La implementación de estrategias integrales de control, junto con acciones coordinadas en un marco colaborativo, resultan indispensables para poder morigerar los daños provocados por el “achaparramiento” del maíz.
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SUSCRIBITELas responsables técnicas agrícolas de las regiones CREA NOA y Córdoba Norte explicaron cómo afrontaron el problema al detectarlo en la red de ensayos.
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SUSCRIBITELa implementación de estrategias integrales de control, junto con acciones coordinadas en un marco colaborativo, resultan indispensables para poder morigerar los daños provocados por el “achaparramiento” del maíz.
“O nos salvamos todos o no se salva nadie”, afirmó Laura Carabaca, asesora del CREA San Patricio y responsable técnica de agricultura de la región CREA NOA. “El maíz es un componente esencial de los sistemas agrícolas de nuestra región por la cobertura y el aporte de carbono”, añadió durante una charla ofrecida este jueves en el Congreso Internacional del Maíz que se llevó a cabo en la ciudad de Córdoba.
Laura mostró la evolución poblacional de la chicharrita (Dalbulus maidis) en un ensayo realizado por la región CREA NOA en la última campaña 2023/24, en la cual se evidenció el comportamiento destacado de dos híbridos evaluados en lo que respecta a tolerancia a la plaga vectora de Spiroplasma.
Sin embargo, esos mismos híbridos en un ensayo realizado en La Cocha (Tucumán), donde la presión de D.Maidis resultó ser sustancialmente mayor, si bien mostraron un buen comportamiento, no lograron generar rendimientos que permitiesen cubrir los costos de producción del cultivo.
“Los híbridos tolerantes pueden rendir mejor en las zonas con bajas poblaciones de D.Maidis, pero en situaciones con elevada presencia de la plaga los rendimientos se caen de manera general”, advirtió.
“La genética es uno de los pilares del manejo del achaparramiento, pero no de manera aislada; es necesario acompañarla con otras medidas”, explicó.
Laura compartió el panel con Daniela Vecchio de la Mesa Agrícola de la región CREA Córdoba Norte, otra zona que resultó muy afectada por el impacto del “achaparramiento” del maíz en la campaña pasada.
“El gran aprendizaje de esta última campaña es la importancia del trabajo interdisciplinario en el marco de una red como CREA, que nos permitió estar afrontar este problema”, comentó Daniela.
En cinco de los seis sitios de la región en los cuales se llevaron a cabo en 2023/24 ensayos de híbridos de maíz se registraron incidencias elevadas del complejo de enfermedades del “achaparramiento” del maíz.
“Si bien se detectó una relación consistente entre rendimientos logrados y severidad, la dispersión de situaciones es elevada y, además del factor genético, intervinieron en esa variabilidad factores tanto bióticos como abióticos”, indicó.
“Existieron, por otra parte, híbridos que mostraron una gran sintomatología asociada a la enfermedad que luego tuvieron un buen comportamiento relativo en rindes”, añadió, para luego resaltar que es mucho lo que resta por aprender para poder entender la dinámica de la enfermedad.
El “achaparramiento del maíz” o “corn stunt disease” es un complejo de patógenos trasmitidos por un insecto denominado Dalbulus maidis, conocido como “chicharrita del maíz”. Este vector transmite dos bacterias (mollicutes): Spiroplasma (Spiroplasma kunkelii) y fitoplasma del maíz achaparrado (Maize Bushy Stunt Phytoplasma o MBSP), y dos virus: Virus del Rayado Fino (MRFV) y Virus del Mosaico Estriado del Maíz (Maize Striate Mosaic Virus).