Congreso Lechero CREA: el valor de la familia empresaria
Enrique "Quique" Bonamico relató en el Congreso Lechero CREA los desafíos de una familia empresaria ante el cambio de paradigma que está atravesando la actividad.
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El hecho de que los cuatro hijos de los hermanos Isidro y Marcelo Bonamico –un médico veterinario, una agrónoma y dos estudiantes universitarios– hayan decidido continuar como familia empresaria fue uno de los catalizadores de la decisión de potenciar la productividad del tambo por medio de la instalación de un sistema de ordeño voluntario.
Pero, sin saber lo que venía en camino, tomaron la decisión de implementar el nuevo sistema –de manera parcial– durante el año 2020, lo que generó importantes trastornos a causa de las restricciones de circulación implementadas durante el primer año de pandemia.
“Nos tomamos un tiempo para gestionarnos como personas y definimos una visión en conjunto para definir los valores de la empresa. Nos resultaba incómodo el concepto de empresa familiar y nos dimos cuenta que en realidad somos una familia empresaria”, comentó Enrique “Quique” Bonamico durante el Congreso Lechero CREA que se está llevando a cabo en Rosario.
“Uno de los valores que tenemos es la confianza en el trabajo la unidad de la familia. Cuando se toma alguna decisión en la empresa, nos alineamos todos y salimos a la cancha”, añadió.
Montaron un galpón con cama de compost en base a cáscara de maní, donde cada vaca tiene un espacio disponible de 12 metros cuadrados (sin contar la calle de alimentación). La instalación de circulación y ordeñe cuenta con piso de goma antideslizante y un sistema (flushing) que emite grandes chorros de agua reciclada para mantener el piso libre de residuos.
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Enrique "Quique" Bonamico
El módulo intensivo fue diseñado con un sistema de gestión de efluentes que, por declive, destina los desechos a un sector de recolección de cemento para luego enviarlos a un tornillo extrusor donde se separa la mayor parte de los residuos sólidos, los cuales se ingresan a un playón con geomembranas que terminan de drenar el líquido. Con los sólidos se elaboran biofertilizantes que se aplican en los cultivos.
En tanto, el agua, luego del primer proceso de filtrado de sólidos, es posteriormente derivada por gravedad a una laguna anaeróbica, en la cual se produce la degradación de la materia orgánica en ausencia de oxígeno. El efluente resultante luego es derivado a una segunda pileta –la laguna facultativa–, en la que la degradación de la materia orgánica tiene lugar por la actividad metabólica de bacterias heterótrofas que pueden desarrollarse tanto en presencia como en ausencia de oxígeno. El agua depurada es empleada nuevamente en el sistema de flushing, lo que promueve un uso circular de los recursos disponibles.
La mitad del rodeo se destinó al nuevo sistema, que cuenta con seis robots de ordeñe, mientras que la otra mitad permanece en el tambo convencional estabulado tipo dry lot. Los primeros meses de implementación del sistema voluntario fueron muy difíciles, no sólo por las condiciones particulares presentes durante la pandemia, sino además porque el nuevo sistema, al cambiar el paradigma productivo lechero, requiere necesariamente un período de adaptación tanto de los animales como del personal.
Comenzaron –entusiasmados– incorporando muchos animales a los tambos robots, primero las vacas y luego las vaquillonas, sin dimensionar el personal necesario para hacer la transición. Y terminaron todos muy estresados. Así que procedieron a dosificar la transición.
Los primeros meses no encontraron resultados, pero, cuando las vacas se adaptaron, comenzaron a aparecer grandes diferencias. En un plazo de dos años –con el sistema ya estabilizado– observaron que, mientras que la vaca logró una eficiencia de 1,5 litros por kilogramo de sólido ofrecido, el rodeo de vaquillonas registró nada menos que un nivel de 1,86 (41 litros sobre 22 kilos). En lo que respecta a la calidad del ordeñe, el sistema permite que prácticamente no se tengan casos de descarte de leche.
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Actualmente se encuentran analizando los datos individuales de cada integrante del rodeo para detectar a aquellas vacas más destacadas en lo que respecta a productividad y comportamiento, dado que algunas se adaptan mejor al sistema voluntario que otras.
El objetivo final es incorporar el rodeo total, integrado por casi 700 vacas, al sistema voluntario. El hecho de poder crecer de manera modular, para ir incorporando robots a medida que se suman más animales al sistema, es clave para poder planificar el crecimiento.
“Es necesario ser muy consiente de la importancia de la toma sistemática de datos, porque hablar sin datos es opinión y hablar con datos es un hecho”, señaló Bonamico, para luego añadir que la información debe estar disponible para todos los integrantes del equipo de trabajo.