20 de enero de 2025 en Buenos Aires

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Tres empresarios CREA se unieron para agregar valor al maíz

Crearon una empresa dedicada a la molienda seca de maíz. Ya procesan 200 toneladas mensuales de granos y buscan duplicar su capacidad.

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Por CREA Región Centro

Tres integrantes del grupo CREA Carnerillo (región Centro) decidieron unirse para formar Full Corn SA, una empresa dedicada a la molienda seca de maíz. La iniciativa representó una oportunidad para agregar valor a sus producciones agrícolas y foguearse en el sector industrial, lo que implicó un proceso de aprendizaje y adaptación. Luego de cuatro años de trabajo, actualmente están produciendo 200 toneladas mensuales. No obstante, en el corto plazo apuntan a duplicar esa capacidad, crecer en el mercado interno y exportar a países vecinos.

La empresa está conformada por Alejandro Primo, de la empresa Primo Ganadera; Pablo Mussat, de Durañona; y Víctor Costa, de La María Linda SRL. “Estábamos convencidos de que agregar valor era la única forma de aumentar la rentabilidad de nuestras empresas familiares”, explica Víctor.

La meta que dio origen a la nueva empresa es comercializar parte de su producción agrícola a través de un emprendimiento que, además de valorizar los granos en origen –con el ahorro de fletes que eso implica–, permita diversificar los ingresos con una nueva actividad. “Hoy el molino genera ingresos que complementan los resultados de la agricultura, que atraviesa un contexto difícil”, apunta Víctor.

Sin experiencias previas en el rubro industrial, los socios enfrentaron varios tropiezos en sus comienzos. “Una cosa es ser productor agropecuario y otra es ser industrial. Como agricultores, levantamos el teléfono y vendemos dos camiones soja, que cobramos a los siete días. Con el maíz industrializado es otra cosa porque tenemos que cumplir con parámetros específicos de calidad, logística y precios competitivos; si algo falla, el cliente no lo acepta”, comenta.

El empresario destaca la importancia de buscar asesoramiento. “Al principio pensamos en pedir créditos para comprar molinos, una desgranadora y un galpón, que representaban una inversión enorme”, recuerda. Sin embargo, luego de consultar con profesionales del rubro, decidieron evitar costos fijos y optaron por alquilar el equipamiento en lugar de adquirirlo.

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Full Corn SA

Full Corn SA

Además, resaltó la necesidad de contar con un equipo administrativo comprometido, debido a que la gestión administrativa y comercial en una industria demanda más tiempo y atención que en la agricultura, por lo cual se requiere personal capacitado para asegurar la eficiencia operativa.

En los comienzos, alquilaron una planta en la localidad cordobesa de Vicuña Mackenna, que ya estaba preparada para la molienda de maíz, pero que había sido desactivada por su anterior dueño (una empresa más grande con otras prioridades). Esa planta les permitió iniciar las operaciones con una cartera de clientes ya existente.

Finalizado ese contrato, arrendaron nuevas instalaciones en Río Cuarto, donde operan en la actualidad. Este sitio pertenecía a una familia que trabajaba con harina de trigo, por lo cual debieron adaptar las instalaciones para procesar maíz. “Fue un desafío convertir una planta diseñada para trigo en una para maíz. Pensamos que en dos meses íbamos a estar operativos, pero recién en octubre (de 2024) logramos estabilizar la producción”, indica Víctor. Si bien pudieron aprovechar gran parte de la estructura existente, fue necesario reconfigurar la planta.

Actualmente realizan molienda seca. “Extraemos el germen del maíz, que representa el 40% del grano y se enrancia rápidamente. Ese subproducto se utiliza como alimento animal”, detalla. El 60% restante se destina a la elaboración de harinas y maíz trozado, materia prima para fábricas de alimentos como snacks, tutucas y “chizitos”.

“El maíz tiene una infinidad de derivados para la alimentación cotidiana”, destacó el empresario CREA. También mencionó otras industrias que demandan maíz, como la farmacéutica, aunque advirtió que cada proceso es diferente. “Nosotros nos enfocamos en la alimentación humana y, como subproducto, en la animal”.

La producción inicial de maíz procesado fue de entre 70 y 80 toneladas mensuales. “Hoy estamos en 200 toneladas y esperamos duplicarlas a principios de 2025, alcanzando las 400 toneladas mensuales”, señala. Los empresarios consideran que el maíz tiene un potencial creciente debido a los cambios en la alimentación de los consumidores argentinos.

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Full Corn SA

Full Corn SA

“Pensábamos que el proyecto iba a caminar solo, pero ser industrial es aprender a caminar de nuevo. Tuvimos que adquirir nuevas capacidades y conocimientos”, relata.

Al respecto, destacó la importancia de aumentar la escala para mejorar costos y competir, y de tener en cuenta la estacionalidad de los productos de molienda. “La polenta, por ejemplo, se consume en invierno, así que hay que ajustar la producción según el ciclo. A veces bajan los precios o directamente no hay demanda, y debemos conservar los productos en la planta, utilizando un espacio que debería estar disponible para otras mercancías. Es muy diferente a vender granos, donde es posible acopiar la mercadería hasta que mejoren los precios”.

Actualmente la empresa cuenta con dos vendedores, uno en la ciudad de Buenos Aires y otro en Río Cuarto. “Vendemos a las provincias de Chaco, Buenos Aires, Córdoba y Entre Ríos. Además estamos probando exportar a Paraguay y también queremos llegar a Chile y Uruguay”.

“Los granos más aptos y con mayor eficiencia en la molienda seca son los más vítreos, duros o colorados, que se destinan al consumo humano; a diferencia de éstos, los que tienen más endosperma o hidratos de carbono generan menores rendimientos y un mayor porcentaje de los granos termina por convertirse en una subproducto para el consumo animal, cuyo precio es menor”, explica Víctor.

Por esta razón, la planificación del molino comienza con la siembra. “Los tres socios definimos qué híbridos sembrar porque, como agricultores, sabemos cuáles ofrecen mejores resultados”. Además, establecen acuerdos con otros productores para que siembren variedades específicas. “La estrategia es hablar con ellos e iniciar una relación comercial al inicio de cada campaña, para que siembren determinado híbrido, y le ofrecemos un plus de rentabilidad por medio de una bonificación”.

“Somos productores muy maiceros y desde el CREA siempre valorizamos al cereal como un cultivo fundamental en la rotación por su aporte de nutrientes y a la sostenibilidad de los sistemas agrícolas”, remarca.

Y también destaca que “la tecnología bien aplicada, la fertilización y el manejo eficiente aumentan la calidad y el rendimiento, y por ende repercuten en una mejor calidad y capacidad de molienda”. En este aspecto, subraya que el riego puede generar otro salto significativo en los resultados. “Hoy, no todos los socios de la empresa contamos con riego, pero estamos trabajando en ello como una de nuestras prioridades”.

La metodología CREA desempeñó un papel clave en la creación de vínculos entre los socios del molino. “Nos conocemos hace más de quince años gracias a CREA y eso nos dio solidez; CREA nos aportó herramientas para trabajar en equipo, compartir información y tomar decisiones basadas en datos”, afirma.

El empresario CREA también resaltó el valor de las visitas técnicas y las jornadas de intercambio, donde pudieron analizar experiencias exitosas y aprender de los errores de otros productores. “Esas instancias nos ayudaron a ajustar procesos y optimizar nuestras decisiones, desde cómo organizar la logística hasta definir estrategias comerciales”.

Víctor comenta que las actividades relativas al molino son compartidas activamente en las rondas de novedades de las reuniones del grupo CREA, lo que les permite recibir devoluciones y recomendaciones valiosas para seguir mejorando, la tiempo que el resto de los integrantes adquieren conocimientos valiosos sobre la dinámica de un sector agroindustrial con conforma la cadena de valor del maíz.

“Hay que animarse a probar algo distinto. Creíamos inicialmente que iba a ser más fácil, pero aprendimos que requiere esfuerzo y dedicación. Con valor agregado, podemos rentabilizar más nuestro negocio. Hay que dar el paso”, resume Víctor.

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