1 de septiembre de 2024 en Buenos Aires

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Banca Ética: hacia una economía basada en el bien común

De la mano de Banca Ética Latinoamericana, los propietarios de La Invernada S.A. decidieron apoyar proyectos con impacto positivo.

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Por CREA

¿Adónde se invierte el dinero que, como ahorro, depositamos en el Banco? ¿Qué pasa si se destina al financiamiento de causas con las que no estamos de acuerdo? ¿Qué ocurriría si invirtiéramos conscientemente para mejorar el bienestar de la sociedad y el ambiente en una economía real y no de especulación?

Todas estas preguntas han llevado al matrimonio de Rodolfo y Bettina Zechner, productores y dueños de La Invernada S.A., a darle un nuevo rumbo a su economía. “Nos hacemos estas preguntas, ya que vemos la realidad en la que estamos inmersos y los resultados están a la vista. Nuestra búsqueda consiste en ampliar nuestra visión a los distintos ámbitos: social, ambiental, económico y cultural, con un abordaje integral”, explica.

La oportunidad de abordar estos desafíos llegó a principios de año de la mano de Banca Ética Latinoamericana, que nació con el objetivo de crear una nueva economía en la región a través del uso consciente del dinero.

Las bases filosóficas de la Banca están cimentadas en la Antroposofía, cosmovisión desarrollada por el filósofo austríaco Rudolf Steiner, la cual se presenta como una filosofía de vida, una manera distinta de ver e interpretar el mundo.

“Nosotros también abrevamos en este pensamiento, que nos ayuda a vivir más coherentemente, a relacionarnos mejor y a desarrollar una relación más respetuosa con el entorno, buscando el bien común. Parte de una visión integral de la persona y, por ende, contempla todos los aspectos, incluso el dinero, porque genera un claro impacto en el día a día. Y como somos responsables de ese impacto, queremos estar en armonía con nuestro accionar”, explica Rodolfo, miembro del CREA San Martín de las Escobas-Colonia Belgrano, de la región Santa Fe Centro.

Dentro del contexto elegido, los dueños de La Invernada contemplan un porcentaje del resultado para efectuar aportes a la comunidad, como así también la posibilidad de generar préstamos personales para el equipo de su empresa, de manera tal que puedan cumplir con sus necesidades, generando método y respetando la situación de la firma. “Este es un aspecto que suma al ‘para qué’ y ‘para quién’, fortificando el propósito elegido, y genera a su vez un sentido de pertenencia maduro”, asegura.

Pero esto también ha sido disparador de interrogantes en su fuero interno. “Otras preguntas que nos hacemos están relacionadas con el hecho de dar y recibir dinero. A veces damos, pero no conocemos bien el impacto de esa donación, y con esto podemos generar un daño en lugar de un crecimiento, pero como estamos aprendiendo, todo esto está bajo un equilibrio sistémico y busca siempre la compensación justa. Hay todo un trasfondo y queremos tomar conciencia de ello”.

Uso consciente del dinero

Pero, ¿cómo fue ese primer contacto con Banca Ética? Años atrás, cuando todavía no existía en la Argentina, Rodolfo escuchó algunas disertaciones del catalán Joan Melé, quien preside la Fundación Dinero y Conciencia, y es el principal impulsor de este grupo financiero. “Nos permitió ampliar la visión y sumarnos a este pensamiento, así que cuando nos enteramos que se empezaba a establecer en el país, nos pusimos en contacto inmediatamente. Quienes están destinados a encontrarse, se encuentran”, asegura Rodolfo.

Los valores y objetivos de este grupo financiero se inspiran en el Triodos Bank de Países Bajos, el primer banco ético del mundo, que inició en la década de 1970 una Alianza Global por una Banca con Valores (GABV, por sus siglas en inglés), que hoy agrupa a más de 77 instituciones de los cinco continentes.

“Melé formó parte del board directivo del Triodos Bank en Barcelona. Y cuando en 2007 empezó a venir a la región, en especial a la Argentina y a Chile, se abrió la posibilidad de tener una Banca Ética Latinoamericana”, explica Patricia Gatti, directora del grupo.

Chile fue punta de lanza con una plataforma de crowdlending, es decir, de financiamiento colectivo. En 2021 (plena pandemia) puso un pie en la Argentina y Uruguay con su oficina Río de la Plata. “Todavía no somos un banco regulado, pero estamos en proceso de serlo”, señala.

El core de negocios se centra en promover el financiamiento de empresas, instituciones y proyectos que impacten positivamente en la vida de las personas, la sociedad y el medio ambiente. Todos los proyectos de una economía real generadora de ideas, productos y empleo y por fuera de la economía especulativa.

“Cada vez que invertimos se nos presentan muchas alternativas que nos conducen a tomar decisiones basadas en diversos criterios: rentabilidad esperada, riesgo, confianza en la institución... Sin embargo, el criterio más importante, que a menudo se pasa por alto, es el conocimiento que debemos tener acerca del impacto de nuestra decisión financiera.

"¿A quién le estamos prestando y con qué propósito? El dinero contribuye a moldear el mundo en que vivimos. Pero, si el banco donde invertimos o ahorramos otorgara préstamos, por ejemplo, a empresas cuyas actividades destruyen la naturaleza o perpetúan la inequidad, entonces, sin saberlo, estaríamos contribuyendo a profundizar el problema. Necesitamos ser conscientes de cómo se usa nuestro dinero”.

Además de exigir como condición un impacto positivo, la Banca Ética Latinoamericana no acompaña proyectos en los que no se perciba posibilidad de transformación. Tres áreas de inversión (Educación y Cultura, Desarrollo Social y Medio Ambiente), que a su vez se dividen en nueve sectores y en más de 120 subsectores de la economía, conforman el proyecto bancario.

Otro aspecto importante es la trazabilidad, a través de la cual los inversionistas son informados en forma periódica y detallada sobre el impacto real que generan sus inversiones. Algo, asegura Patricia, que no ocurre en la banca convencional.

“El dinero que tienen los bancos no es de los bancos sino nuestro. Nosotros lo depositamos, pero después perdemos noción de qué se hace con él. Allí reside, entre otras cosas, la gran diferencia de nuestra perspectiva". “El dinero que tienen los bancos no es de los bancos sino nuestro. Nosotros lo depositamos, pero después perdemos noción de qué se hace con él. Allí reside, entre otras cosas, la gran diferencia de nuestra perspectiva".

Le damos al inversor la posibilidad de saber en qué está invirtiendo, en qué proyecto, en qué empresa, y la rentabilidad que esa inversión le genera, dado que tampoco es filantropía”, enfatiza.

Para velar por estos objetivos, Banca Ética Latinoamericana mantiene una estructura de gobierno con dos niveles de gestión, en la que la Fundación Dinero y Conciencia se ocupa del propósito central, y el Grupo Financiero Regional se asegura del cumplimiento de las metas de la institución financiera.

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El caso La Invernada - El Timbó

La dinámica es virtuosa. Hay un tomador que necesita un crédito para continuar con su proceso de transformación; un inversor que acompaña porque se identifica con la trazabilidad de su dinero y un articulador, como Banca Ética, que sólo promueve el financiamiento de empresas de impacto positivo.

Hasta el momento, Rodolfo Zechner ha participado como “inversionista consciente”, pero en un futuro podría convertirse en un demandante de capital.

La Invernada S.A. financia hoy un emprendimiento de ganadería regenerativa de la empresa El Timbó S.R.L., propiedad de Fernando Imperatrice, miembro del CREA El Ceibo de la región Santa Fe Centro. Su búsqueda de transformación es evidente. “No financiamos únicamente empresas que ya comprendieron la necesidad de un cambio; también acompañamos a todos aquellos productores convencionales que, con compromiso, empiezan migrar hacia otra manera de hacer las cosas, con buenas prácticas, más amigables con el ambiente. Sabiendo que no es fácil, que muchas veces no se puede hacer un cambio radical, sino que hay que avanzar gradualmente. Para nosotros, es interesante entender a esas empresas… comprender su transición hacia esa otra mirada”, indica María Eugenia Fraga, responsable de Impacto de la oficina Río de La Plata.

Respecto a lo operativo, Patricia explica: “Un potencial sujeto de crédito, como El Timbó, pasa a la evaluación de impacto, donde lo primero que miramos es el propósito de la empresa. Luego, pasamos a la evaluación de riesgo. La carpeta va a un comité de crédito y se realiza una estructuración a medida, con las garantías y plazos que correspondan. A cada posible inversor, como es el caso de La Invernada, le enviamos los Términos y Condiciones de esa operación, y si están decididos a acompañar, se suman”.

A través de la publicación de las empresas de impacto positivo, los inversores eligen a cuál les interesa acompañar. Con la decisión tomada, se celebra un contrato entre las partes que materializa el financiamiento. Para el sector de ganadería regenerativa, el pago se realiza 12 meses después de la liquidación. Se trata de un producto ‘Bullet’: el tomador sólo paga los intereses durante la duración del préstamo, mientras que el capital se paga en su totalidad al finalizar el plazo. Se utiliza para financiar proyectos de inversión, ya que los deudores pueden pagar los intereses con los flujos generados y luego el capital con los obtenidos una vez que el proyecto está operativo.

La otra particularidad es que se pacta en ‘kilos de carne’, un índice propio del mercado agropecuario. “Quien toma el producto, pasa automáticamente a la economía real, porque está atado a la variación de ese producto. De este modo, sale de la economía de especulación. Es interesante, pero también representa un desafío”, asevera Rodolfo, quien también realizó una experiencia en ‘litros de leche’ en un tambo en sociedad con tres amigos.

En cuanto a las tasas, Patricia explica que van a depender del análisis que se haga del impacto, del riesgo y del flujo de caja del proyecto, pero en general el esquema suele ser el convencional: una tasa de interés Badlar, que publica el Banco Central, con un spread. “Lo que va a variar va a ser ese spread según la necesidad, buscamos que no sea un problema, sino una solución”, enfatiza.

La estructuración, insiste, se realiza a medida de cada sector y de cada operación. “Para lo que es, por ejemplo, ganadería regenerativa, no se trata de una propuesta convencional sino que se busca promover entre los productores la implementación de nuevas prácticas, atendiendo no a una meta de colocación sino que tracciona desde el propósito”, insiste.

Inversión con propósito

Al hablar de “impacto positivo”, se suele pensar en emprendimientos relacionados con el ambiente y la producción sostenible. No obstante, la inversión en cultura y desarrollo social también lo tienen, y demandan financiamiento. “Muchas veces se cree que estas áreas sólo se fondean con filantropía, pero eso no es así”, advierte Patricia.

Esta confirmación llevó a Bettina y Rodolfo a acompañar también una película. “Al principio dijimos: ¿Una película?, ¿Qué tendrá que ver y en qué estamos cooperando con esto? Pero, a veces encontrás algunas que te tocan el alma y pensás: ¡Qué mensaje importante para la comunidad! Entonces, te das cuenta de que se justificó plenamente haberla apoyado. Ese fue, de hecho, nuestro primer préstamo”, relata.

A los ojos de Banca Ética, que Rodolfo haya decidido, conscientemente, invertir en un sector nuevo, que puede incluso resultarle ajeno, es una forma bien concreta de materializar que el dinero tiene que fluir para que determinadas realidades se transformen.

Hasta el momento, el grupo financiero ha gestionado fondeo para dos largometrajes de ficción y una serie histórica.“Para Banca Ética, lo importante es que el dinero fluya como la sangre en el cuerpo; es materializar una propuesta articulando y relacionando a los actores inversor y empresa. Así, está aquel que tiene una idea creativa, pero necesita financiamiento; está el que quiere seguir creciendo porque siente que tiene más potencial, y está el que viene trabajando y tiene potencial pero, además, quiere acompañar a otras ideas creativas”, sostiene María Eugenia.

En definitiva, todo tiene que ver con una nueva economía y con otras formas posibles de hacer negocios. “Tu dinero puede cambiar el mundo para mejor, mientras genera ganancias. Porque el dinero, usado a conciencia, impulsa a los sectores que construyen el mundo en el que queremos vivir: un mundo más igualitario, con acceso universal a la cultura, en armonía con la naturaleza, generando una economía fraterna que cuide la vida”, comenta Patricia.

En otras palabras, salir de la mirada de lo negativo para pararnos del lado de la solución. “Cuando uno lo plantea parece algo obvio, pero antes no existía. Y cuando uno toma consciencia y entiende la problemática, pasa a ser un viaje de ida”, concluye María Eugenia.

Banca Ética Latinoamericana en números:

  • + 830 operaciones de crédito
  • + $89 millones de U$D movilizados
  • 9 sectores claves de inversión

Más información sobre Banca Ética aquí

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