La expansión Dalbulus maidis, vector del achaparramiento del maíz (Spiroplasma kunkelii), requiere esfuerzos coordinados para controlar la población de una plaga que atacó al cultivo con gran intensidad en la presente campaña. Tal fue la conclusión del panel de expertos que participó de una jornada sobre Spiroplasma organizada por la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA) y el Proyecto Plagas.
“El año pasado Dalbulus maidis fue la plaga principal en el nodo Litoral de Aapresid (centro-norte de Santa Fe y Entre Ríos), lo que nos llamó la atención. Y Spriroplasma se presentó como la segunda enfermedad más relevante en la zona”, explicó Juan Cruz Tibaldi de REM-Aapresid. La sorpresa en la presente campaña que es que los sitios San Justo, Rafaela y Paraná de la red de evaluación de híbridos de maíz tardío de Aapresid registraron una elevada prevalencia de Spiroplasma.
“La enfermedad pone en jaque a la producción de maíz tardío, que resulta un componente central de la rotación agrícola en la región del NOA”, remarcó Lucas Cazado, coordinador del Proyecto Plagas CREA.
CREA incorporó recientemente en su encuesta nacional preguntas relativas a la detección Dalbulus maidis y control de Spiroplasma con el propósito de poder confeccionar un mapa de situación del problema a nivel nacional.
“Los empresarios y técnicos agrícolas por su cuenta no van a poder hacer frente a una plaga tan agresiva: se van a requerir acciones coordinadas entre lo público y lo privado”, manifestó Lucas.
“La acciones que se hagan de manera individual muchas veces no van a alcanzar; se requieren esfuerzos coordinados a nivel regional. Lo podemos comparar con el dengue: si alguien hace todo bien pero el entorno no contribuye, entonces las probabilidades de contraer la enfermedad siguen siendo elevadas”, resaltó.
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