Alrededor del mundo, la inflación comienza a mostrar una cierta moderación luego del shock que significaron las políticas monetarias y fiscales expansivas implementadas durante la pandemia y el aumento de precios en mercados relevantes que implicó la guerra (energía, alimentos). Sin embargo, en Argentina no se advierte tal desaceleración y los precios tuvieron un alza de 6% mensual en enero, según informó el INDEC. Así, la inflación en enero se ubico por encima de las expectativas del Gobierno y mostro que no será difícil de reducir en un entorno macroeconómico caracterizado por múltiples restricciones.
En efecto, las reservas internacionales se ven presionadas por la sequia y por vencimientos de deuda en dólares, gestionables pero mayores a los de 2022, que fuerzan al Gobierno a implementar un fuerte control a las importaciones para lograr su objetivo de evitar una devaluación. En paralelo, los pasivos en pesos, tanto del BCRA como del Tesoro, complican la gestión de la política monetaria incluso si se cumplieran las metas con el FMI y se redujera el déficit fiscal.
En este marco, la economía acumula a noviembre tres meses de contracción (EMAE) y los salarios reales cayeron 2,3% en 2022. Se trata de una configuración poco atractiva en términos electorales pero que resulta difícil de modificar para el Gobierno dados los limites que impone la coyuntura económica.
Más información disponible en: Informe Macroeconómico CREA N° 300.