Las fuertes heladas que se registraron durante el mes de julio en Tucumán, provocaron pérdidas en la producción de caña de azúcar que podrían agudizarse en los próximos meses. Se estima que hacia el sur de la provincia, donde el fenómeno causó más daños, podría quedar una importante superficie de caña sin cosechar, debido a que no poseen condiciones aptas para su molienda. Los productores afrontan el desafío de acelerar la zafra para perder menos rendimiento y calidad, y de limpiar los lotes que están muy deteriorados, a pérdida, para que queden en condiciones de volver a producir en 2025.
“En esta zona no creo que los ingenios azucareros continúen moliendo después del 15 de octubre, porque están bajando los rendimientos y la calidad del jugo se va a seguir deteriorando. O sea, estamos con la cuenta regresiva, cuando todavía deberían quedar tres meses de zafra”, alertó Jorge Simón Dublé, miembro del CREA Cañaverales y empresario de la localidad de Aguilares, ubicada al sur de Tucumán, la zona que recibió el mayor impacto por las bajas temperaturas. Este grupo CREA está conformado por siete productores de caña de azúcar de diferentes zonas de Tucumán, y todos fueron afectados por la helada, aunque con diferentes niveles de intensidad.
Según detalla un informe de la Sección Sensores Remotos y SIG de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC), “este año ocurrieron heladas intensas y de larga duración en la mayor parte del área cañera. Si bien durante mediados y fines de mayo ya se habían registrado bajas temperaturas en algunas localidades, durante el mes de julio, principalmente entre los días 11 al 16, ocurrieron los fríos más fuertes y prolongados”.
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En el centro y sur del área cañera, desde el departamento Famaillá hacia el sur, el fenómeno provocó muy bajas temperaturas, de hasta -6º, con 40 horas de duración. Allí se observaron cañaverales con daños muy severos, de manera general y homogénea. En el norte de la provincia, en cambio, se registraron zonas con heladas menos graves e incluso suaves en cercanías del Pedemonte norte.
El trabajo advierte que, “en base al avance de cosecha, teniendo en cuenta las características de las heladas registradas en el mes de julio, que obligarán a realizar un despuntado mayor al habitual, asociado a un escenario favorable para quema, que provocarán disminución de peso y calidad de los tallos, y la necesidad ocasional de abandonar la cosecha de algún sector del cañaveral por falta de calidad de los jugos, habrá una caída de disponibilidad de materia prima ligeramente superior al 10%. Dependiendo en alto grado de lo que suceda desde ahora hasta el final de zafra, con las condiciones relativas a lluvias, temperaturas, accidentes de quema, ritmo de molienda, etcétera, el valor final de volumen de caña para molienda de esta zafra 2024, estará en el orden de las 17,5 millones de toneladas”.
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Cosecha de caña de azúcar
Manuel Ponce, asesor del CREA Cañaverales, explicó que la “Argentina posee una de las regiones productivas de caña de azúcar más australes del mundo, similar a la situación de Sudáfrica y Australia. Todas las otras zonas de producción, como Brasil, Cuba y Colombia, son tropicales. Esta característica de nuestra región hace que tengamos un mayor riesgo de heladas, que este año fueron muy fuertes, debido al ingreso de aire polar por el sur de la provincia, que luego se recostó hacia el oeste”.
“El frío por debajo de cero grados transforma en hielo el contenido líquido de la caña de azúcar. Ese congelamiento rompe las células y se produce una mortandad de tejidos. Desaparece el verde y empieza a aparecer un color marrón de sequedad. Al no tener clorofila, que es la fábrica de cualquier vegetal, el cultivo entra en una meseta donde no crece, ni madura; no genera más kilos ni más azúcar”, advirtió.
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Caña afectada por una helada.
“Ahora los niveles de acumulación de azúcar quedaron quietos y, con el correr del tiempo, van a empezar a caer las curvas de maduración. La helada nos puso un techo y no vamos a alcanzar la producción que teníamos planificada”, añadió el asesor.
Antes del evento, toda el área cañera venía registrando un año con un balance hídrico excelente, de manera tal que se proyectaba una campaña con muy buena producción.
Eduardo Romero, coordinador del subprograma Agronomía de la Caña de Azúcar de la EEAOC, señaló que “en el momento de las heladas sólo se había llegado a realizar el 30% de la cosecha debido al atraso que provocaron las lluvias caídas en mayo y junio”.
Posteriormente, en el mes de agosto, ayudó que el clima se mantuvo fresco, con noches frías, lo que evitó que el deterioro sea exponencial y que sea necesario dejar de cosechar.
“En septiembre, cuando sube la temperatura y aumentan las lluvias, los niveles de azúcar caen abruptamente. Estimamos que, a fines de septiembre, la caña no va a tener un valor rentable para ser cosechada. Entonces es probable que los ingenios bajen las persianas, y pueden quedar entre 15.000 y 20.000 hectáreas sin cosechar”, alertó Romero.
¿Cómo repercute esta situación en la actividad de los productores? “Bajan las rentabilidades, lo cual afecta directamente la planificación comercial y financiera de las empresas”, afirmó Ponce. En cuanto a las acciones más urgentes, explicó que los empresarios afectados por la helada tienen la necesidad de acelerar la cosecha e ingresar más rápido con la caña a la industria para que transformen el cultivo en azúcar.
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Integrantes del CREA Cañaverales (región NOA)
“No demorarse. Conocer muy bien los sitios de mayor afectación, a dónde se debe acudir primero con la máquina. Habrá que analizar hasta dónde despuntar y cuánto se va a deteriorar la cantidad de azúcar que contenga la caña”, indicó el asesor. “Llamamos despunte al tramo que cortamos arriba de la caña, que más se hiela. A medida que pasa el tiempo, se descompone el tejido con mayor severidad, entonces tenemos que empezar a bajar el nivel de corte del despunte con la máquina”, detalló.
En el centro y sur de la provincia, una manera tradicional de enfrentar una helada era arrancar la cosecha por el este, donde están los cañaverales más afectados, y continuar hacia octubre por el oeste, donde se ubica la región de Pedemonte, que suele ser la menos afectada y que tiene menos calidad de azúcar.
“El tema es que este año todos los cañaverales en el centro y sur están afectados por igual, entonces hay que cambiar la estrategia e ir a cosechar los más cercanos, que en el arranque tienen más azúcar, priorizando las cañas más jóvenes para asegurar la producción el año que viene”, dijo Romero.
“Respecto de la caña que quede sin levantar, el problema es que está tan deteriorada que no sirve dejarla en pie para el año que viene. Así que hay que cosecharla y tirarla, sino en 2025 los tallos van a estar secos y no van a dejar crecer el rebrote”, señaló.
Por su parte, Simón Dublé opinó que “hay que trabajar rápidamente para evitar el riesgo de quedarse con caña sin cosechar y que el ingenio la rechace. El jugo de los brotes se deterioró de tal manera que no se transforma en azúcar. Entonces hay que bajar el despunte en la máquina”. Además, señaló que “aunque la caña esté helada, hay que cosecharla igual y tirarla al suelo para volver a plantar”.
Las condiciones actuales para la cosecha son buenas. No obstante, a partir de septiembre podrían complicarse. “Con los calores y con la lluvia, empieza a bajar la producción de azúcar, con lo cual es incierto el final de la zafra”, concluyó.