“Esas condiciones favorecen la valorización de los campos, independientemente de la actividad que se desarrolle: ya sea por la madera, la caña de azúcar o el avance de la agricultura desde las zonas más productivas hacia las tierras bajas. Vemos una región con potencial, dinámica, que nos abre la mente y nos permite imaginar un futuro distinto para el norte argentino”, afirmó.
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Socas destacó que el viaje permitió observar modelos de planificación a largo plazo. “Vimos empresarios que pueden pensar a varios años. Los desarrollos agrícolas, por ejemplo, están organizados con flujos de fondos a cinco o diez años, que seguramente se van a poder cumplir porque la estabilidad lo permite. Además, observamos que las sociedades y el destino de los productos, tanto ganaderos como forestales, son más ordenados y eficientes. Las cadenas de valor están más estructuradas y cada eslabón cumple su función. Creemos que eso es algo que todavía nos falta en Argentina y que ojalá podamos alcanzar en algún momento”.
Según Socas, la experiencia resultó relevante no solo para su región: “El viaje fue muy significativo para nosotros y creemos que puede ser interesante para otras regiones. Tuvimos un acompañamiento importante de miembros CREA y asesores paraguayos”. En ese sentido, mencionó la participación de César Franco, coordinador general de CREA Paraguay, y de Claudia González, recientemente designada presidenta de la asociación, quien acompañó parte de la recorrida.
Reconversión de los suelos
Durante la visita, el grupo recorrió cuatro establecimientos pertenecientes a los grupos CREA Caazapá y Forestal, ubicados en el sureste de Paraguay. “La Asociación Paraguaya de CREA tiene diez grupos. Nosotros visitamos el CREA Caazapá, que reúne 11 miembros cuyos campos se ubican en un radio de 35 kilómetros, lo que facilita la dinámica del grupo. Son todos establecimientos ganaderos, salvo uno que trabaja con un sistema silvopastoril”, explicó Socas.
Las empresas visitadas abrieron sus puertas bajo la filosofía del Movimiento. “Fuimos muy bien recibidos y nos mostraron todo con total apertura, en línea con la metodología CREA. Nos aportaron muy buena información, tanto física como económica”, añadió.
Winkler destacó el perfil de los establecimientos. “Son empresas familiares que integran a los hijos jóvenes en las reuniones. Eso muestra una apuesta fuerte al recambio generacional y al compromiso con la continuidad del modelo”.
Uno de los aspectos que más llamó la atención del equipo argentino fue el desarrollo agrícola en campos bajos, tradicionalmente utilizados para ganadería extensiva. “Fue muy interesante desde el punto de vista técnico. Observamos cómo, mediante sistemas de drenaje y protección, lograron transformar suelos de baja productividad ganadera en superficies aptas para agricultura, con cultivos de soja y, en menor medida, maíz y trigo”, señaló Socas. “Incluso encontramos experiencias de riego por surcos, aspersión y pivot central, que mejoran la eficiencia en el manejo del agua”.
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Según detalló, gran parte de estos desarrollos fueron impulsados por inversores brasileños con experiencia en el manejo de suelos similares. “Son empresarios que llegan con conocimientos previos y capacidad financiera para asumir los riesgos que implican estas inversiones. Sin embargo, también vimos casos liderados por jóvenes paraguayos, con mucho empuje y optimismo por consolidar estos sistemas productivos”.
Otro punto destacado por el grupo fue el enfoque asociativo que prevalece en la región. “Encontramos una fuerte actitud colaborativa entre quienes aportan la tierra, el capital de riesgo, el conocimiento técnico en drenaje y el gerenciamiento de las empresas. Hay muchas relaciones cruzadas entre los actores que llevan adelante los proyectos, y eso potencia el desarrollo”, indicó.
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Otras producciones
Durante la recorrida, el grupo también visitó establecimientos dedicados a la ganadería, la forestación y el cultivo de caña de azúcar. Winkler compartió algunas observaciones sobre los sistemas ganaderos: “En promedio, vimos índices reproductivos y productivos muy buenos, considerando que se trata de una región del norte, donde la vegetación es de baja calidad proteica para recrías y terneros. Aun así, alcanzan un peso de destete cercano a los 160 kilos y tasas de preñez superiores al 70%. La merma es alta, del 18%, en parte por problemas de sanidad, pero también por el robo de terneros ya marcados, algo que nos comentaron como un desafío habitual”.
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En relación a la actividad forestal, destacó la integración de la producción maderera a los sistemas productivos de la región: “Los suelos colorados del norte son naturalmente aptos para la forestación por su profundidad. A diferencia de Argentina, en Paraguay hay una industria maderera más desarrollada, con presencia de aserraderos, pasteras y plantas que demandan grandes volúmenes. Eso genera un mercado activo y precios atractivos para la madera bien tratada. Se mencionaba, por ejemplo, la realización de podas hasta los 11 metros de altura porque el mercado paga ese tipo de calidad. En Argentina es muy difícil encontrar ese nivel de demanda”.
Socas sumó una experiencia puntual sobre este rubro: “Visitamos una empresa forestal de gran escala, con un manejo muy prolijo. Nos llamó la atención la calidad del trabajo y, en particular, el volumen de madera que destinan a la producción de laminados, una película fina que se utiliza para recubrir muebles. En esa empresa, el 80% de la producción se orientaba a ese destino, lo que le otorga un alto valor agregado. La industria forestal en Paraguay todavía es pequeña, pero está creciendo a buen ritmo”.
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La caña de azúcar también forma parte del paisaje productivo en la región. “En Caazapá observamos el desarrollo de esta industria, que incluso incorpora maíz junto a la caña para la producción de alcohol. La caña es un cultivo tradicional en la zona, que le otorga rentabilidad a la tierra y ya había generado demanda de campos incluso antes del avance de la agricultura”, sostuvo Winkler.
Factores de riesgo
Winkler señaló que Paraguay logró avances en distintos planos. “Desde lo técnico, lo personal, lo gremial y lo grupal, tienen logros que en Argentina todavía no alcanzamos, y eso se debe, en buena parte, a la estabilidad que mantuvieron durante muchos años. Tienen una inflación promedio del 4% anual. A mi entender, el principal problema que enfrentaban era la falta de medición en los sistemas productivos, especialmente en ganadería, aunque eso se está corrigiendo con la incorporación de la metodología CREA, que les brindó herramientas para tomar decisiones con mayor información”.
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Otro factor que afecta a los productores paraguayos, según Winkler, es la inseguridad sobre la tenencia de la tierra. “La invasión de campos por parte de pobladores cercanos es una amenaza real. Por eso, desde lo gremial, los grupos CREA trabajan en el vínculo con la política local, intentando explicar sus prácticas y estrategias. Muchos desmontes y aperturas agrícolas comenzaron como una forma de delimitar los lotes para frenar las invasiones y reducir el abigeato, que sigue siendo un problema serio”.
Socas coincidió en que, si bien el contexto económico es favorable, también enfrentan desafíos. “Tienen ventajas como baja inflación, acceso a crédito y una estabilidad que permite planificar, pero también observamos una inseguridad social muy marcada. El abigeato condiciona directamente la producción, y existen riesgos concretos de ocupación de tierras, a veces con apoyo político. Es una situación compleja”.
Socas agregó que esas dificultades sociales también impactan en las decisiones productivas. “A pesar de todo, siguen trabajando y adaptando sus sistemas. En algunos casos, la agricultura no avanza solo porque es rentable, sino porque es una forma de evitar el robo de hacienda. En zonas donde la ganadería sería inviable por cuestiones de seguridad, optan por cultivos, que pueden proteger mejor”.
Cultivar vínculos
Durante las recorridas, los anfitriones compartieron experiencias vinculadas a la dirección estratégica y la gestión empresarial. “Nos hablaron de toda la capacitación recibida a través de CREA”, explicó Socas. “Los conceptos que manejan son sólidos, claros y bien incorporados. Se nota una apropiación profunda de la metodología y una mirada estratégica instalada en sus empresas. Incluso en temas sensibles, como las dinámicas de empresa familiar, compartieron detalles con naturalidad. Fue interesante escuchar qué decisiones tomaron para enfrentar problemas y encontraron soluciones”.
Uno de los principales objetivos del viaje fue fortalecer los lazos entre los miembros de la región. “Nos sirve para seguir cultivando una red de vínculos”, afirmó Socas. “De los ocho grupos CREA activos en la región Litoral Norte, vinieron todos menos uno, y también participaron representantes de los dos grupos en formación. Estuvieron presentes todos los asesores de los grupos activos, además del asesor y dos integrantes del grupo en formación de Misiones”.
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El encuentro permitió compartir espacios informales que reforzaron la integración. “Se generaron vínculos muy valiosos porque compartimos dos días de viaje, charlas, discusiones y momentos de camaradería”, contó Socas. “El jueves a la noche hicimos una actividad informal, donde descubrimos guitarristas y cantores excelentes. Fue muy divertido. Eso siembra cosas importantes para la región”.
Winkler destacó la apertura y calidez con la que fueron recibidos. “Ellos están muy agradecidos por todo lo que aprendieron de Argentina. Nos contaron que muchas de sus prácticas surgieron de técnicas que conocieron a través del vínculo con CREA. El agradecimiento es muy genuino. Nos recibieron con los brazos abiertos, con generosidad y humildad. Uno se siente en casa cuando va allá”.