Durante la última reunión de la Comisión de Ganadería de CREA, funcionarios del Senasa explicaron qué acciones piensan implementar para solucionar los problemas causados por la garrapata.
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Las autoridades del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Alimentaria (Senasa) lanzarán próximamente una consulta pública no vinculante relativa a un proyecto de resolución que, frente a la extensión del problema de garrapata en la zona norte del país, garantice la posibilidad de realizar despachos de hacienda.
Así lo indicaron Emiliano Gabriel Grave, director de Planificación y Estrategia de Sanidad Animal del Senasa, y Luciana Chaparro, responsable del Programa Nacional de Garrapata del Bovino de ese organismo, al ser consultados por integrantes de la Comisión de Ganadería de CREA en el ámbito de la reunión mensual que se desarrolló de manera mixta (presencial en sede CREA y virtual).
El proyecto contempla la posibilidad de despachar a frigorífico tropas parasitadas en cualquier nivel de afectación para garantizar la comercialización de hacienda y preservar la inocuidad alimentaria.
También exigirá que los frigoríficos que reciban hacienda parasitada cuenten qué lavaderos han sido habilitados por Senasa para realizar una desinfección apropiada antes de abandonar la planta de faena y así reducir la posibilidad de propagación del problema a otras regiones.
“Todos los frigoríficos que cuentan con habilitación de Senasa ya tienen un lavadero habilitado, por lo que no implicará ningún cambio en ese sentido en tales situaciones; sí vamos a propiciar que los frigoríficos provinciales y municipales habiliten su propio lavadero porque esa es la forma de garantizar que los camiones salgan limpios de los frigoríficos”, explicó Grave.
Los funcionarios de Senasa están en conversaciones con integrantes de la Fundación de Lucha Contra Fiebre Aftosa (Fucofa) de Entre Ríos para poder compatibilizar la normativa que se pondrá en consideración con el programa de control de la garrapata presente en esa provincia.
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“Una vez finalizada la consulta pública, que se extenderá por un plazo de treinta días, es probable que se requieran otros quince a treinta días más para la instrumentación efectiva de la normativa; es importante que todos participen en la consulta para brindarle legitimidad a la iniciativa”, explicó Grave.
Además se realizará otra consulta pública relativa a un proyecto de actualización del Programa Nacional de Garrapata, el cual está regido por la Ley 12.566, el decreto reglamentario 7623 de 1954 y la resolución Senasa 382 de 2017.
“La propuesta presentada es superadora del esquema vigente y, si bien mantiene algunas cuestiones, plantea un cambio de estrategias por implementar y de las zonificaciones”, adelantó Chaparro.
“No somos ajenos a todos los problemas que está habiendo con la garrapata y estamos en contacto permanente con los territorios a través de las sociedades rurales y entes sanitarios”, añadió.
En la reunión también participaron Santiago Nava y Nicolás Morel del INTA Rafaela, quienes comentaron que ya comenzó en el ámbito de esa institución la producción correspondiente a este año de las vacunas contra babesiosis y anaplasmosis.
“Entre los tres laboratorios que producen la vacuna en la Argentina generan anualmente alrededor de un millón de dosis y en el país los terneros/as susceptibles de ser inmunizados son unos cuatro millones, con lo cual la cobertura de la vacuna es aproximadamente del 25% de la población total que se debería inmunizar”, apuntó Nava.
“El problema no sólo está presente en el NEA, sino también en Uruguay y el sur de Brasil. Las vacunas que tenemos disponibles, si bien tienen limitaciones, representan una ayuda importante porque en caso de no contar con las mismas los problemas presentes serían mucho más complejos”, remarcó.
El especialista recordó que, si la vacuna fue incorporada de manera adecuada, la inmunidad lograda en el vacuno debería superar el 90%. En caso de no poder verificar, por medio de un análisis, la inmunidad lograda, en ciertas situaciones se recomienda una revacunación con el propósito de asegurar la inmunidad ante una eventual falla de la primera dosis.