Un 20 de noviembre de 1969 nacía el CREA Margarita en la Región Norte de Santa Fe. Hoy, segundas y terceras generaciones celebran su aniversario.
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SUSCRIBITEUn 20 de noviembre de 1969 nacía el CREA Margarita en la Región Norte de Santa Fe. Hoy, segundas y terceras generaciones celebran su aniversario.
En una zona climáticamente complicada, ocho productores de la localidad de Margarita, ubicada en el departamento de Vera, en el norte de Santa Fe, decidían, hace 55 años, comenzar a reunirse para informarse y compartir vivencias.
Corría 1969, y la utilización predominante de ciertos cultivos (lino, girasol, algodón, sorgo y algo de maíz) era causa de preocupación, debido al desgaste que producían en los suelos. Al ser una zona tradicionalmente ganadera, la introducción de la agricultura traía consigo ciertos desafíos. “Se trataba de productores que, en sus comienzos, araban con bueyes, porque eran campos originarios. Y fue en esa época que empezaron a hacer agricultura. Todo lo que son los tractores y el parque de maquinaria actual llegó a través de los años con la tecnificación”, indica Martín Olivera, titular de la empresa La María y miembro del CREA desde 2007.
Las familias Vénica, Clementín, Rossi, Vicentín y Molina fueron las primeras en reunirse, fueron quienes fundaron el grupo. Se trataba de campos chicos que alcanzaban apenas las 500 hectáreas, pero tenían experiencia en esto de agruparse para potenciar resultados. Muchos de ellos participaban ya de la Cooperativa Agrícola Mixta de Margarita Ltda, originada en 1948. “Mi abuelo, como tantos otros, fue uno de los fundadores de la cooperativa”, relata Henri Vicentín, segunda generación de lo que fue ‘Francisco y Justo Vicentín’ y hoy titular de ‘Vicen Agro SRL’.
Al momento de elegir asesor, llamaron a Óscar Alloatti, por entonces asesor del CREA Arroyo Ceibal. “En esa época se armaron varios CREA en la región, porque había un convenio con el Ministerio de la Provincia de Santa Fe que fomentó la formación de grupos”, recuerdan. Alloatti propuso entonces al ingeniero agrónomo Ricardo George, entrerriano y de 24 años, quien –sin terna alguna– fue aceptado inmediatamente.
El asesor era una figura muy esperada: mes a mes traía las novedades que, de otra manera, eran difíciles de obtener. “En aquella época, las giras se organizaban de manera totalmente diferente. Por lo general, el asesor se trasladaba en colectivo. Llegaba a la casa de uno y los anfitriones se encargaban de llevarlo de casa en casa”, recuerda Henri, quien se crió entre reuniones CREA y visitas de asesores.
Las reuniones mensuales también eran distintas. Algo más protocolares (se hacía una especie de acta al final de la reunión), pero también más sencillas en cuanto a la información que se brindaba.
A los integrantes originales pronto se fueron sumando nuevos miembros. La principal preocupación seguía siendo cómo preservar la calidad de los suelos, de modo de obtener mejores resultados en lo productivo y también en lo económico. “Aquellos productores eran unos adelantados para la época, ya que eran conscientes de la importancia de incorporar materia orgánica para preservar la sostenibilidad del sistema. De este modo, usaban cultivos como melilotus, que se incorporaban a la tierra con el arado de reja para generar materia orgánica. Hoy, esas mismas especies se utilizan como cultivos de servicio, que se secan y quedan sobre la superficie con la misma finalidad”, señala Martín.
Pero también, los reunía una inquietud adicional, que tenía que ver con la vida familiar: la continuidad del estudio de sus hijos, siendo que todos vivían en el campo. Así fue que, desde el CREA fueron impulsores en la localidad de Margarita y en el norte de Santa Fe de las Escuelas de Familias Agrícolas (EFA), establecimientos agrotécnicos que, gracias a su modalidad de 15 días de permanencia en el colegio y 15 días en su casa, les permitía a los chicos estudiar y trabajar o permanecer en el campo. “De hecho, hoy nuestro grupo es el que apadrina la EFA de Espín, que hoy se encuentra a 20 kilómetros de Margarita, pero que en sus inicios estuvo en la zona rural, en un lote que fue donado por una de las familias de la zona”, relata Martín.
Como es de imaginar, a lo largo de estos 55 años los miembros del CREA Margarita atravesaron juntos muchas vicisitudes. Desde contingencias climáticas (la sequía del año 89; las inundaciones de 1998 y la sequía del 2008-2009) hasta situaciones económicas y políticas. Por ejemplo, el golpe de Estado de 1976, respecto del cual Henri recuerda: “Tenían que pedir permiso para reunirse y asistía la policía. La cosa estaba complicada porque en el norte de Santa Fe estaban las Ligas Agrarias, con otras ideas… y bueno, por ahí se confundían las intenciones. Después, nos volvió a pasar en 2020 con el COVID”.
“La realidad es que, como señaló un capacitador alguna vez: somos veteranos de guerra y llevamos con nosotros las cucardas de todas las batallas que hemos ido superando a través de los años. Porque estamos ubicados en una zona que, climáticamente, es bastante más extrema que otras regiones del país. De hecho, casi todos los años se declara, según la gravedad, en Emergencia o Desastre Agropecuario. A esto se le suma, una calidad de los suelos irregular, de mitad de tabla para abajo. Producir y sostener las empresas en el tiempo a pesar de estas dificultades, creo que tiene mucho mérito”, agrega Martín.
En ese contexto, muchas veces adverso, las empresas se fueron reinventando y resurgiendo, constituyéndose hoy en firmas económicamente fuertes. Otras, como suele pasar, decidieron o debieron tomar otro rumbo. “En la década de 1980 eran 12 miembros, luego, ese número fue bajando, pero después subió nuevamente y hoy en día somos seis y un invitado que es casi permanente. De las empresas originales, permanecen tres (Molina, Vicentín y Rossi), más una que arrancó al año siguiente. Todas en manos de segundas y terceras generaciones”, indica Henri.
En los comienzos, las empresas miembro pertenecían a personas que vivían en Margarita o alrededores. Hoy, el CREA se constituye en un 50% por productores que residen en otras zonas, como es el caso de Martín, quien vive en la ciudad de Santa Fe. “Esto también forma parte de la historia del grupo”, indica el titular de La María.
En estas cinco décadas de adversidades y logros, CREA –grupo, Región y Movimiento– ha sido fundamental para ellos. Pero su rol, aseguran, ha ido cambiando con el tiempo.
“Su aporte ha sido dinámico. En los inicios, quizás el afán de estar en CREA era netamente informativo, porque uno estaba ávido por ver qué estaba haciendo el otro: qué híbrido estaba sembrando, qué herbicida estaba aplicando. Luego, la información empezó a sobrepasarnos, y el eje pasó a ser el acompañamiento y la contención”, describe Martín.
“Hace 15 o 20 años la mayoría de los miembros vivía de la explotación agropecuaria. Ese era el único ingreso familiar, y además, se vivía en el campo, entonces todo los afectaba más: que si llueve, que si se inunda, que si no se puede cosechar… Y CREA, en este contexto, fue un verdadero sostén”, indica Henri
Tal sostén fue clave para que empresas “débiles” se convirtieran en firmas fortalecidas en lo productivo, en lo económico y con proyección de futuro. “En el CREA Margarita hoy se habla mucho de organización, de profesionalización de las tareas, de transición generacional y de crecimiento en todos los aspectos”, agrega el titular de ‘VicenAgro SRL’.
En definitiva, CREA es para sus miembros sinónimo de familia. “Nosotros ya somos amigos. Nos juntamos, nos contamos nuestras cosas, y nos acompañamos en las buenas y en las malas”, admiten.
Hacia afuera, son conscientes del valor de pertenecer, se erigen como un grupo participativo y comprometido con la Región CREA Norte de Santa Fe. “Siempre estamos tratando de empujar y darle para adelante, el CREA Margarita tiene esa impronta. Aportando lotes para ensayos de experimentación, brindando gente para organizar congresos y participando desde lo institucional. Ahora, por ejemplo, Henri está en la Comisión de Agricultura y Alicia Vicentín es la vocal zonal”, recalca Martín.
¿A qué creen sus propios miembros que se debe su vigencia? Según Henri y Martín, a los buenos asesores, a la capacidad de conservar las “cosas buenas” y al hecho de fomentar el ingreso de gente nueva. “Para trascender tiene que haber recambio generacional. Y en esto, nuestro asesor actual Luis Imsandt hace mucho hincapié. De hecho, hay un grupo de jóvenes que se reúne periódicamente y se mantiene siempre informado. Son algo así como el 'semillero' del CREA Margarita”, concluyen.