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SUSCRIBITEAsí lo indicó Sabina Mahuad, técnica de Bayer, durante una charla sobre Spiroplasma ofrecida en una jornada técnica organizada por la Región CREA Córdoba Norte.
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SUSCRIBITE“El problema del achaparramiento del maíz no es algo que vayamos a solucionar de un día para el otro, sino un fenómeno con el que tenemos que aprender a convivir, conocerlo y aprender cómo manejarlo”. Así lo indicó Sabina Mahuad, responsable técnica en fitopatología para los programas de Mejoramiento de Bayer, durante una charla sobre Spiroplasma ofrecida en una jornada técnica organizada por la Región CREA Córdoba Norte en la capital de esa provincia.
El “achaparramiento del maíz” o “corn stunt disease” es un complejo de patógenos trasmitidos por un insecto denominado Dalbulus maidis, conocido como “chicharrita del maíz”. Este vector transmite dos bacterias (mollicutes): Spiroplasma (Spiroplasma kunkelii) y fitoplasma del maíz achaparrado (Maize Bushy Stunt Phytoplasma o MBSP), y dos virus: Virus del Rayado Fino (MRFV) y Virus del Mosaico Estriado del Maíz (Maize Striate Mosaic Virus).
“Les puedo asegurar, y así lo demuestra la documentación bibliográfica, que si sembramos materiales tolerantes a la enfermedad en un ambiente con alta presión, el cultivo se va a enfermar igual que un híbrido no tolerante”, explicó la investigadora.
Sabina resaltó que las empresas semilleras están trabajando en el desarrollo de híbridos de maíz tolerantes al achaparramiento, aunque aclaró que, por las características del problema, no existe una herramienta única que permita resolverlo, ya que éste debe abordarse de manera integral.
“La genética por sí sola no hace nada, así como tampoco los fitosanitarios ni los manejos agronómicos; se requiere una gestión integrada de diferentes herramientas e información acerca de la dinámica de la enfermedad”.
En ese sentido, destacó la implementación en tiempo récord de la Red Nacional de Monitoreo de Dalbulus Maidis de chicharritas, en la que participan AAPPCE, Aapresid, CREA, EEAOC, INTA y Maizar.
“Los adultos del insecto son atraídos hacia las plantas afectadas por Spiroplasma por el espectro del color amarillo (síntoma de la enfermedad) y eso incrementa la probabilidad de expansión de la enfermedad”, advirtió.
“Al conocer el comportamiento de la chicharrita, podemos buscar, por ejemplo, que cultivos bien nutridos tengan un color verde intenso y entonces evitar que los adultos infectados se sientan menos atraídos por ellos”, sugirió.
La especialista comentó que Brasil ya cuenta con casi una década de mejoramiento en maíz orientado a lograr híbridos tolerantes al complejo del achaparramiento, mientras que los materiales tropicales en el norte argentino cuentan, en algunos casos, con comportamientos destacados al respecto. “Sin embargo, los materiales diseñados para la zona templada argentina no fueron seleccionados para Spiroplasma, por lo que tuvimos que incorporar ese criterio de selección”.
En conclusión, el manejo del achaparramiento del maíz es un desafío complejo que requiere un enfoque multidimensional y un trabajo coordinado en red. La combinación de investigación, tecnología y estrategias de manejo integrado es fundamental para controlar la expansión de la enfermedad y asegurar la producción sostenible de maíz en la Argentina.