Primer año de la Escuela de Equipos Rurales en la región Norte de Santa Fe
Una experiencia exitosa realizada por los CREA de la región Norte de Santa Fe que comprende tanto aspectos técnicos como actitudinales
Una década atrás, luego de realizar un estudio de campo, los integrantes de la región CREA Litoral Norte descubrieron que gran parte de las fallas organizacionales en las empresas no se generaban por falta de conocimientos técnicos, sino por problemas de comunicación y desconfianzas presentes en los equipos de trabajo.
Así fue como le encargaron a Juan Serre, asesor del CREA San Jaime (región Litoral Sur) y coordinador de la Mesa Ganadera de CREA Litoral Norte, el diseño de lo que finalmente se denominó “Programa de formación integral para personal de empresas agropecuarias”, el cual se aplicó con gran éxito.
La noticia es que este año esa misma metodología se aplicó en la región CREA Norte de Santa Fe, donde comenzó a funcionar la Escuela de Equipos Rurales para trabajadores de las empresas de esa zona.
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El programa contempló ocho módulos –que se extienden durante todo un día–, cuatro de los cuales se dedicaron a temas técnicos (atención de partos, bienestar animal, manejo de pastoreo y destete precoz), mientras que los restantes cuatro están enfocados en mejoras organizaciones y desarrollo personal, tales como seguridad e higiene, toma de registros, metodología CREA y trabajo en equipo.
“Los temas técnicos se alternan con los actitudinales porque se considera que las cuestiones productivas funcionan de manera adecuada cuando el funcionamiento de los equipos de trabajo es armonioso”, explica Diego Fernández, asesor del CREA Villa Ana-Arandú y uno de los responsables de la sede norte de la “Escuela de Equipos Rurales”, mientras que la sede sur estuvo a cargo de Emanuel Romagnoni (coordinador técnico de Ganadería de la región Norte de Santa Fe). La coordinación general estuvo en manos de Juan Serre.
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El programa, que fue desarrollado con aportes de psicólogos, especialistas en pedagogía y referentes de coaching (método que consiste en acompañar a una persona o un grupo con el objetivo de conseguir cumplir metas o desarrollar habilidades específicas), está diseñado para crear un ámbito de confianza en el cual compartir reflexiones y experiencias.
“Tener un conocimiento adecuado sobre cuestiones técnicas no es algo necesariamente productivo si no se dan las condiciones para trabajar en equipo al no presentarse la oportunidad de comunicarnos o hacerlo pero de manera fallida”, comenta Diego.
Uno de los módulos consistió en planificar y llevar adelante una reunión CREA, en la cual el anfitrión –con la ayuda del asesor– mostró los aspectos técnicos de la labor que tiene a su cargo, planteó una consulta y luego los presentes, repartidos en dos grupos, analizaron la cuestión para aportar devoluciones orientadas a instrumentar mejoras.
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“La adquisición de habilidades de comunicación es fundamental para poder lograr buenas relaciones con los compañeros de trabajo, pero también para poder plantear inquietudes y propuestas a los administradores de las empresas; en muchas ocaciones los trabajadores, a partir de su conocimiento práctico, pueden aportar soluciones creativas, pero para que eso suceda deben darse las condiciones adecuadas”, apunta Diego.
Se trata, en definitiva, de fomentar un cambio cultural orientado a brindar a las personas la confianza suficiente para que puedan expresarse abiertamente, de manera tal de que el conocimiento presente en cada trabajador pueda estar disponible a todos.
“Mientras que en las primeras reuniones algunos no se animan a contar sus experiencias, con el tiempo se van soltando y luego –tal como sucede en toda reunión CREA– se genera un ámbito de confianza en el cual se comparten experiencias personales”, señala el asesor del CREA Villa Ana-Arandú.
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Los instructores de temas técnicos fueron seleccionados especialmente porque, además de tratarse de profesionales calificados, deben comprender la importancia de habilitar el diálogo y los espacios de análisis con los participantes del programa; no se trata solamente de impartir una clase.
“Si bien la capacitación está dirigida a los trabajadores, en este proceso aprendemos todos: los asesores, quienes tenemos que interiorizarnos sobre cuestiones que no forman parte de nuestra formación pero son esenciales para la dinámica de procesos que se realizan en una empresa; y los empresarios, quienes aprenden a escuchar para aprovechar el conocimiento y la creatividad presente en cada uno de los trabajadores”, remarca Juan Serre.
“Estamos convencidos que ésta es la mejor inversión que puede hacer un empresario, porque la capacitación centrada en la persona vuelve con creces al promover una mejora de la calidad de vida de las personas y, por extensión, del trabajo realizado”, añade.
Las reuniones de la “Escuela de Equipos Rurales” tuvieron lugar en el establecimento El Rabón y las sedes de INTA Calchaquí e INTA Colonia Benítez.