Una jornada sobre recría eficiente en la región Semiárida
Sostenibilidad. La región CREA Semiárida organizó una jornada técnica sobre recría en el establecimiento Quiñi Malal. Una fase clave de la ganadería argentina.
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La recría es una fase clave para poder contar con sistemas productivos eficientes y esa premisa resulta esencial en ambientes restrictivos. En ese marco, la región CREA Semiárida organizó una jornada técnica en el establecimiento Quiñi Malal de Felipe Dawney –a la asistieron más de 200 empresarios y profesionales– en la cual se expusieron tecnologías de proceso indispensables para consolidar la sostenibilidad en la ganadería argentina.
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La recría es la base fundacional de la fábrica de terneros. Cuando se habla de eficiencia reproductiva, no alcanza con pensar únicamente en la vaca en servicio.
“El porcentaje de preñez no se define solo en el brete de entore. Se construye mucho antes. La fertilidad es una consecuencia y no un punto de partida. Es el resultado acumulado de decisiones sobre crecimiento, nutrición y manejo que comienzan desde la gestación”, explicó Gastón Alfaro, asesor del CREA Utracán.
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El objetivo final del sistema es lograr que las vaquillonas de reposición ingresen al primer servicio con una madurez fisiológica adecuada, ciclado activo y balance energético positivo (es decir, ganando peso), alcanzando al menos dos tercios del peso adulto y con un estado corporal que permita expresar su potencial reproductivo.
“Los bovinos no responden a fotoperiodo para inducir el ciclado como otras especies, las cuales ciclan en momentos particulares del año para lograr pariciones cuando hay una mayor oferta forrajera. El bovino se pueden lograr entorar a los 15, 18, 24 o 27 meses, según programa nutricional”, remarcó el asesor.
La bibliografía establece que alcanzar la pubertad entre uno y dos ciclos estrales antes del entore mejora la tasa de concepción inicial y acorta el anestro posparto en su vida productiva.
“Está demostrado que las vaquillonas que paren con una condición corporal adecuada, equivalente a 5,5-6,0 en una escala de 1 a 9, mantienen intervalos posparto más cortos y mejores tasas de preñez en su segunda parición en comparación con aquellas que llegan flacas o excesivamente engrasadas”, apuntó.
Ese concepto se sostiene en un principio fisiológico crítico: la reproducción es un proceso de lujo biológico, jerárquicamente posterior al mantenimiento; eso implica que, cuando el balance energético es negativo, el organismo prioriza funciones vitales por sobre la reproducción.
En los sistemas productivos extensivos de la región Semiárida se presenta pastizales naturales que fluctúan en calidad y cantidad a través del año. Durante la recría, el vacuno experimenta la mayor tasa de crecimiento de su vida. Para ello, es necesario cubrir los requerimientos energéticos (2,4 a 2,6 Mcal/kg.MS) y proteicos (14-16 % de proteína bruta).
“Es importante recordar que el animal no come porcentajes, sino gramos de proteína; por lo tanto, la correcta planificación forrajera y ajuste de carga logrará que el vacuno pastoree a boca llena. Cuando la oferta forrajera no cubra dichos requerimientos, la suplementación estratégica es una herramienta fundamental para lograr el crecimiento potencial que cada animal dispone según su genética”, comentó Gastón.
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Jornada técnica sobre recría el establecimiento Quiñi Malal.
El peso objetivo es otro indicador crítico al momento de entorar. Múltiples trabajos coinciden en que una vaquillona debe alcanzar el 60% a 65% del peso adulto para expresar pubertad. Si el rodeo adulto promedia los 450 kilogramos, la vaquillona de primer entore debe llegar al servicio con al menos 270 a 300 kilos. Ese parámetro no es negociable, ya que no es posible esperar eficiencia reproductiva en animales livianos, aunque su edad sea cronológicamente adecuada. La edad sola no preña, la condición fisiológica sí.
Otro concepto clave: la recría comienza al destete, pero se define en la gestación. La formación de los órganos fetales ocurre simultáneamente con el desarrollo de la placenta y entre los días 50 y 60 de gestación comienza el desarrollo ovárico en las terneras.
Experimentos reportaron educción del 60% en el recuento de folículos antrales (AFC) en las vaquillonas nacidas de madres alimentadas con el 60% de sus requerimientos energéticos en comparación con las vaquillonas nacidas de vacas alimentadas con una dieta control. Es decir: la performance reproductiva del animal adulto comienza desde su etapa fetal.
“La eficiencia reproductiva no se corrige en la manga, sino que se construye desde la recría. Se decide todos los días en el manejo del pastoreo, en la nutrición maternal y en la genética seleccionada. Entorar vaquillonas en tiempo y forma es consecuencia de planificación técnica y disciplina de manejo”, resumió el asesor CREA.
Claves para incorporar estratégicamente el monte en la recría
En la región Semiárida las especies perennes predominantes en invierno son flechilla fina (Nassella tenuis), flechilla negra (Piptochaetium napostaense) y Poa (Poa ligularis).
La flechilla negra y fina rebrotan en marzo y abril y florecen y fructifican a principios de primavera, cuando comienzan a aumentar las temperaturas y la humedad. El pico de producción se produce usualmente en primavera (octubre–noviembre), mientras que en verano se reduce notablemente su tasa de crecimiento al entrar en reposo.
En cuanto a Poa ligularis, también se trata de una especie perenne, otoño-inverno-primaveral y es muy valorada como forrajera. El inicio del crecimiento arranca algo antes que la flechilla, en pleno invierno en caso de haber humedad disponible, mientras que el pico de producción se produce en primavera, pero su crecimiento es más continuo y estable que la flechilla. En verano disminuye, pero no se detiene tan abruptamente como la flechilla. En otoño, en tanto, presenta un rebrote claro con lluvias.
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Curvas de crecimiento especies perennes predominantes en la región Semiárida.
El manejo adecuado de los pastizales naturales es fundamental para asegurar la sostenibilidad de los sistemas ganaderos. El INTA Guatraché promueve el pastoreo planificadocomo una estrategia de intervención con el objetivo de mejorar o mantener la condición del recurso forrajero.
Se entiende por pastoreo planificado a la organización del movimiento de los animales de manera de brindarles la mejor disponibilidad de forraje –en cantidad y calidad– bajo un sistema que permita tiempos adecuados de descanso para la recuperación del pastizal.
“La clave radica en coordinar el momento de ingreso y de salida de los animales en cada potrero, evitando sobrepastoreos y asegurando la persistencia del recurso a lo largo del tiempo”, explicó Lucas Butti de la Agencia de Extensión Rural del INTA Guatraché
Para que el sistema funcione, existen dos condiciones que deben cumplirse en todos los casos. El primero es evitar el consumo de rebrote. El período de pastoreo debe ser más corto que el tiempo en que la planta inicia su rebrote. Además, se debe propiciar un pastoreo lo menos selectivo posible, de modo que el aprovechamiento del forraje sea uniforme.
El segundo aspecto clave consiste en garantizar un descanso adecuado del pastizal/pastura. El descanso debe permitir que la planta recupere sus reservas y alcance un equilibrio entre la máxima producción de forraje y su calidad nutritiva.
“El cumplimiento de estas premisas se logra mediante el apotreramiento, la concentración de la carga animal y, sobre todo, la planificación del pastoreo”, apuntó el técnico del INTA.
Si bien el pastoreo planificado puede adaptarse a diversas situaciones, su ejecución depende de una serie de factores, tales como las posibilidades económicas y financieras que determinan el nivel de inversión en infraestructura y manejo; la condición inicial del pastizal; la disponibilidad de tiempo y personal; los objetivos y prioridades del productor que definen la intensidad y orientación del plan de pastoreo, así como su convencimiento y compromiso con la sostenibilidad.
“El pastoreo planificado se desarrolla en un ambiente dinámico, donde influyen factores como la variabilidad climática, la evolución de la vegetación y los cambios en la carga animal. Por este motivo, la planificación no es estática, sino que requiere ajustes permanentes para responder a las condiciones cambiantes del campo. La flexibilidad y la capacidad de adaptación son, por lo tanto, componentes esenciales del sistema”, señaló.
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Jornada técnica sobre recría el establecimiento Quiñi Malal.
En definitiva: el pastoreo planificado constituye una herramienta estratégica para lograr sistemas ganaderos más eficientes y sostenibles. Permite mejorar la oferta forrajera, conservar la base de recursos naturales y aumentar la productividad a largo plazo. Su éxito depende tanto de la correcta aplicación de los principios técnicos– tiempos de pastoreo y de descanso– como del compromiso del productor para sostener en el tiempo una planificación dinámica y adaptativa.
La importancia de adecuar la carga animal a la oferta forrajera durante el año radica en los objetivos del corto y mediano plazo dentro de la empresa pecuaria. A corto plazo se trata de optimizar la producción de carne en función de los recursos forrajeros disponibles, mientras que a mediano plazo el objetivo es mantener la cantidad y calidad de la oferta forrajera del pastizal.
“El cambio de potrero no debe basarse exclusivamente en el despunte de las pajas. El tiempo de permanencia y la decisión de mover animales deben fundamentarse en la relación entre carga animal y oferta forrajera, además de indicadores que reflejen la disponibilidad y calidad del recurso”, resaltó Lucas.
“Usar el despunte de las pajas como único criterio es erróneo: dependiendo de las lluvias y de la estación del año, los animales pueden estar consumiendo las especies de menor valor forrajero, mientras que las de mayor valor ya han sido sobrepastoreadas, con una consecuente degradación de la condición del pastizal”, añadió.
Por eso, el técnico recalcó que las decisiones deben sustentarse con mediciones y observación –oferta forrajera (kg MS/ha), altura o residuo mínimo de las especies clave y composición florística– y en registros de carga y duración del pastoreo.
El sobrepastoreo histórico de un lote puede reflejarse en varios indicadores, entre los que destacan baja cobertura de vegetación, escasa densidad de gramíneas forrajeras (como flechillas y, aún más, Poas), coronas pequeñas (menos de 5 centímetros), baja oferta forrajera, escasa producción de cañas florales por planta y bajo vigor en la respuesta a las precipitaciones de otoño y primavera.
Calidad nutricional del pastizal
La calidad nutricional de las principales especies forrajeras que componen el pastizal de la región Semiárida varía en función de la época del año y el estado fenológico de las plantas, pero se puede generalizar que varía en un nivel de proteína bruta del 5-6% en semillazón y del 12-14% en rebrote. Teniendo en cuenta esta característica se puede realizar la recría de machos y/o hembras, con ganancias diarias que varían ente 200 y 650 gramos/cabeza/día.
En el Campo Anexo INTA Chacharramendi, la ganancia de peso promedio anual durante el periodo 2012-2019 de terneros machos fue de 368 gramos/cabeza/día.. La estación del año que en promedio presentó mayores ganancias fue la primavera (647,7) y la de menor ganancia fue el verano (195). En hembras la ganancia promedio desde 2021 a 2023, en el mismo campo, fue de 321 gramos/cabeza/día, aunque con importantes variaciones entre campañas.
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Resultados productivo en el rodeo de vaquillonas del Campo Anexo INTA Chacharramendi