestión agronómica de 2858 lotes de soja y 1548 campos de maíz de la campaña 2018/19 provenientes de la plataforma DAT CREA, lo que requirió, en cada caso particular, evaluar las métricas del paisaje de la composición del hábitat natural y su configuración en los casos de establecimientos lindantes con ecosistemas naturales –bosques, humedales, pastizales, etcétera– en un radio de 1500 metros (gráfico 1).
Gráfico 1. Localización de los sitios de maíz y soja evaluados. Superficie total: 3.240.000 hectáreas Visualización, a modo de ejemplo, de la caracterización de cuatro situaciones
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El análisis estadístico de los datos disponibles no encontró correlación entre el porcentaje y densidad del hábitat natural lindante con campos agrícolas y una variación en el rendimiento de los cultivos de soja y maíz, los cuales sí fueron explicados por el potencial ambiental del lote en cuestión y el manejo agronómico realizado.
Los análisis también detectaron que los campos con mayor aporte de fertilizantes y semillas tenían porcentajes más bajos de hábitat natural circundantes, además de evidenciar que los establecimientos recientemente transformados contaban con mayores rendimientos que aquellos que arrastraban una larga historia de uso agrícola, lo que puede ser evidencia de un uso más intensivo de las reservas de fósforo naturales presentes en el suelo.
“Los resultados, si bien pueden resultar obvios para la experiencia empírica de los empresarios agrícolas, no sólo cuentan con rigor científico en el análisis, sino que también constituyen una muestra de los múltiples usos que pueden tener los datos para generar conocimiento aplicable a diferentes disciplinas”, comenta Gustavo Martini, líder del área de Agricultura de CREA e integrante del equipo responsable de la investigación.
“La clave reside en visualizar que, gracias al hecho de contar con una base de datos unificada que se alimenta de registros campaña tras campaña para hacerse cada vez más sólida y confiable, CREA dispone de una herramienta valiosa para producir conocimiento científico, tanto en las áreas agronómicas como en todas aquellas que tienen inquietudes sobre la cuestión agropecuaria”, añade.
Actualmente se está realizando, también con registros de DAT CREA, una evaluación similar, pero con datos del cultivo de girasol, la cual será publicada próximamente.
Acceder al informe aquí:
Goldenberg et al. AEE 2022.pdf
Agricultura, Ecosistemas y Ambiente, Goldemberg et. al. AEE, 2022
Universidad Nacional de Río Negro; Facultad de Agronomía de la UBA, Conicet y CREA.