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SUSCRIBITELa integración de la agricultura en rotación con pasturas y verdeos contribuye a promover la sostenibilidad de los planteos en la zona CREA Sudoeste.
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SUSCRIBITELa integración de la agricultura en rotación con pasturas y verdeos representa una ventaja en términos sostenibilidad productiva en el largo plazo. Pero, ¿cuál es la factura que la ganadería le pasa a la producción de granos con destino comercial en el corto plazo?
Para poder responder esa pregunta, la región CREA Sudoeste llevó a cabo un experimento en el establecimiento “La Carola” (CREA Gral. La Madrid), durante el transcurso de las campañas 2022/23 y 2023/24, en el cual se evaluaron cinco tratamientos para compararlos con un barbecho químico (testigo).
Los resultados del experimento fueron presentados esta semana por Federico Moreyra, coordinador técnico del área de Ganadería de la región Sudoeste, en la jornada técnica organizada por dicha zona en la localidad de Benito Juárez.
Los tratamientos consistieron en el control químico temprano de la pastura con posterior siembra de verdeo de invierno (T1), control químico tardío de la pastura (T2), misma secuencia que T1 y T2 pero con labranza convencional (T3 y T4), control mecánico muy tardío de la pastura (T5) y el testigo: control químico temprano de la pastura y barbecho químico largo hasta la siembra del cultivo de maíz (T6).
La campaña 2022/23, que fue bastante seca con precipitaciones acumuladas de 937 milímetros, el testigo (T6) fue el que permitió disponer de la mayor cantidad de nitrógeno (308 kgN/ha) al momento de la siembra del cultivo de maíz. Los tratamientos que involucraron control mecánico T3 y T4 –con excepción del T5–, generaron una disponibilidad de más de 200 kgN/ha. Por su parte, el nivel de T1 y T2 fue inferior a 180 kgN/ha.
Los tratamientos que penalizaron en mayor medida la disponibilidad de agua útil fueron T3, T4 y T5 con 50, 37 y 42 milímetros, respectivamente. En tanto, los tratamientos T1, T2 y T6, en los cuales se realizó control químico en la salida de la pastura/verdeo, permitieron conservar más de 58 milímetros al momento de la siembra del cultivo de maíz.
El rendimiento del verdeo de invierno (triticale) sembrado el 9 de marzo fue de 2400 kgMS/ha en el T1 y de 3200 kgMS/ha en el T3. Por su parte, El testigo, como era esperable, fue el que permitió alcanzar el mayor rendimiento de maíz (5726 kg/ha), mientras que los tratamientos T1 y T2 (verdeos de invierno) lograron rendimientos muy aceptables en un contexto climático restrictivo.
“En una campaña con precipitaciones inferiores al promedio, los tratamientos que involucraron control químico en lugar de control mecánico resultaron claves en la conservación de humedad para el cultivo de maíz”, explicó Federico. El máximo peso hectolítrico se logró en el T2 con 75,3 kg/hl, mientras que fue muy bajo en el T4 (66,3 kg/hl) y T5 (63,8).
En el segundo ciclo del ensayo (2023/24), el régimen hídrico mejoró notablemente para registrar un acumulado de 1396 milímetros (superior al promedio histórico).
En este caso, los tratamientos T4 y el testigo (T6) son los que permitieron disponer de mayor cantidad de nitrógeno al momento de la siembra: 523 kgN/ha en promedio. “No se observó relación entre el control químico o mecánico a la salida de la pastura/verdeo y el nitrógeno disponible, como sí se había evidenciado en la campaña 2022/23”, comentó el técnico CREA.
“A diferencia de lo obtenido en la campaña 2022/23, en el ciclo 2023/24 ninguno de los tratamientos penalizó en gran medida el contenido de agua útil en el perfil, siendo el tratamiento 1 y 4 aquellos en lo que se registró un mayor contenido de agua útil a pesar de ser secuencias totalmente diferentes”, indicó.
El rendimiento del verdeo de invierno sembrado el 17 de marzo fue de 2869 kgMS/ha en el T1 y de 3387 kgMS/ha en el T3, mientras que el testigo (T6), T1 y T3 fueron los tratamientos que permitieron alcanzar el mayor rendimiento de maíz.
“De manera similar a la campaña anterior, la inclusión del verdeo de invierno en la secuencia de salida de la pastura resultó interesante, pero en este caso con rendimientos equivalentes al testigo, lo que permitió intensificar la rotación sin impacto negativo en el cultivo agrícola de renta”,
“Los tratamientos que extendieron la vida de la pastura con controles mecánicos o químicos fueron los que generaron mayores mermas en el rendimiento del maíz”, advirtió.
“La síntesis de dos campañas contrastantes es que la incorporación de los verdeos de invierno permitieron obtener lo mejor de los dos mundos, con los mayores márgenes por hectárea al combinar ambas actividades, además de los beneficios que la intensificación genera en el largo plazo para fomentar la salud de los suelos”, resumió Federico.
En la jornada el técnico CREA además presentó los resultados de los ensayos de diferimiento de distintos genotipos de maíz y sorgo, evaluación de cultivares de avena, cebada, centeno, triticale, raigrás y consociaciones gramínea-vicia, siembra al voleo de verdeos de invierno sobre maíz tardío e impacto de curasemillas en avena para forraje.
“En el plan de trabajo tenemos entre manos la evaluación de la introducción de la remolacha forrajera en los sistemas, así como la detección de brechas de rendimiento en pasturas y modelos productivos para el mejoramiento de bajos”, concluyó.