En los últimos dos años las legumbres vienen registrando, en términos generales, buenos precios internacionales a causa de una demanda sostenida con cosechas que experimentaron fallos o fracasos en diferentes países productores. En estas horas, la campaña argentina 2024/25 de porotos atraviesa momentos decisivos porque está ingresando en el NOA un frente de tormenta indispensable para recomponer las escasas reservas de humedad.
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Precios FOB orientativos de legumbres argentinas
“Estamos en plena siembra de la campaña de porotos. La intención de siembra es buena porque los precios son atractivos”, explica Matías Macera, gerente comercial de Desdelsur, empresa integrante del CREA Bermejo (región NOA), que es una de las mayores exportadoras argentinas de legumbres.
“La principal zona productora de porotos de Salta está esperando estas lluvias decisivas para terminar de sembrar poroto y poder aprovechar el actual escenario del mercado”, añade.
Oportunidades de mercado
La India tiene un programa, que ya lleva una década, cuyo principal propósito es lograr el autoabastecimiento en legumbres; sin embargo, no les resulta sencillo a pesar de haber tenido campañas climáticas razonables en los últimos cinco años. “La pegunta es: ¿qué podría suceder en el mercado si la India llegara a experimentar, eventualmente, un problema climático”, remarca Matías.
La India se abastece habitualmente de legumbres provenientes de Canadá, pero está tratando –por razones estratégicas– de diversificar su cartera de proveedores, razón por la cual en los últimos años comenzó a importar algunas variedades de porotos de Brasil y ahora intenta originar mercadería en la Argentina.
“Otra gran oportunidad de mercado reside en China, donde, luego de habilitar la compra de arvejas verdes y amarillas argentinas, ahora estudia la habilitación del ingreso de las demás legumbres”, comenta el especialista.
En los últimos años, la Argentina se consolidó como un importante exportador de poroto Mung (Vigna radiata), con los cuales se producen los denominados “brotes de soja” en el mercado argentino. Las partidas con alto poder germinativo, que se emplean para producir brotes, son las que cuentan con los mayores precios, mientras que las restantes se consumen partidas y peladas (Mung Dhal) o bien son procesados para obtener harina. Los principales compradores de poroto Mung argentino –por orden de importancia– son Vietnam, Pakistán, Tailandia, Malasia, Filipinas, Emiratos Árabes Unidos y Turquía, entre otros.
En lo que respecta al garbanzo Kabuli –la variedad que se produce en el país–, se trata del producto que viene más flojo de precios debido a producciones crecientes en diferentes países productores de la legumbre.
“En la última década, Rusia pasó a ser el principal productor mundial -en volumen- de garbanzo Kabuli. Genera garbanzos con un calibre de 5 a 6 milímetros, los más baratos de todos, con lo cual rompe el mercado porque está dispuesto a vender a cualquier precio”, señala Matías.
Adicionalmente, los costos de producción del garbanzo se están incrementando de manera notable ante las crecientes restricciones en materia de tolerancias de residuos de fitosanitarios implementadas por parte de la Unión Europea. “Con las exigencias de la UE-27, es necesario producir en ambientes secos, que no reciban precipitaciones en el transcurso de la cosecha, además de tener un manejo agronómico adecuado”, afirma.
Mercado interno
En el orden interno, la buena noticia es que la reducción de la brecha cambiaria –con el objetivo del actual gobierno de unificar el tipo de cambio en algún momento de 2024– vuelve a poner el negocio en manos de los jugadores tradicionales, dado que hasta el año pasado, con una brecha cambiaria tan elevada, se habían sumado al mercado actores que no tenían un interés genuino en desarrollar el mercado de legumbres.
Una gran cuenta pendiente del sector es la falta de genética adecuada, consecuencia de no contar con un marco normativo que asegure una retribución económica a los obtentores de cultivares. “Tenemos que trabajar en genética. No hay muchos semilleros que la desarrollen en legumbres para las diferentes regiones productivas y eso le pone un freno al sector”, asegura Matías.
“Por ejemplo, en la pampa húmeda el potencial de crecimiento del cultivo de arveja es enorme, sin embargo, no se puede expresar por la falta de oferta de cultivares competitivos en términos agronómicos; el desarrollo comercial está listo para ese despegue”, agrega.
En la campaña 2022/23 la arveja amarilla –que hasta hace no mucho era una curiosidad– representó un 31,8% del área total sembrada en la Argentina, una cifra superior al 21% implantado en 2021/22, según los últimos datos oficiales publicados por el Instituto Nacional de Semillas (Inase).
Si bien el uso tradicional de la arveja amarilla –la legumbre más barata de todas– era la elaboración de harina para uso forrajero, en los últimos años también viene creciendo de la mano de la producción de aislados proteicos destinados a fabricar sustitutos cárnicos para consumo humano.
En cuanto a la arveja verde, el principal comprador es –por lejos– Brasil, seguido bastante más atrás por Senegal, Turquía, Federación Rusa, Chile e Italia, entre otros.
“Las legumbres, además de mejorar la matriz productiva y comercial de las empresas, representan además un gran aporte a las rotaciones agrícolas en un contexto en el cual la intensificación se impone como un factor clave para promover la sostenibilidad de los sistemas”, concluye.
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Planta de procesamiento de legumbres de Desdelsur en Gral. Mosconi, provincia de Salta. El 90% del volumen de legumbres exportado por la empresa de producción propia.