Un año atrás se lanzó oficialmente el Club de Inversores Ángeles CREA, una iniciativa pionera dentro del ecosistema agropecuario argentino con el objetivo de potenciar la transformación digital del sector a través del financiamiento y acompañamiento estratégico de startups agropecuarias.
El Club de Inversores Ángeles logró consolidarse como un ámbito de encuentro clave entre emprendedores Agtech e inversores interesados en generar impacto más allá del rédito económico.
“Este club nació como una evolución natural del trabajo desarrollado por CREA Lab, el espacio de innovación de CREA que ya venía promoviendo la creación, incubación, testeo y escalamiento de emprendimientos tecnológicos enfocados en el agro”,
“Sin embargo, aún faltaba un eslabón fundamental: acercar a los emprendedores con capital humano y financiero dispuesto a apostar por ellos”, explicó hoy Gabriel Tinghitella, líder del área de Innovación de CREA, durante una charla ofrecida en el Espacio Empresario CREA realizado en formato virtual.
Lo que distingue al Club de Inversores Ángeles de CREA es que no solo se trata de capitalizar proyectos en una etapa temprana, sino de conformar una comunidad de aprendizaje y colaboración donde la formación, la experiencia compartida y la generación de vínculos sólidos son tan importantes como las propias inversiones.
“Muchos de sus miembros se sienten atraídos no solo por la posibilidad de retorno económico, sino también por el interés genuino de contribuir al desarrollo emprendedor, a las comunidades rurales y a la innovación con propósito”, comentó Gabriel.
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En ese sentido, el perfil del inversor ángel que se suma al club es diverso: desde empresarios agropecuarios hasta profesionales curiosos por las nuevas tecnologías. Lo que los une es el deseo de formar parte de un ecosistema donde se comparte conocimiento, se accede anticipadamente a soluciones tecnológicas emergentes y se influye directamente en el desarrollo de innovaciones con impacto real.
La propuesta de valor del Club se basa en tres pilares: formación, oportunidades de inversión y comunidad. Los socios reciben capacitación tanto para entender el riesgo y la lógica detrás de las startups, así como para desempeñar un rol adecuado como mentores, sabiendo cuándo y cómo intervenir.
Por otro lado, las oportunidades de inversión se gestionan con mucho rigor. Las startups que se presentan en las reuniones del club han sido previamente curadas, es decir, evaluadas por su solidez, modelo de negocio escalable y orientación hacia la tecnología. “En los encuentros, los emprendedores presentan su pitch, responden preguntas de los socios y luego se facilita un espacio de análisis interno donde se fomenta el intercambio de opiniones y la toma colectiva de decisiones”, remarcó.
En cuanto al eje de comunidad, aunque en una etapa aún incipiente, se han realizado visitas a laboratorios de startups, encuentros con otros clubes de inversión y actividades diseñadas para estrechar vínculos entre los socios, emprendedores y expertos. “La idea es construir una red que permita no solo invertir, sino también colaborar, inspirarse y descubrir nuevas oportunidades juntos”, expresó Gabriel.
El club ha venido creciendo mes tres mes y ya superó el objetivo inicial de 20 socios para estar integrado por más de 25, además de contar con nuevos interesados.
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Las actividades del club están meticulosamente calendarizadas. Cada mes se alternan instancias formativas con reuniones de presentación de startups. Las actividades formativas incluyen tanto contenidos prácticos, como el análisis de contratos de inversión o dinámicas de relación entre inversores y fundadores, así como instancias teóricas sobre ecosistemas emprendedores, tendencias tecnológicas y modelos de negocio. “Uno de los aspectos más valiosos de la experiencia es el acompañamiento personalizado que reciben los socios”.
Para formar parte del club, se requiere un interés genuino en el ámbito Agtech y en apoyar a startups tecnológicas. Aunque no existe una obligación de invertir, sí se espera que los socios participen activamente y no pierdan de vista que la misión principal es fortalecer el ecosistema emprendedor agropecuario con transferencia de conocimiento y acompañamiento. La membresía anual tiene un costo de 500 dólares, que se destina exclusivamente a cubrir los costos operativos del Club de Inversores Ángeles.
“El Club de Inversores Ángeles CREA representa mucho más que un espacio de inversión: es una plataforma colaborativa que conecta a quienes creen en el poder de la innovación para transformar el agro argentino y generar impacto social, económico y ambiental. A un año de su creación, sus logros y crecimiento constante confirman que la combinación de tecnología, comunidad y compromiso puede marcar la diferencia en la evolución del agro”, resumió Gabriel.
Aquellos interesados en formar parte del Club de Inversores Ángeles CREApueden postularse aquí.