A fines de marzo pasado se realizó en la ciudad de Buenos Aires el Congreso Internacional de Semillas y Aceite de Girasol 2023 (International Sunflower Seed and Oil Conference). Con una importante comitiva de industriales aceiteros de la India se ofreció un panorama optimista para el cultivo en la Argentina.
Durante el evento se proyectó que en 2024 el cultivo de girasol podría alcanzar una producción de 4,30 millones de toneladas para llegar a los 4,70 millones en 2025 (cuadro 1).
Si bien el girasol fue, en términos relativos, el cultivo más destacado de la campaña 2022/23, ya que logró enfrentar con mayor holgura el desastre climático, lo cierto es que las condiciones presentes para la nueva campaña son por demás desafiantes.
En primer lugar, los precios internacionales del aceite de girasol, que registraron niveles muy elevados en el segundo trimestre de 2022 a causa del conflicto ruso-ucraniano, se licuaron posteriormente de manera significativa (gráfico 1).
Cuadro 1. Perspectiva para el cultivo de girasol en la Argentina
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Fuente: Asagir.
Gráfico 1. Evolución de los valores FOB de aceite de girasol argentino (U$S/t)
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Ucrania, el principal abastecedor de aceite de girasol de la Unión Europea, comenzó a experimentar problemas para colocar su producción en algunos países europeos, lo que contribuyó a deprimir los valores de exportación en el Mar Negro (gráfico 2).
Gráfico 2. Evolución de los precios de aceites vegetales seleccionados (U$S/t)
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El año pasado, luego de la invasión a Ucrania por parte de Rusia, la Comisión Europea eliminó aranceles aduaneros y cuotas de importación de productos agrícolas ucranianos con el propósito de ayudar al país. Sin embargo, estas facilidades, junto con la enorme caída del valor FOB de los productos agroindustriales ucranianos “inundó” el mercado de las naciones vecinas con granos mucho más baratos, algo que los productores de Polonia, Eslovaquia, Hungría, Rumania y Bulgaria consideran competencia desleal. En ese marco, el gobierno polaco prohibió la importación de productos agroindustriales ucranianos hasta nuevo aviso.
En tanto, a fines de abril, por medio de la resolución 156/2023 de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca se establecieron cupos de exportación para el aceite, la harina y la semilla de girasol para aquellas empresas que quieran participar del régimen cambiario especial de 300 $/U$S.
Ante esta situación, el panorama comercial de la oleaginosa se complejiza en lo que respecta a la oferta de forwards 2023/24 con valores que resulten atractivos. “Un desafío para quienes participamos de la cadena de valor del cultivo es encontrar soluciones que le den transparencia a la comercialización”, explica Justo Domínguez, integrante del CREA Pico Barón (región Oeste Arenoso) y representante de CREA en la Asociación Argentina de Girasol (Asagir).
El año pasado, la oferta temprana de forwards de girasol 2022/23 resultó clave para impulsar un crecimiento de la intención de siembra del cultivo, tanto en el norte como en el sur del país, más allá de las dificultades que se presentaron en términos climáticos.
“En términos productivos, creo que al girasol todavía le falta consolidar una posición en la rotación de cultivos, considerando las ventajas que aporta en términos de diversificación, desarrollo radical y de los suelos, rotación de herbicidas, diversificación de momentos críticos y oportunidad de cosecha”, remarca Justo.
El año pasado, muchos productores argentinos se quedaron con las ganas de sembrar girasol porque no había disponibilidad suficiente de híbridos en el mercado. Un aspecto favorable es que este año, gracias al esfuerzo de la industria semillera esa restricción sería subsanada.
“Asagir, como las demás cadenas de cultivos, constituye un ámbito para debatir la problemática de la oleaginosa; allí se intercambian las necesidades de cada uno de los sectores que integran la cadena de valor para instrumentar medidas que contribuyan a su crecimiento”, resalta Justo. “Asagir, como las demás cadenas de cultivos, constituye un ámbito para debatir la problemática de la oleaginosa; allí se intercambian las necesidades de cada uno de los sectores que integran la cadena de valor para instrumentar medidas que contribuyan a su crecimiento”, resalta Justo.
“Desde la visión CREA es fundamental participar de estos ámbitos para exponer la situación y los intereses de la producción de manera tal de realizar aportes tendientes a mejorar el cultivo del girasol en lo que respecta a tecnología y condiciones de comercialización”, resume.