2 de mayo de 2025 en Buenos Aires

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El nuevo robot argentino para hacer aplicaciones selectivas

Innovación con el desarrollo de un equipo autónomo y cámaras para pulverizaciones selectivas, la startup fundada por Sebastián Viano permite ahorrar 80% insumos

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Por CREA Región Córdoba Norte | COR

Con un espíritu autodidacta, Sebastián Viano desarrolló dos tecnologías que buscan transformar la forma en que se aplican agroquímicos en el campo: Herbi Control, un sistema de aplicaciones selectivas que permite ahorrar hasta 80% en insumos, y Robotic.al, un robot capaz de trabajar sin operador, con bajo consumo energético y a un costo de 20 centavos de dólar por hectárea.

Las innovaciones apuntan a resolver problemas reales: reducir el uso de fitosanitarios, minimizar la exposición de operarios, ahorrar combustible y operar durante las horas de menor viento, incluso en la madrugada.

“Como contratistas, siempre fuimos de meter mano, de estudiar por nuestra cuenta. Empezamos probando sensores, cámaras, y fuimos aprendiendo en el proceso”, explicó.
El sistema de cámaras e inteligencia artificial desarrollado por su equipo reconoce malezas con alta precisión y puede adaptarse a máquinas ya existentes. El robot, en tanto, se diseñó para ser simple, transportable y accesible para pequeños y medianos productores, con múltiples usos posibles más allá de la aplicación de agroquímicos.

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De ganaderos a contratistas

La historia se gestó en Colonia Almada, una zona agrícola cerca de Oncativo, provincia de Córdoba, donde Viano gerencia la empresa familiar Alvia. La empresa se especializa en servicios de maquinaria agrícola y cuenta con una historia ligada al trabajo mixto en el campo. Desde 2013 integra el grupo CREA Laguna Larga, en la región Córdoba Norte.

"Mi abuelo, Alberto Viano, fue quien inició el proyecto. Compró un lote en Colonia Almada y empezó a desarrollarlo", recordó.
Hasta 2002, la actividad principal era la producción de alfalfa y la invernada de ganado Holando Argentino. "Comprábamos animales de entre 150 y 200 kilos y los llevábamos hasta 550 o 600, destinados a exportación", detalló.

Ese esquema cambió cuando la familia decidió abandonar la ganadería y enfocarse en la prestación de servicios de siembra, cosecha y aplicaciones. En 2009, expandieron la actividad con un nuevo desarrollo en Santiago del Estero, donde sumaron superficie agrícola.

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Actualmente, siembran unas 1500 hectáreas entre campos propios y arrendados. Producen soja, maíz y trigo, y desde hace más de 12 años incorporaron cultivos invernales para multiplicación de semillas. "Hacemos avena, que boleamos entre los maíces, además de centeno y moha", explica. Estas gramíneas se adaptan a zonas con escorrentía, suelos con tierra colorada o propensas a inundaciones, donde los granos gruesos no resultan rentables.

Este año, además, retomaron el cultivo de maní. "Dentro del negocio de los commodities creemos que hay que diversificar. Es una forma de no poner todos los huevos en la misma canasta", comentó, y agregó que a esa superficie se suman entre 1500 y 2000 hectáreas en las que prestan servicios como contratistas.

Como contratistas, mantienen una postura activa frente a la innovación. "Siempre fuimos de meter mano en los fierros, buscar mejoras. Las necesidades aparecen en el campo antes de que lleguen al mercado, y eso nos lleva a generar soluciones propias", afirmó.

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Agricultura de precisión

Hace cinco años, Viano comenzó a desarrollar, junto con su primo, Juan Pablo Garnero, un sistema de sensores para realizar aplicaciones selectivas de agroquímicos, tanto en barbecho como en cultivos establecidos. El resultado fue Herbi Control, un sistema que ya está disponible en el mercado y también está instalado en sus máquinas, para ofrecer servicios a terceros.

"Buscábamos un producto simple, fácil de usar, con ensamblaje accesible y un precio competitivo. Pero muchas veces, lograr lo simple es lo más complejo", señaló Viano.
Junto a un desarrollador de Córdoba, diseñaron un software y un hardware capaces de calcular la mezcla óptima del caldo para la pulverizadora. El equipo también incluyó ingenieros químicos y agrónomos que investigaron combinaciones eficientes de insumos, para que el sistema pueda interpretarlas.

Durante el desarrollo, surgió la posibilidad de incorporar cámaras con inteligencia artificial. "Tuvimos que volver a empezar. La cámara permite ver lo que el ojo no distingue", comenta. Para eso, convocaron a nuevos desarrolladores, capaces de comprender las necesidades concretas del campo. En ese proceso, estudiaron a fondo los límites y posibilidades del software y del hardware, especialmente ante condiciones adversas.

El proyecto comenzó con aplicaciones en barbecho químico. Una cámara detectaba malezas y accionaba los inyectores por secciones. Sin embargo, esa lógica permitía un ahorro máximo del 40%, con un ancho mínimo de actuación de 1,5 metros, lo que no resultaba suficiente. Luego desarrollaron una válvula que abre y cierra cada pico individualmente, con lo que lograron ahorros de entre 80 y 90%, según el estado del lote.

El paso siguiente fue ingresar con pulverización selectiva en cultivos ya establecidos. "Eso implicaba que el sistema reconociera la morfología de cada planta. Requiere más tiempo, más inversión y un hardware más sofisticado", explicó. Ya existen desarrollos internacionales que distinguen cultivos como soja, maíz, trigo o maní en distintos estadios, y permiten aplicar sobre las malezas que aparecen entre ellos.

"Nuestro desafío fue enseñarle a la cámara qué es maleza y qué no. Estas cámaras identifican el verde activo. Entonces sacamos una foto del lote sin malezas y la usamos como patrón. Después cargamos esa imagen con un QR en el sistema", detalló.

El equipo desarrollado no requiere modificaciones dentro de la máquina pulverizadora. "Es externo. Podés actualizar una fumigadora de arrastre o una máquina modelo 2000 sin tocar nada del sistema original", afirma. Herbi Control fue el primer producto que lanzaron. Hace un año, comenzaron un nuevo desafío: el desarrollo de un robot.

Robot autónomo

En 2023, el equipo de Alvia decidió iniciar un nuevo desarrollo en el camino de la robótica. La apuesta surgió con la convicción de que las empresas que se anticipen en esta transformación tecnológica tendrán una ventaja clave. Así nació Robotical, una unidad autónoma pensada para realizar tareas de aplicación en el campo con eficiencia y bajo costo operativo. El equipo constituye un desarrollo complementario al sistema Herbi Control, y sumó la colaboración de otros profesionales como Mario Ghersi, Ernesto Quaranta, Pablo Gioia, Garnero y Mario Morosini, junto a Viano.

La idea surgió a partir de una necesidad concreta: diseñar un robot simple, accesible, que pudiera realizar aplicaciones sin operador y con bajo consumo energético. "Nos planteamos cómo hacer una herramienta que consuma lo menos posible, que sea amigable con el ambiente y no requiera supervisión constante", explicó Viano. El diseño se adaptó a las condiciones del productor promedio: tiene el tamaño justo para entrar en la caja de una camioneta.

El equipo cuenta con un tanque de 180 litros. En aplicaciones convencionales, a razón de 5 litros por hectárea, cubre hasta 34 hectáreas por carga. En aplicaciones selectivas, alcanza entre 50 y 54 hectáreas, según las condiciones del lote. La propulsión se basa en dos baterías de 110 amperes, que alimentan dos motorreductores de 24 volts. Un motor con alternador mantiene la carga de las baterías durante el trabajo.

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Uno de los objetivos centrales fue reducir los costos por hectárea. "Hoy estamos en unos 20 centavos de dólar por hectárea, frente a los 1,5 o 2 dólares que cuesta una pasada con una pulverizadora convencional", indicó Viano. La diferencia se explica por la ausencia de operador y el bajo consumo de energía. La inversión inicial estimada es de 20.000 dólares, con el propósito de que esté al alcance de pequeños y medianos productores.

El robot permite trabajar en momentos en que una máquina convencional no puede operar. "Durante el segundo semestre del año, más del 90% de los días hay viento. A veces, la única ventana posible es entre la 1 y las 4 de la mañana. Este equipo se puede programar para trabajar en ese horario", contó. La autonomía en campo alcanza entre 16 y 20 horas, para una superficie de hasta 100 hectáreas.

Si bien la velocidad de trabajo es baja (8 a 10 km por hora), esa limitación resulta clave para lograr eficiencia en la aplicación. "Volvimos a los principios básicos de la fumigación: baja velocidad y gotas bien dirigidas al objetivo", afirmó. En pulverizadoras convencionales, la necesidad de avanzar rápido para justificar la inversión atenta contra la calidad de la aplicación. Este equipo busca otra lógica, con una inversión más baja y mejores resultados técnicos.

El robot funciona como una plataforma móvil adaptable. Recientemente lo presentaron en Expoagro con las cámaras de aplicación selectiva, piloto automático, estación meteorológica y cámaras RGB para detectar las malezas. Pero ya comenzaron a explorar otros usos: como cortadora de pasto, barredora urbana o recolectora de residuos. "Estamos descubriendo nuevas utilidades gracias a la eficiencia energética que logramos", aseguró.

El futuro

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El equipo de Alvia se caracteriza por una fuerte vocación autodidacta. A través del estudio constante y el acceso a nuevas herramientas, impulsaron desarrollos propios con una mirada centrada en la creatividad y la eficiencia. “Creemos que la mente necesita información para poder cultivarse y ser creativa. Es lo único que nos va a diferenciar de las máquinas en el futuro”, afirmó Viano.

El desarrollo del robot integró herramientas digitales en todas sus etapas. "Lo hicimos en base a cálculos, apoyados en ChatGPT. Llegamos a definir la relación entre engranajes, las distancias de los motores, los diámetros de las ruedas. Nos sorprendió que funcionara desde la primera prueba", contó. Si bien el proceso incluyó correcciones y ajustes, lograron acortar los tiempos de diseño gracias al uso de inteligencia artificial. "Sin el chat también lo podríamos haber hecho, pero nos habría llevado mucho más tiempo".

Viano destacó el potencial que tienen los jóvenes actualmente, con acceso a internet y a tecnologías como la inteligencia artificial. "Si esas herramientas se combinan bien, el resultado puede ser fabuloso", señaló. Y proyectó un escenario aún más transformador con la llegada de las computadoras cuánticas. Frente a ese panorama, insistió en una idea central: "Nuestra diferencia con las máquinas va a estar en la capacidad de crear, no en repetir información".

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