29 de noviembre de 2024 en Buenos Aires

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Girasol: Perspectivas para el ciclo 2022/23

El nuevo contexto geopolítico, junto con un mayor apetito importador por parte de India plantean un escenario auspicioso para el girasol argentino.

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En la próxima campaña 2022/23 las naciones productoras de girasol no lograrán compensar el déficit de oferta generado por el conflicto ruso-ucraniano.

Este año, Europa apuntaba a incrementar de manera significativa la producción de girasol luego de que su principal proveedor –Ucrania– quedara fuera de juego por un conflicto bélico con Rusia. Pero eso no podrá ser porque una restricción hídrica –combinada con olas intensas de calor– “barrió” buena parte del cultivo.

En ese marco, el nuevo contexto geopolítico, junto con un mayor apetito importador por parte de India –que en mayo pasado eliminó por el término de dos años los aranceles de importación del aceite de girasol para recomponer reservas internas del producto–, plantean un escenario auspicioso para la oleaginosa argentina (ver gráfico 1).

Gráfico 1. Proyección de variación de superficie de siembra de girasol en principales naciones productoras
Campaña 2022/23 versus 2021/22.

imagen.png

Fuente: International Grains Council (IGC).

“La principal limitante para el cultivo es la disponibilidad de semilla. Durante muchos años, las empresas semilleras produjeron híbridos para una superficie argentina de girasol de 1,70 millones de hectáreas, con más/menos 150.000 hectáreas, y en el ciclo anterior hicieron esfuerzos por incrementar esa cantidad, pero por inconvenientes climáticos eso no se pudo lograr”, explica Juan Martín Salas Oyarzun, integrante del CREA La Vía (región Oeste) y secretario de la Asociación Argentina de Girasol (Asagir).

Una encuesta realizada por Asagir entre empresas semilleras indica que el sector dispone de híbridos suficientes para sembrar el área prevista para la presente campaña, que es de 2,0 millones de hectáreas. Sin embargo, no todos pudieron adquirir en cantidad suficiente los materiales buscados.

“Quienes siembran girasol de manera sistemática se aseguraron semilla de manera anticipada. Ahora quedan aquellos híbridos que no son precisamente los más probados, y en este punto entra en juego la evaluación que haga cada empresa: analizar la conveniencia de sembrar esos híbridos respecto de otros cultivos”, señala Martín.

“A partir de gestiones realizadas por Asagir, se logró disponer de un permiso temporario para importar semilla con genotipos probados en la Argentina; con eso podría eventualmente haber un poco más de oferta interna de semilla proveniente de países limítrofes y de Europa”, añade.

"Si bien el área proyectada de girasol a nivel nacional cubre una superficie de 2,0 millones de hectáreas, restricciones hídricas presentes en Chaco y el norte de Santa Fe podrían reducir esa cifra y generar una mayor disponibilidad de semilla para las provincias de La Pampa y Buenos Aires (que siembran más tarde).

“Cuando en el norte argentino la producción no es buena, los compradores de la zona central –Córdoba y Santa Fe– se dirigen al sur para buscar mercadería y los precios ofrecidos suelen afirmarse a partir de febrero o marzo”, recuerda Martín.

El interés del sector industrial se está reflejando en los valores ofrecidos para la nueva campaña. En los meses de julio y agosto pasado se negociaron –según registros de la plataforma Sio Granos– forwards de girasol 2022/23 por 30.747 toneladas a un valor promedio ponderado de 451 u$s/tonelada. Además, se operaron 6860 toneladas con precio abierto “a fijar” (gráfico 2).

Gráfico 2. Precios de forwards de girasol 2022/23 (enero a abril de 2023) con entrega en Rosario, Bahía Blanca, Quequén y otros destinos no identificados
En u$s/tonelada. Sio Granos.

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“Los precios de los forwards 2022/23 son atractivos, pero en marzo de este año, por el conflicto en el Mar Negro, el valor interno llegó a tocar los 900 u$s/tonelada y ese recuerdo está fresco entre los productores. Si hay hambre de girasol en el mundo y somos un proveedor confiable, quizás los precios internos puedan mejorar”, afirma.

Salas: “Si hay hambre de girasol en el mundo y somos un proveedor confiable, quizás los precios internos puedan mejorar”.

Salas: “Si hay hambre de girasol en el mundo y somos un proveedor confiable, quizás los precios internos puedan mejorar”.

El interés también se extiende hacia los híbridos de girasol alto oleico, que en el mercado disponible pueden llegar a registrar diferenciales de hasta 100 u$s/tonelada respecto del girasol convencional.

“En los últimos años ha habido una mejora importante en el potencial de rendimiento de los híbridos alto oleico; sin embargo, en determinadas regiones algunos materiales adolecen de una falta de estabilidad en la proporción correspondiente de ácidos grasos oleicos. Esa es una queja recurrente de la industria, que recibe partidas que a menudo no alcanzan el nivel de aceite de girasol alto oleico”, remarca Martín (ver recuadro).

El directivo de Asagir está muy entusiasmado con lo que sucederá con el cultivo en la próxima campaña, ya que considera que podrán lucirse los avances logrados en la cadena girasolera.

“El precio del girasol fuera de cosecha se sostiene desde hace varios años, algo que antes era un problema para el desarrollo del cultivo en el país. Contamos con oferta de forwards que, si bien pueden no convencer, generan una referencia de precios para los productores. Y gracias al Proyecto Brechas de Asagir disponemos de información orientada a optimizar los rendimientos a través de la fertilización”, expresa Martín.

“La bonificación por materia grasa es uno de los aspectos más destacables del girasol respecto de otros cultivos, ya que eso realmente empuja a los semilleros a desarrollar una genética apropiada. En los ciclos con problemas climáticos, eso marca una gran diferencia para los planteos afectados por rendimientos menores a los esperados”, agrega.

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Juan Martín Salas

Juan Martín Salas

Genética

Por medio de la resolución 694-E/17 las autoridades del Instituto Nacional de Semillas (Inase) dispusieron que, desde julio de 2018, las empresas semilleras deben indicar el tipo de aceite producido por cada híbrido al momento de solicitar su inscripción en el Registro Nacional de Cultivares. La norma define al girasol oleico como aquel cuyo aceite -obtenido de la molienda y análisis de sus granos F2 (producto de cruzamientos de dos híbridos F1)- tiene un contenido de ácido oleico mayor al 80% con expresión suficientemente estable. Por su parte, el suboleico es aquel que tiene un contenido de ácido oleico en promedio superior al 39,4% e inferior al 80,0%, mientras que el linoleico no debe exceder una proporción de 39,4% de oleico “salvo justificadas excepciones”. En los fundamentos de la medida se indica que es “fundamental que se identifique el tipo comercial que regularmente produce cada cultivar con el objetivo de identificar qué aceite desea producir cada productor y anticipar la mejor forma de comercialización para tal perfil acídico”.

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