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“Somos una empresa que le da muchísima autonomía a nuestros globers (empleados) y trabajamos en lo que llamamos la pirámide invertida; en las organizaciones tradicionales la estructura es piramidal, con un jefe que esta arriba de todos, mientras que nosotros invertimos esa pirámide, el management de la compañía está abajo y lo que hace es recibir todo lo que van generando los equipos que están arriba; esa es la manera en la que nosotros definimos nuestra cultura organizacional”, explicó.
Si bien la compañía –como toda organización creadora de riqueza en el rubro digital– promueve el trabajo remoto, el gerente de Globant dijo que también es necesario promover ambientes en los cuales los más jóvenes puedan interactuar cara a cara con aquellos profesionales de mayor experiencia, así como propiciar encuentros casuales entre integrantes de diferentes áreas de la compañía.
“En Global Argentina tenemos diez oficinas en diferentes regiones del país y cada una de ellas logró establecer su propia idiosincrasia y espacios de comunidad”, apuntó.
Con ciclos tecnológicos que son cada vez más cortos, la flexibilidad de los equipos de trabajo es una condición esencial para poder dar respuestas a las exigencias planteadas por las distintas demandas.
“Estamos siempre en versión beta: nos estamos reinventando de manera constante”, manifestó Salvatierra. “Buscamos que los globers encuentren ellos mismos la manera de reinventarse cada vez que la compañía necesita direccionar algo”, añadió.
El desafío –remarcó– es generar ambientes en los cuales las personas puedan expresar todo su potencial y adquirir nuevos conocimientos de una forma más dinámica y rápida. Para eso implementaron una organización diseñada para armar equipos flexibles que puedan operar de manera descentralizada.
“Tenemos diferentes estudios: el de control de calidad, de desarrollo móvil, de aplicaciones web, entre muchos otros, que son las especializaciones, y por otro lado tenemos la forma en la que organizamos a los equipos de cara a nuestros clientes, que los llamamos pots, y cada uno tiene una metodología de trabajo con roles definidos”, comentó.
El hecho de que cada integrante de los pots tenga una especialización y una responsabilidad determinada facilita la autonomía en la toma de decisiones de los desarrollos y soluciones provistas a cada cliente designado.
Los pots, que pueden estar integrados por desarrolladores de software, project managers o especialistas en datos –depende del cliente que deban atender–, coordinan la dinámica y la metodología de su propio trabajo con el objetivo, por supuesto, de cumplir con la meta asignada en el los plazos adecuados.
“Eso implica que esos equipos van generando valor agregado a los clientes de manera autónoma sin intervención de una autoridad central”, resaltó Salvatierra.
“Todas las industrias y sectores tienen un gran desafío por delante, que son los cambios generacionales combinados con el avance tecnológico; no importa en qué rubro se encuentren”, concluyó.