17 de marzo de 2025 en Buenos Aires

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Empresa familiar: una dimensión clave para el crecimiento

La gestión de los vínculos en la empresa familiar es tan importante como la correspondiente a las demás órdenes de la organización agropecuaria.

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Por CREA Región Oeste | OES

Cuando se habla de gestión de una empresa agropecuaria, el término se suele asociar a cuestiones productivas, económicas, comerciales o financieras. Sin embargo, en un sector en el cual la gran mayoría de las organizaciones son familiares, existe una dimensión –no siempre contemplada– que es tan importante como todas las demás.

En la empresa familiar también es indispensable gestionar los vínculos a través de una comunicación efectiva, realizada en un marco de confianza, que permita valorar la diversidad generacional y establecer acuerdos marco.

“El equilibrio entre la gestión empresarial y la vida familiar en el campo suele estar más integrado que en otros sectores económicos, lo que representa una fortaleza”, comentó Hernán Satorre durante un taller en forma virtual organizado esta semana por las regiones CREA Oeste y Sudeste.

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“El valor emocional presente el agro contribuye a generar compromiso intergeneracional; sin embargo, el vínculo del negocio con la tierra puede representar un arma de doble filo”, explicó Hernán, quien es asesor del CREA Herrera Vegas-Pehuajó y responsable técnico de la Mesa Empresaria de las regiones CREA Oeste y Sudeste.

La tierra no es sólo un activo económico, sino fundamentalmente un patrimonio emocional y cultural que ha pasado de generación en generación. No se trata, entonces, solamente de hacer negocios, sino de preservar la esencia de la identidad familiar para quienes vendrán.

Por lo tanto, para aquellas familias que quieran trascender, la sucesión no es sólo de liderazgo y propiedad, sino también de valores compartidos.

Sin embargo, la fuerte asociación del legado con la tierra y la tradición muchas veces termina jugando en contra porque impide que la empresa se adapte a nuevas circunstancias o bien que integre a personas que expresan paradigmas diversos.

“Las empresas agropecuarias están expuestas a un alto nivel de riesgo por la variabilidad climática, de mercado y de políticas gubernamentales, lo que hace crucial la diversificación del patrimonio más allá del negocio productivo agropecuario. La tierra puede ser nuestra raíz, pero no tiene por que ser nuestro único fruto”, remarcó el especialista.

Una familia está construida en base a vínculos y busca resultados basados en la afectividad y el cuidado de las relaciones. Una empresa, en tanto, busca resultados guiados por objetivos y está comprometida con la efectividad.

“Cuando el propósito y el compromiso, individual y colectivo, contempla –por diseño– la afectividad y la efectividad de manera simultánea, vamos a decir que estamos trabajando en un proceso sobre el sistema familiar empresarial”, explicó Hernán.

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“Este nuevo concepto sugiere una visión más sistémica, donde tanto la familia como la empresa son componentes interdependientes que funcionan de manera integrada”, agregó.

Al respecto, resulta clave que todos los integrantes de una familia empresaria comprendan los derechos y obligaciones de cada rol dentro del sistema familiar empresarial, además de establecer órganos de gobierno que contribuyan a permitir una comunicación efectiva, de manera tal de que las decisiones tomadas tengan una base sólida.

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“Una familia unida aumenta las posibilidades de que el negocio prospere y viceversa. El mejor de los planteos productivos, de las gestiones financieras y estrategias comerciales puede irse por la borda si la empresa está atravesada por conflictos familiares”, resumió Hernán.

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